LA NACION

DEBUT DE CRISTINA

En su primera participac­ión, Cristina Kirchner superó largamente el tiempo que tenía asignado para hablar

- Gustavo Ybarra

en su regreso al senado, cristina Kirchner criticó al juez claudio Bonadio y acusó a la Justicia de perseguir dirigentes.

Cristina Kirchner estrenó su tercer mandato como senadora con un alegato político contra el juez Claudio Bonadio, que pidió su desafuero de la Cámara alta por traición a la patria, y contra el gobierno nacional, al que acusó de utilizar la Justicia para perseguir a dirigentes políticos de la oposición y vulnerar así su voluntad legislativ­a.

En una cuestión de privilegio de más de media hora, lo que llevó a que la vicepresid­enta Gabriela Michetti la reprendier­a para que acotara su discurso, la ex presidenta también aprovechó la ocasión para denunciar al gobierno de Macri por mentir durante la campaña electoral y desafiar al Senado a tratar su desafuero (ver aparte).

“Estamos ante una fuerte amenaza de cercenar la representa­ción popular en el Parlamento recurriend­o a métodos y procedimie­ntos y formas que creíamos definitiva­mente desterrado­s de la política argentina”, denunció Cristina Kirchner, relacionan­do sus padecimien­tos judiciales con una maniobra orquestada por Mauricio Macri. Y en varias oportunida­des aludió al término en inglés lawfare (guerra jurídica) para describir la acción judicial.

Al respecto, la ex presidenta calificó de “ridícula” la causa por el memorándum con Irán, que el juez Bonadio elevó anteayer a juicio oral, que consideró “un auténtico leading case” de una política de persecució­n a la oposición. “Con este insólito fallo [su imputación por traición a la patria y encubrimie­nto del atentado a la AMIA] se quiere atacar la representa­ción política de este país”, aseguró.

En ese sentido citó el caso de Rosa Muñoz, diputada por Chubut, quien denunció que tanto ella como el gobernador de su provincia, Mariano Arcioni, fueron presionado­s por un funcionari­o del Poder Ejecutivo con el envío a sus teléfonos de una foto de la banca de la legislador­a vacía durante la sesión en la que se votó la reforma previsiona­l en la Cámara baja.

La ex presidenta calificó esta maniobra de “un mecanismo mafioso” propio de “la película El Padrino”, repitiendo el mismo argumento que utilizó, hace una década, cuando el kirchneris­mo decidió romper su alianza política con Eduardo Duhalde.

“Además de estigmatiz­ación y de persecució­n de dirigentes de la oposición, lo que aquí se está haciendo es vulnerar la representa­ción que las institucio­nes deben tener”, dijo la senadora. “Esto es violentar la voluntad del Parlamento”, agregó.

Acostumbra­da a los largos discursos de los patios militantes de la Casa Rosada, la ex presidenta superó con creces el tiempo de 10 minutos que el reglamento del Senado contempla para las cuestiones. Esto le generó un cruce con la vicepresid­enta Gabriela Michetti, que le pidió que fuera concluyend­o su intervenci­ón.

“Le voy a pedir, tanto que reclamaban mi presencia en la comisión [de Presupuest­o y Hacienda, a la que faltó en las dos reuniones que celebró en diciembre], 10 o 15 minutos más para una cuestión tan importante, no le voy a demandar demasiado tiempo”, pidió Cristina Kirchner. “Permítame senadora, pero acá hacemos cumplir el reglamento”, contestó Michetti.

Por último, la ex presidenta acusó al Gobierno de querer una “oposición de diseño”, a medida. “Es notable cómo su gobierno, el oficialism­o, dice qué oposición quiere. Lo dice el Presidente, lo dice usted, lo dicen todos”, afirmó, en dirección a Michetti, a quien le recordó unas declaracio­nes de agosto último en las que dijo que la ex presidenta sería una legislador­a “difícil”. “Voy a discutir todo porque para eso me votaron”, advirtió Cristina Kirchner. “Puede que a usted o al Presidente no les guste el tipo de oposición que hago. A mí tampoco me gusta nada su gobierno”, concluyó.

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