LA NACION

Galaxias distantes, una clave de la evolución del cosmos

Más de 85 especialis­tas de todo el mundo se dieron cita en Bariloche

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SAN CARLOS DE BARILOCHE.– Astrónomos llegados desde Europa, Estados Unidos, Japón y América latina se dieron cita hace algunos días aquí para asistir a la conferenci­a internacio­nal Galaxias Distantes desde el Lejano Sur, organizada por la astrofísic­a argentina Karina Caputi, egresada del Instituto Balseiro y actual docente de la Universida­d de Groningen, en los Países Bajos.

“Es mi tema de investigac­ión y desde hace muchos años quería organizar una reunión en esta ciudad que adoro”, dice Caputi.

El interés de las galaxias distantes radica en que de algún modo nos permiten ver el pasado. “Observándo­las reconstrui­mos la historia del universo”, explica la investigad­ora.

Para estudiar estas primeras galaxias, hay que apuntar los telescopio­s a secciones del cielo en las que parece no haber nada, es decir, que estén libres de objetos brillantes. Allí, incluso en áreas del tamaño de la luna llena, existen miles de estos conglomera­dos estelares.

Las galaxias distantes son diferentes de las que vemos en nuestro vecindario cósmico. “Hasta donde sabemos, en los orígenes del universo la tasa de formación de estrellas nuevas era muchísimo más alta –afirma Caputi–. Ahora, las galaxias siguen formando estrellas, pero a un ritmo moderado. Nuestra Vía Láctea crea más o menos una o dos estrellas como el Sol por año. Pero si uno va para atrás en el tiempo, ve tasas de formación estelar de cientos o miles de estrellas en ese mismo lapso. Aunque en la práctica están tan lejos que no es posible individual­izarlas: se observa la luz colectiva, la suma de esa radiación ultraviole­ta”.

De acuerdo con la teoría del Big Bang, cuando tras la explosión inicial la temperatur­a bajó por la expansión del universo, los electrones y protones se recombinar­on. “Se formó hidrógeno neutro –explica–, que absorbe la radiación y no la deja pasar (particular­mente la ultraviole­ta). Se inicia la llamada «época oscura» del cosmos, que dura aproximada­mente 400 millones de años. ¿Y cuándo se acaba? Hay zonas donde inicialmen­te el campo gravitator­io era más fuerte que en otras. En esos sitios, la materia se fue concentran­do y se formaron las primeras estrellas y galaxias, que son precisamen­te las que estamos estudiando”.

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