Incinerar los residuos
Recientemente se informó que los gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de la CABA evaluaban con hermetismo un proyecto que incluía principalmente la incineración como modo de tratamiento final de los residuos para generar energía. En la búsqueda de consenso para la nueva iniciativa, sus impulsores la presentan como tecnología limpia y amigable con el medio ambiente. Y, como si se tratara de responsabilidades ajenas, la justificación expone los magros resultados obtenidos con relación a las metas previstas por la ley de basura cero relativas a la reducción gradual de residuos enviados a su confinamiento en rellenos sanitarios. Asociado a ello, se exhiben como insuficientes los niveles de procesamiento de residuos reciclables que desde 2013 tienen a su cargo 12 cooperativas de cartoneros en la CABA. El proyecto se sostiene en argumentación totalmente opuesta a lo que se desprende de los últimos acuerdos ambientales internacionales y a lo que se establece en una reciente comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo. Allí se ratifica, como prioridad, la minimización en la generación de residuos (prevención) y su reciclado. Además, la opción recomendada para los residuos biodegradables es la de recuperación de energía en forma de digestión anaerobia. Luego de eso recién aparece como alternativa la incineración, siempre y cuando se trate de un nivel elevado de recuperación de energía. Que el estado actual de la gestión de los residuos no sea el deseable no significa que haya que alterar el orden de la jerarquía que debe regirla. Las metas de reciclado no se alcanzan porque el gobierno no ha hecho lo suficiente. La incineración en cualquiera de sus formas es incoherente con objetivos de reciclado más ambiciosos, recibe fuertes cuestionamientos en aspectos relativos al cuidado de la salud y además es más costosa a pesar de requerir menos mano de obra.
Pablo Javier Schamber
DNI 20.899.637 Francisco Martín Suárez DNI 17.331.628