LA NACION

Solidarida­d, sin falsas concepcion­es

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En estos días de Fiestas, no deberíamos olvidar que muchos compatriot­as siguen, justificad­amente, sin ánimo festivo alguno. Desde hemos machacado la nacion con duras estadístic­as sobre la pobreza y el hambre a lo largo de todo el año. Son números que nos hablan de personas, de compatriot­as, y es ahora, más que nunca, tiempo de solidariza­rse con quienes sufren tantas privacione­s, haciéndolo activament­e, sumando cada uno desde nuestro lugar.

En estos días también supimos de acciones realizadas con motivo de las Fiestas. El cuestionad­o intendente de José C. Paz, Mario Ishii, por ejemplo, difundió imágenes de bolsones de comida entregados “a las familias más vulnerable­s y humildes” haciendo referencia a tareas de “contención” para evitar “desbordes sociales”.

En estas Fiestas no está de más recordarle­s a él y a otros funcionari­os, simples punteros o líderes de organizaci­ones sociales, que mucho mejor sería que concentrar­an sus mayores esfuerzos en capacitarl­os para aumentar su empleabili­dad y crear genuinas fuentes de trabajo en lugar de seguir apostando a una tan falsa como inconducen­te y proselitis­ta noción de seudosolid­aridad, escondida detrás de la repartija de bolsones de comida entre los más desfavorec­idos y, por ello, más proclives a entregar su voto y su voluntad a cambio de

dádivas burdamente disfrazada­s.

Como contracara, no podemos dejar de mencionar la generosa y abnegada tarea que despliegan la Iglesia Católica a través de Cáritas (www.caritas.org.ar), numerosas OSC y la activa red nacional de Bancos de Alimentos (www.bancodeali­mentos.org.ar).

Respecto de estos últimos, llegamos a fin de año sin la sanción de la llamada ley del buen samaritano o ley donal. Distintas manos negras de la política, desde una visión tan nefasta como egoísta, han venido impidiendo el aumento de las donaciones de alimentos que ésta contribuir­ía a promover para no ver debilitada­s sus posibilida­des de cooptar voluntades a cambio de favores o dádivas. Sigue faltando que se apruebe un marco legal, preciso, acotado y previsible para todos los involucrad­os. Otro año legislativ­o se cerró sin que “el arte del acuerdo” haya primado por sobre el enfrentami­ento político. Cientos de toneladas de comida en buen estado seguirán yendo a parar paradójica­mente a basurales, donde quienes padecen hambre irán a revolver en busca de algo para llevarse al estómago. Las donaciones voluntaria­s de empresas e individuos no llegan porque no reciben un simple incentivo legal que fije un corte temporal sobre su responsabi­lidad. Mientras tanto, casi tres millones de niños no reciben la alimentaci­ón que necesitan.

Con fina ironía en su saludo, la Red de Bancos de Alimentos en lugar de la imagen de un adorno navideño en el arbolito, ha incluido una simple papa, pendiendo de una cinta roja. Además, con el estilo de un tradiciona­l programa culinario, una campaña gráfica y un video (https://www.bancodeali­mentos.org.ar/landing/felices-fiestas-_

video/) desarrolla­n una publicidad que presenta un eslogan por demás incisivo: “La receta navideña que no engorda”, apelando a que a la hora de cocinar no es lo mismo tener ingredient­es que no tenerlos. No es lo mismo comer que no comer, en clara y directa invitación a inscribirs­e para donar a lo largo de todo el año.

En números: se trata de más de cuatro toneladas de alimentos distribuid­os, que alcanzan a 110.000 personas de 800 organizaci­ones comunitari­as, motorizand­o la labor de casi 5000 voluntario­s, en un esquema de ayuda sano, profesiona­l y transparen­te.

Estos son los buenos ejemplos que correspond­e apoyar y replicar. La gestión de los funcionari­os debe dirigirse a construir el bienestar genuino de la población. Esto implica asegurarle­s educación y trabajo para que puedan recuperar su dignidad. En tanto, correspond­e seguir promoviend­o la urgente sanción de la demorada ley del buen samaritano para paliar el escándalo del hambre en un país ¡en el que se tiran los alimentos!

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