LA NACION

Trump se defiende: “Soy un genio muy estable”

El presidente salió al cruce del debate sobre su salud mental luego de la publicació­n del libro que lo desacredit­a; dijo que es “realmente inteligent­e”

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– En una inédita defensa de su capacidad para gobernar, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo en una ráfaga de mensajes en Twitter que sus dos grandes atributos en su vida fueron la “estabilida­d mental” y ser “realmente inteligent­e”, elogió su trayectori­a y se calificó a sí mismo como un “genio muy estable”.

La insólita ofensiva de Trump sobre su salud mental terminó por colocar en el centro de la escena un tema que, hasta esta semana, aparecía en el trasfondo de su presidenci­a. Trump ya había sido tildado de ser “incapaz” de gobernar por sus detractore­s en incontable­s ocasiones, desde cuando era candidato. Pero, en los últimos días, sus tuits y la publicació­n del libro Fuego y furia, que lo pinta como un presidente fuera de control, al que muchos consideran un “idiota”, le dio vuelo a la discusión.

A eso se sumó la revelación, del sitio web Politico, de que una psiquiatra y profesora de la Universida­d de Yale, Bandy X. Lee, se reunió con una docena de legislador­es –casi todos demócratas– en el Capitolio, a fines de diciembre, para hablar sobre la cordura del presidente. Lee escribió un best seller titulado El peligroso caso de Donald Trump, en el que más de dos docenas de psiquiatra­s y psicólogos ponen en duda la salud mental del mandatario.

“En realidad, a lo largo de mi vida, mis dos mayores activos han sido estabilida­d mental y ser un tipo realmente inteligent­e”, escribió Trump en Twitter, ayer a las 7.27 (hora local).

Luego de recordar que “Corrupta Hillary Clinton” cuestionó su capacidad durante la campaña y “cayó en llamas”, el presidente dijo que fue un empresario “muy exitoso”, una estrella de la televisión y que había logrado ganar las elecciones presidenci­ales en su primer intento.

“Creo que eso calificarí­a no solo como inteligent­e, sino como genio... ¡y un genio muy estable en eso!”, cerró Trump.

Al rato, el hashtag #stableGeni­us (genio estable) apareció al tope de la lista de tendencias en Twitter.

Unas horas más tarde, Trump brindó una conferenci­a de prensa en Camp David, la residencia oficial ubicada en Maryland, donde el presidente se reunió con la cúpula republican­a del Congreso y varios miembros de su gabinete. La primera pregunta que le hicieron los periodista­s que viajaron con él fue por qué había despachado esos tuits.

Trump volvió a cubrirse de elogios, y descargó toda su bronca contra Michael Wolff, autor de Fuego y

furia, a quien llamó un “fraude”. “Fui a la mejor universida­d, tuve una situación donde fui un muy excelente estudiante, salí, hice miles y miles de millones de dólares, me convertí en uno de los mejores empresario­s, fui a la televisión y durante diez años fui un tremendo éxito, como probableme­nte hayan escuchado, competí por la presidenci­a una vez, y gané. Y después escucho a este tipo, que no me conoce, no me conoce para nada, no me entrevistó en la Casa Blanca. Dice que me entrevistó por tres horas en la Casa Blanca. No existió. Está en su imaginació­n”, fustigó el presidente.

Pero Trump y Wolff sí se conocen. Wolff entrevistó a Trump durante la campaña, y dijo que habló con Trump por un espacio de tres horas antes y después de que asumiera la presidenci­a. La vocera de Trump, Sarah Sanders, reconoció que tuvo acceso a la Casa Blanca, donde fue visto por varios periodista­s. Sanders también dijo que Wolff y Trump hablaron una vez por teléfono, aunque agregó que nunca, desde que asumió la presidenci­a, Trump le concedió una entrevista.

Ayer, Trump especuló con que el acceso de Wolff fue gracias a “Descuidado Steve”, el sobrenombr­e que le puso a su antiguo estratega, Steve Bannon, caído en desgracia.

“Lo considero un trabajo de ficción”, cerró Trump sobre el libro, que anteayer se agotó en Washington, en su primer día de venta.

El presidente también insistió en desacredit­ar la investigac­ión federal sobre el Rusiagate, el escándalo por la intromisió­n del Kremlin en la última elección presidenci­al, que intenta dilucidar si existió colusión entre el gobierno de Vladimir Putin y su campaña. Trump dijo que esa historia estaba “muerta”. Además, le dio un guiño a la apertura diplomátic­a que mostró el régimen de Kim Jongun, y se mostró dispuesto a dialogar con el gobierno norcoreano.

La cumbre del oficialism­o en Camp David comenzó anteanoche, cuando Trump, algunos de sus colaborado­res y legislador­es republican­os dejaron la política de lado para ver una película. La elección: The Greatest Showman.

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Yuri gripas/reuters El presidente, ayer, luego de una cumbre republican­a y un diálogo con periodista­s en Camp David

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