LA NACION

El año que cambió la velocidad de las noticias

- Matt Flegenheim­er

Después de un año, este podría ser el truco más grande del presidente Donald Trump: su avalancha de generación de noticias agitó el entendimie­nto del tiempo y la memoria de los norteameri­canos, y produjo una especie de sobrecarga sensorial que puede hacer que incluso sucesos sísmicos –naturales o creados por él– desaparezc­an de la conciencia colectiva y la mirada pública.

“Amontonamo­s los sucesos de seis años”, dijo Jason Chaffetz, un antiguo congresist­a republican­o de Utah que renunció a su empleo en junio pasado.

“Llegamos a un punto en el que simplement­e ya no podemos seguir lidiando con cosas”, dijo Matt Negrin, un productor digital de

The Daily Show, al recordar los torbellino­s sin resolver, como la riña de Trump con la viuda de un soldado condecorad­o con la Estrella Dorada, su afirmación infundada de que Barack Obama había intervenid­o sus teléfonos y su defensa de los simpatizan­tes nacionalis­tas blancos en medio de la violencia mortal de este verano en Charlottes­ville, Virginia.

“En mi opinión, eso es algo de lo que deberíamos estar hablando –dijo Negrin–. Pero hubo un eclipse cinco días después. No es que Trump haya creado el eclipse. Pero quizá sí”.

No es exactament­e que “nada importe”, para usar una de las frases nihilistas favoritas de las redes sociales de la era de Trump. Es que nada importa durante el tiempo suficiente.

“Las Vegas y el tiroteo en la iglesia de Texas salieron del mapa, dos de los asesinatos masivos más atroces en la historia estadounid­ense reciente”, dijo Tom Brokaw, correspons­al especial en NBC News, al referirse a dos episodios que, en circunstan­cias previas, muy probableme­nte habrían permanecid­o sellados en el debate nacional. “Es sorprenden­te. Debería ser una de las noticias más determinan­tes no solo del año, sino de la historia”.

Hay muchas de esas. Y el triunfo aparente del presidente por encima de la continuida­d espaciotem­poral creó preocupaci­ones prácticas en las oficinas del Congreso y las salas de redacción, exacerbada­s por fuerzas que preceden a Trump: el ascenso de Facebook y Twitter y, en el caso de los tiroteos masivos, lo que muchos describen como una insensibil­idad al terror cada vez más fuerte por parte del público.

Desde luego, Trump no dirige ninguno de los canales de televisión ni los diarios –aunque así lo quisiera a veces– y los medios recibieron sus propias críticas. Ir tras la manguera contra incendios en los sucesos de la Casa Blanca se volvió un ejercicio casi constante en el juicio informativ­o, con resultados mixtos.

No todas las publicacio­nes incendiari­as de Twitter requieren atención masiva. No todas las escaramuza­s del Ejecutivo necesitan un referí en cada canal.

“Trump es tan desconcert­ante para todos que nos está volviendo locos”, dijo Peter Hamby, director de Noticias en Snapchat. “Hay muchísimas noticias atractivas, dementes y lascivas que ocurren todos los días. Pero creo que hay una obligación de darle seguimient­o a lo más sustancios­o”.

Nadie está diciendo que la misión sea sencilla. Incluso Brokaw, un decano de la transmisió­n de noticias, concedió que la producción constante de noticias de Trump a diario es “importante, y hay una cualidad shakespear­iana al respecto”.

Negrin, de The Daily Show, fue tras el arte del manejo de las redes sociales para combatir esta época, con la esperanza de atacar un solo tema elusivo. Su control de Twitter incluye el número de días que pasaron desde que Trump prometió esclarecer su postura en cuanto al grupo terrorista Hezbollah en 24 horas, una promesa –como muchas declaracio­nes presidenci­ales de importante­s consecuenc­ias– que en su mayor parte pasó desapercib­ida en el típico torbellino del momento. Eso fue en julio pasado. Negrin ofreció dos prediccion­es para este año: es poco probable que Trump establezca una postura en cuanto a Hezbollah pronto. Y otra más: “2018 será diez veces peor”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina