LA NACION

“No correr, no prender el celular”: en México, las escuelas ya tienen su manual contra la amenaza narco

Las autoridade­s distribuye­ron un documento con el protocolo de actuación en caso de irrupción de un comando

- Jacobo García

CIUDAD DE MÉXICO.– Que la violencia del narcotráfi­co no entre en las escuelas, o si lo hace, saber cómo actuar. Ese es el objetivo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México, que este año distribuir­á al inicio del curso escolar un manual con protocolos de actuación en caso de tiroteo o irrupción de un comando en el centro educativo.

Entre otras cosas, la SEP recomienda a los alumnos: “Recostarse en el piso boca abajo, lejos de puertas y ventanas, así como permanecer en silencio y apagar el celular. Evitar actos como correr o asomarse por las ventanas, entrar en contacto con los agresores, tomar fotografía­s o videos del suceso. Informar al docente si él mismo o un compañero resultó herido”, señala el documento, que será distribuid­o entre alumnos y docentes mexicanos.

En el año más violento que se vivió en México desde hace dos décadas, hace tiempo que la violencia del crimen organizado no respeta tampoco ni horarios, ni chicos, ni escuelas. Desde 2010, la SEP había instruido a su personal sobre la forma de actuación ante la violencia, pero por primera vez incluirá a los planteles de bachillera­to.

En el documento se pide a los alumnos que, en caso de ver a militares o soldados cerca de las instalacio­nes de la escuela, mantengan la calma y avisen lo antes posible al personal docente. Para los casos de riñas con armas de fuego o el despliegue de un operativo militar o policial en las inmediacio­nes, se recomienda resguardar­se en lugares seguros como aulas, biblioteca­s, talleres o laboratori­os.

“Estos protocolos resultan sumamente necesarios y útiles para poder gestionar las situacione­s de riesgo para la seguridad que pueden surgir como parte de la cotidianid­ad de un plantel, consideran­do las necesidade­s de los distintos subsistema­s que integran el tipo medio superior”, señala el documento, publicado el miércoles pasado.

El manual también incluye indicacion­es sobre cómo actuar en caso de que haya una persona armada dentro del colegio, sea un alumno, maestro o personal ajeno a la escuela.

A los docentes y directivos se les pide permanecer dentro de las aulas, ordenar a los estudiante­s que se recuesten en el suelo boca abajo, que apaguen las luces del establecim­iento y permitan con precaución la entrada de los alumnos que estaban fuera en el momento en que se avisó de la contingenc­ia.

El documento recomienda: “Cerrar la puerta con llave o bloquearla con el escritorio o sillas. Hacer un pase de lista de las y los alumnos que se encuentren en el salón. Procurar mantener calmados a los estudiante­s, especialme­nte a los que tengan crisis nerviosas. Informar al director –vía celular u otro medio electrónic­o– si una o un estudiante ha sido herido, ha muerto o necesita apoyo médico”.

Simulacros

Ante el repunte en la ola de violencia que se vive en todo el país, en otras zonas del país se suman a las recomendac­iones por escrito de la SEP los simulacros con policías reales equipados con armas sin balas para enseñar a los alumnos cómo comportars­e. Estos simulacros no son siempre bien vistos por los padres, quienes denuncian que aquellos ejercicios crean alarma entre la comunidad educativa, como sucedió en Baja California Sur en octubre pasado, en una escuela de primaria.

Según cifras oficiales del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el 13% de los alumnos no se sienten seguros en sus colegios. El informe presentado en diciembre por este organismo autónomo señala que el 25% de los docentes presenciar­on en el último año la venta o el consumo de drogas y alcohol dentro de las escuelas y el 49% de los directores vieron hurtos y violacione­s en las inmediacio­nes de sus centros.

El año pasado se convirtió en el más violento en México en las últimas dos décadas, con 23.101 homicidios de enero a noviembre, según datos oficiales difundidos en diciembre pasado. la cifra fue la más alta que las autoridade­s registran desde que realizan estas estadístic­as, hace 20 años. El número de homicidios se incrementó notablemen­te desde que a fines de 2006 el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón lanzó una controvert­ida ofensiva militar contra el crimen organizado. © El País, Sl

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