LA NACION

El sello de la primera mujer a cargo de los Museos Vaticanos

Se llama Barbara Jatta, fue elegida por el papa Francisco y es responsabl­e, entre otros espacios, de la Capilla Sixtina

- Farah Nayeri THE NEw YORk TIMES

CIUDAD DEL VATICANO.– Los hombres han gobernado Ciudad del Vaticano desde que se estableció como un Estado independie­nte en 1929. Sin embargo, hace un año, una mujer se unió a los altos rangos: Barbara Jatta, la primera directora de los Museos Vaticanos. En los 12 meses desde su nombramien­to, Jatta ha puesto su sello en el cargo y ha resistido a algunas de las iniciativa­s de sus predecesor­es y forjado su propio camino.

Jatta fue la única mujer en una lista inicial de seis candidatos y fue elegida por el papa Francisco. Ha estado en ese puesto desde enero y está a cargo de unos 200.000 objetos y una serie de museos, apartament­os papales, patios de esculturas y otros sitios, incluyendo la Capilla Sixtina.

La capilla es uno de los lugares más sagrados de la Iglesia católica, donde se elige a los papas. También se llena casi a diario con multitudes cada vez más grandes que se reúnen ahí para observar el famoso techo de frescos de Miguel Ángel. Jatta es amigable, pero firme y expresa grandes ambiciones para ella y la institució­n. En una entrevista, dijo que había trabajado durante veinte años en la Biblioteca del Vaticano y dirigido el departamen­to de grabados desde 2010. Cuando escuchó acerca de su nominación para el papel de los Museos Vaticanos, dijo: “Primero me pareció impactante enfrentar un cambio tan grande”. En cuanto a su género, Jatta dijo: “No me di cuenta de lo que significab­a sino hasta que comencé a trabajar en ese puesto. Siempre que asistía a conferenci­as o eventos públicos, muchísimas mujeres se me acercaban y decían: ‘Estamos orgullosas y de alguna manera también nos estás representa­ndo’”.

Eike Schmidt, el director alemán de la Galería Uffizi en Florencia, dijo que el nombramien­to de Jatta era una señal positiva. “Dentro del Vaticano, dominado por hombres, darle un papel tan prominente a una mujer fue una muy buena noticia”, dijo, y agregó que esperaba que el mundo de la cultura pronto estuviera “más allá” de las considerac­iones de género y “tomara en cuenta a la gente por lo que hizo y lo que hace”.

Un curador que ahora trabaja para Jatta, Maurizio Sannibale del Museo Gregoriano Etrusco, dijo que la conocía desde que eran estudiante­s en Roma. La describió como una mujer “afable, decidida y sensible”, y dijo que “sabe cómo ponerse retos a ella misma”.

Dirigir los Museos Vaticanos es un trabajo colosal. Jatta es responsabl­e de la preservaci­ón, exposición e intercambi­o de conocimien­to de los tesoros acumulados por los papas a lo largo de los siglos, incluyendo las vastas coleccione­s egipcias y etruscas, la escultura Laocoonte del siglo primero a.C., y la pintura San Jerónimo de Leonardo da Vinci, del siglo XV.

Secciones enteras de los museos están en remodelaci­ones ordenadas por Paolucci, un antiguo ministro de Cultura que fue director durante nueve años y que antes había dirigido los museos de Florencia. Las remodelaci­ones incluyen las obras de un patio público del siglo XVI conocido como la Cortile della Pigna.

El turismo es un sustento no solo de los museos, sino del Vaticano como un todo. De los 100 millones de euros (119 millones de dólares) en ingresos anuales generados por los museos, aproximada­mente la mitad va al Estado, de acuerdo con Paolucci.

Eso complica el trabajo de cualquier director. Al igual que el hecho de que muchos de los sitios del museo tengan una importanci­a artística y religiosa, comenzando con la Capilla Sixtina.

Seis días a la semana, y el último domingo de cada mes, multitudes de visitantes pasan por las obras maestras de Tiziano y Caravaggio, así como por una serie de habitacion­es que pintó Rafael para llegar a la capilla de Miguel Ángel. En una tarde reciente, el recinto sagrado estaba lleno de adultos que miraban boquiabier­tos el techo, bebés en carritos y guías turísticos con banderas.

El sudor y el aliento de millones de visitantes, así como el polvo que traen, ponen en peligro los frescos de la capilla, según descubrier­on los equipos de conservaci­ón del Vaticano. Paolucci una vez previó una Capilla Sixtina virtual en las instalacio­nes del museo: una réplica de tamaño completo o una simulación digital que las multitudes podrían experiment­ar para limitar la congestión. También anunció que las visitas sin cita finalizarí­an una vez que las cifras llegaran a seis millones al año. A partir de ese momento, dijo, las entradas tendrían que comprarse en línea y por adelantado. Sin embargo, Paolucci se fue sin presentar sus planes.

Jatta, que trabajó bajo el mando de Paolucci como subdirecto­ra y sucesora natural a partir de mediados de 2016, dijo que estaba en contra de impedir el acceso sin cita a los museos. “Si fueras un visitante que desea ver la Capilla Sixtina, llegaras a Roma y te dijeran que no puedes verla, ¿qué harías?”, preguntó. “También somos un museo con valor moral y espiritual. La Capilla Sixtina también es una capilla y eso es algo que no se puede olvidar.”

En cuanto a una Capilla Sixtina virtual, requeriría demasiado espacio y les costaría más a los visitantes, dijo. En vez de eso, los Museos Vaticanos han aconsejado crear un espectácul­o multimedia envolvente (con una banda sonora de Sting) que se inaugurará en marzo en un auditorio cerca del Vaticano e ilustrará la historia de la Capilla Sixtina. Además del tránsito de visitantes, Schmidt dijo que las coleccione­s del Vaticano, que comenzaron hace casi dos milenios, son “una de las coleccione­s de arte más duraderas que tiene la humanidad”. Tienen “una importanci­a casi única en todo el planeta”, agregó.

La misión de Jatta, como la describió, es “encontrar una manera de que los visitantes las vean en las condicione­s apropiadas”.

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Nyt Jatta y sus desafíos

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