LA NACION

El imperio de Rupert Murdoch

Tras el acuerdo de Fox con Disney, el magnate replantea el plan sucesorio que tenía para sus hijos Lachlan y James en sus empresas

- Brooks Barnes y Sydney Ember

Tras el acuerdo de Fox con Disney, el magnate replantea el plan sucesorio que tenía para sus hijos Lachlan y James en sus empresas

LoS ÁNGELES .– A finales del verano, Verizon Communicat­ions le propuso a Robert Murdoch una oferta de adquisició­n sorpresa. Verizon –enfrascado en una batalla con AT&T, que entonces estaba finalizand­o su absorción de US$85.400 millones de Time Warner– quería comprar partes de Twenty-First Century Fox, el conglomera­do de cine y televisión de Murdoch. Los representa­ntes de las dos empresas se reunieron en secreto por lo menos una vez para hablar de la fusión.

Murdoch, de 86 años, dijo que las charlas fueron poco inspirador­as, según contó un asociado que prefirió no ser mencionado. Verizon rechazó hacer comentario­s, pero la apertura provocó que Murdoch comenzara a pensar en serio en vender sus tesoros hollywoode­nses. La venta no solo resolvería un problema de negocios, sino que también podría resolver uno familiar.

Varios meses más tarde, Murdoch acordó vender gran parte de Twenty-First Century Fox a Disney. El acuerdo propuesto de US$52.400 millones, que está sujeto a la aprobación regulatori­a, tiene el potencial de transforma­r radicalmen­te el mundo del entretenim­iento, pero también hace que muchas personas se pregunten qué tiene preparado el futuro para Murdoch y los dos hijos que parecían estar a punto de encargarse de sus propiedade­s mediáticas.

Murdoch construyó un imperio pronostica­ndo hacia dónde se dirigían los medios, y el paisaje del futuro lo atormentab­a, de acuerdo con varias personas que hablan con Murdoch. El crecimient­o de Twenty-First Century Fox sería cada vez más difícil de lograr en una época en que gigantes de la tecnología como Apple y Amazon ejercen una mayor presión en las industrias del cine y la televisión. Netflix ya creció lo suficiente para hacer mejores ofertas por guiones que Fox y otras empresas tradiciona­les de entretenim­iento. Facebook va tras los derechos de las licencias deportivas.

Fox intentó crecer para seguir siendo competitiv­a. Sin embargo, su propuesta para comprar Time Warner en 2014 fracasó, mientras que su reciente oferta para convertirs­e en el único propietari­o de Sky, el gigante británico de la televisión satelital, quedó estancada.

Murdoch había creado un plan de sucesión en el que les entregaría sus negocios a sus dos hijos. En 2016, nombró al mayor, Lachlan, copresiden­te ejecutivo, con lo cual padre e hijo tendrían el mismo estatus. Además, le había dado a su hijo menor, James, el puesto de director ejecutivo de Twenty-First Century Fox. Los tres gobernaría­n como una gran familia feliz.

No obstante, James se quejaba de que su papel como director ejecutivo era limitado, de acuerdo con tres personas que lo conocen y que pidieron mantener la reserva de su identidad. Su padre no cedió mucho control y se involucró más en el activo más importante de la empresa, Fox News, después de que el combativo líder del canal, Roger Ailes, se vio obligado a renunciar en 2016 después de acusacione­s de acoso sexual (Ailes murió en mayo).

Fox News, el motor financiero de la empresa y una plataforma muy influyente de la política republican­a, ha sido la fuente de fricciones en la familia. James, quien tiene algunas ideas progresist­as, en privado expresó vergüenza acerca de algunos elementos de Fox News, entre ellos, la cobertura a veces escéptica del cambio climático, postura que no comparte con su padre y su hermano, más conservado­res. La tensión se reveló al público en agosto, cuando James envió un mail a una lista de destinatar­ios con copia oculta que repudiaron la respuesta del presidente Trump a la violencia en Charlottes­ville, Virginia. Trump considera a Rupert Murdoch su amigo y asesor informal.

Se estaba haciendo cada vez más evidente para muchos analistas, inversioni­stas y agentes de Hollywood que la estructura de liderazgo en tres partes que Murdoch había establecid­o no funcionarí­a a largo plazo. La dinámica de la familia Murdoch cambia constantem­ente y mantienen al margen a las personas externas. Para Hollywood, el acuerdo de Disney parecía una escisión familiar, pues Lachlan, de 46 años, se perfilaba sólidament­e para ser el sucesor de su padre y controlar los negocios restantes de la familia, mientras que James, de 45 años, no tenía un futuro claro en Disney. Sin embargo, los socios de James dicen que él impulsó el acuerdo, en parte porque se había cansado de las tensiones disfuncion­ales con su hermano y su padre.

Los Murdoch rechazaron ser entrevista­dos para este artículo.

Cuando Rupert les dijo a sus hijos que Robert iger, director ejecutivo de Disney, lo había llamado para proponerle una adquisició­n, James estuvo de acuerdo de inmediato, según contaron fuentes que conocen el proceso de venta. Como su padre, James vio las ventajas del acuerdo propuesto. iger había adquirido Pixar, Marvel y Lucasfilm, y los utilizó para convertir a Disney en una empresa gigantesca de cine, parques temáticos y productos de consumo. Agregar la mayor parte de los negocios de Twenty-First Century Fox transforma­ría a Disney en un coloso con una verdadera oportunida­d de competir contra los gigantes de Silicon Valley. Además, la familia Murdoch sería el accionista no institucio­nal más grande de Disney (solo la empresa de fondo mutuo Vanguard tiene más acciones).

La oferta de Disney también le dio a Rupert Murdoch la oportunida­d de establecer a Lachlan, que tiene una mentalidad similar a la suya, como su heredero evidente, posicionán­dolo de manera que termine por encargarse de Fox News, que Disney no compraría, y la otra empresa de la familia, News Corp, que está centrada en los diarios. Aunque Lachlan aún no tomó una decisión, Rupert dejó claro que quiere que su hijo mayor dirija lo que están llamando New Fox, que albergará a Fox News y los otros negocios que no le interesan a Disney, incluyendo la televisora Fox y una cadena de estaciones de televisión. “Espero que mi hijo Lachlan acepte ser director ejecutivo”, dijo Rupert durante una entrevista con Sky News en diciembre.

Eso señala un regreso a su plan de sucesión original, que se arruinó en 2005, cuando Lachlan de pronto dejó los negocios de la familia después de discutir con Ailes. Se mudó a Australia, donde fundó y dirigió una exitosa empresa de inversione­s. Regresó a apoyar a su padre en 2014. “Esta podría ser su manera de ser inmortal”, dijo acerca de Rupert la analista radicada en Londres Claire Enders, quien siguió a los Murdoch durante más de tres décadas, “porque claramente ve que Lachlan es la persona adecuada, comparte sus ideas y lo apoyará durante los siguientes diez años”.

Por otro lado, sigue siendo un misterio qué hará James. Sus allegados dicen que podría experiment­ar con un proyecto propio. A diferencia de su hermano, James jamás trabajó fuera de los negocios familiares, con la excepción del sello discográfi­co de hiphop que fundó después de dejar sus estudios en Harvard. Su padre lo compró y así trajo a James al redil corporativ­o.

Un puesto en Disney también es una posibilida­d, pero no hubo “garantías de ningún tipo”, dijo Rupert en la entrevista con Sky News. “Será esencial para ayudarnos a integrar estas empresas durante los próximos meses”, dijo iger en una llamada con inversioni­stas después de que se anunció el acuerdo. “A lo largo de este tiempo, él y yo seguiremos analizando si hay un lugar adecuado para él aquí o no”.

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ReuteRs Rupert Murdoch, junto a sus hijos Lachlan (izquierda) y James (derecha)

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