Ricardo Meléndez-Ortiz. “No hay urgencia para el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea”
El director del Centro Internacional de Comercio y Desarrollo Sustentable se refirió al debate actual en torno a la OMC y al rol de China en el organismo
Ricardo Meléndez-Ortiz es un viejo conocido en la Organización Mundial del Comercio (OMC), ya que fue negociador de Colombia en varios foros multilaterales y dirige el Centro Internacional de Comercio y Desarrollo Sustentable (ICTSD) desde 1996. De acuerdo con esto, se refirió a la crisis actual de la organización tras la accesión de China, valoró positivamente el rol de la Argentina como anfitrión de la undécima conferencia ministerial, que se llevó a cabo en diciembre último, y aconsejó no apresurar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. –¿Cómo ve actualmente a la Argentina con la presidencia del G-20 y anfitriona de la conferencia ministerial de la OMC? –La Argentina tiene una gran ventaja al presidir el G-20. Tiene el privilegio de la iniciativa. Va a poder poner sobre la mesa los temas que son importantes para el país, lo ha hecho en la agenda que ha anunciado. El G-20 es actualmente la instancia de gobernanza de la economía global que provee liderazgo por sobre todas las otras instancias. Y creo que ser anfitriones de la OMC ha sido importante porque puso de relieve los temas que son importantes para la región, algunos de los cuales habían estado rezagados como el tema agrícola, y los ha puesto nuevamente en agenda. Los ha reanimado. Lo que ha hecho es empujar las discusiones para que el debate que se da en la OMC responda a los intereses que tienen las sociedades sobre la integración global. En ese sentido, es un papel muy importante el que la Argentina ha jugado sistémicamente. –¿Qué posibilidades cree que se abren si se firma el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea? –El acuerdo de libre comercio es muy importante. No está en el marco de la OMC, pero es posible gracias a que la organización existe. Lo importante de ese acuerdo es que contenga unas cláusulas de liberalización sustantivas de los bienes y servicios que les interesan a las dos regiones, incluyendo los agrícolas. Por ejemplo, acceso a mercados en el tema agrícola que empieza a darse en Europa a partir del acuerdo con Canadá y luego el que se está negociando ahora con Australia y Nueva Zelanda, y que van a ser competiTexto dores del Mercosur. Y también es importante que haya un acuerdo de liberalización gradual para los sectores sensibles en la región y entiendo que por ese camino se está yendo. Ahora pienso que no hay urgencia, no hay prisa para concluir el acuerdo. Lo importante es que sea un buen acuerdo. –La discusión en la OMC es si las reglas no sirven y hay que desecharlas (postura que tiene Estados Unidos) o si hay que mantenerlas y actualizarlas ¿Cómo ve que está evolucionando esto? ¿Se pueden acercar las posturas en algún punto? –El tema para comenzar es si esa crítica de Estados Unidos es válida. Yo pienso que lo que ocurre en estos momentos es que Estados Unidos ha cambiado de estilo en su aproximación al sistema multilateral de comercio. Ellos fueron quienes lideraron realmente la creación del GATT [Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio] y del sistema multilateral de comercio, pero el sistema evolucionó. Desde que se creó la OMC, en 1995, hasta hoy transcurrieron 20 años y el mundo cambió a una velocidad sin precedente en términos del funcionamiento de la economía global. Uno de esos cambios, quizás el más importante, es la inserción de China en la economía global, que coincide con el lanzamiento de la última ronda de negociaciones de la OMC. Lo que está ocurriendo en este momento es muy interesante. Yo lo veo como una crisis en el sistema que va a permitirnos la transición a un mejor sistema. –¿Qué balance hace de la conferencia ministerial? –Esta conferencia ministerial ha sido muy interesante porque los temas difíciles que venían desde el siglo pasado, como el tema agrícola y los subsidios a la agricultura, siguen sin resolverse, pero, en cambio, sí ha sido posible llevar a la mesa otros temas que eran muy importantes para actualizar la organización. No en consensos, no multilateral mente, s in opluri lateral mente. Lo que tenemos ahora es la posibilidad de comenzar a trabajar en materia de economía digital. Esa es una dimensión. La otra dimensión es sobre los subsidios fósiles, a los combustibles fósiles y los subsidios a la pesca. Entonces, ¿cuáles son las conclusiones? Una serie de decisiones que no son sobre los temas que han generado más problemas, los que son de la agenda comercial, sino que son los temas más bien que le van a permitir a la organización lanzarse al futuro y yo lo veo de manera optimista. –Una de las discusiones sobre la inserción de China es cómo hacer para que no perjudique a los países más pobres. ¿Hay avances en este tema? –El tema de China es que cuando hizo el proceso para acceder a la OMC se acordaron unas reglas que iban a permitir unas reformas de su economía tal que se comportara como una economía de mercado con 15 años de plazo. Cumplido ese plazo, entraba una cláusula automática que les exige a todos los miembros de la OMC utilizar metodologías, por ejemplo, en el cálculo de los aranceles de antidumping, iguales que las que utilicen con otros países, mientras que en esos 15 años a los países se les permitía que usaran terceros países para calcular los márgenes de dumping. Es decir que se había aceptado y China aceptó que había tal desconfianza en la formación de precios en la economía de ese país que los otros países podían no utilizar la economía china, sino terceros mercados. –¿Y cómo sigue? –El 1º de enero de 2016 culminó ese plazo y entró en vigencia la nueva cláusula en la que se les exige a todos tratar a China como una economía de mercado. Estados Unidos y Europa deciden que China no está lista. Ese es uno de los problemas que tenemos detrás de la discusión actual. China piensa que tiene un derecho adquirido a que se la trate como una economía de mercado y los otros están diciendo que no es una cuestión que se decide por derecho así se haya firmado un contrato, que es el protocolo de accesión de la China a la OMC, sino que el país asiático tiene que demostrar que realmente su economía no es capitalismo de Estado y que está financiada por subsidios, sino que funciona como economía de mercado. Ese es el tema que está detrás de todas estas desconfianzas y de todo este juego. Es un tema crítico en ciertos sectores, como el acero, el aluminio, en todo lo que es infraestructura, y es realmente lo que ha llevado a la tensión entre Estados Unidos y China y de Estados Unidos con la Organización Mundial del Comercio.