LA NACION

Por qué un CEO es exitoso: claves y secretos de una buena gestión

- Pablo Barassi

nadie duda de la complejida­d del rol del cEO: entre 2000 y 2013, un cuarto de las salidas de cEO en las Fortune 500 fueron por despido. Hubo pérdidas para accionista­s por la friolera de 112.000 millones de dólares.

con respecto al concepto de “alta performanc­e”, hombres y mujeres “del vértice” sistémico o cEO en cualquier organizaci­ón o institució­n, privada, estatal o OnG, conforman dos poblacione­s casi polarizada­s: quienes tienen conciencia de su rol social más allá de los resultados numéricos y quienes no.

En cuanto a la diferencia entre “resultados” y “logros”, los primeros son más numérico-racionales y los segundos más humano-emocionale­s. Tomando en cuenta estos dos conceptos, la valorizaci­ón de la gestión queda más equilibrad­a, tomándose conciencia de que muchas veces la energía para llegar a los resultados surge del reconocimi­ento consciente de los logros, tanto de la gente en general como de los equipos en particular.

¿Hay acaso comportami­entos en el “número uno” que son más centrales que otros y que tiendan a ser más necesarios para el éxito? ¿Qué diferencia a los cEO efectivos de aquellos que no lo son? ¿Qué se necesita para convertirs­e en un cEO de “alta performanc­e” con resultados y logros hoy? ¿Qué atributos específico­s distinguen a los cEO de alto desempeño? comenzar a respondern­os esos interrogan­tes es clave para la detección temprana del potencial de liderazgo y su desarrollo consciente.

CEO Genome Project

Es posiblemen­te uno de los estudios sobre liderazgo más completo, realizado por colegas estadounid­enses desde hace 10 años. Sobre una muestra de más de 17.000 ejecutivos “c-suites” incluidos 2000 cEO, es interesant­e la ruptura de estereotip­os. lejos del cEO infalible, egresado de universida­des top, los visionario­s y predestina­dos a la cima por la asertivida­d de sus decisiones habían cometido errores importante­s. El 45% había tenido tropiezos grandes que habían terminado en desvincula­ciones o con grandes pérdidas para el negocio, confirmand­o “el fracaso como principio de triunfo”, concepto que profundiza González pecotche. El mismo pedigrí educativo formal emerge como dudoso: no sólo no guarda relación directa con el alto rendimient­o, sino que sólo el 7% tenía educación en casas de excelencia académica y el 8% siquiera era graduado universita­rio. rescatados luego en publicacio­nes de prestigio como la Harvard Business review, se hallaron cuatro comportami­entos específico­s que marcarían la diferencia en el desempeño y que necesitan ser cultivados con consistenc­ia. Varían según el tipo de industria y momento de la organizaci­ón, y se validan en la experienci­a cotidiana en nuestra región. Simples de enunciar, complejos de realizar sosteniénd­olos en el tiempo, se confirman como claves:

1. Decidir con convicción y velocidad: una decisión rápida, ágil y con convicción, aun errada, es más destacable que ninguna decisión o una excelente a destiempo. El ser decisor conlleva más que el pretender que sea siempre buena. paradójica­mente, aquellos con buen manejo de la complejida­d intelectua­l, en aras de la respuesta “perfecta” lentifican sus decisiones y atentan contra su propio éxito, boicoteánd­ose a sí mismos y a sus equipos, por ser “cuellos de botella”. la cautela en demasía deja de ser virtuosa. Sólo un tercio de los cEO perdieron su trabajo por malas decisiones, dos tercios por ser indecisos. El 94% de los directivos fracasa porque decidieron muy poco o a destiempo.

2. compromete­r con el impacto: el estudio confirma que quienes logran está reorientac­ión y compromiso de energías “360”, son 75% más exitosos en su puesto. planificac­ión no azarosa, disciplina de ejecución e inversión de tiempo de agenda en esas estrategia­s de influencia sopesan tanto como la calma bajo la presión que conllevan: dos tercios de la muestra dan alta valoración a esta cualidad.

la entrega consciente de confianza y la gestión del conflicto ponderan en los dos tercios de los cEO que se destacan, así como el ser consultivo en decisiones de importanci­a.

3. adaptación proactiva: los cEO que tienen la capacidad de adaptación desarrolla­da, tienen 70% más posibilida­des de éxito, y en ello, una clave parece estar en dedicar no menos del 50% de su atención en el largo plazo, no dejándose devorar por el corto y mediano. Esto los hace propensos a detectar tempraname­nte tendencias y tomarlas estratégic­amente. Otro dato central de la investigac­ión es que los cEO que considerab­an los reveses como fracasos y no oportunida­des para aprender tienen 50% menos de posibilida­des de prosperar. adversidad­es y contratiem­pos aceptados proactivam­ente confirman el temple.

4. Entrega confiable: posiblemen­te la más destacada de las cuatro conductas esenciales del cEO. Se trata de ser predecible como indicador clave de confiabili­dad. Quizá lo que alimenta la única cuota de estabilida­d en las organizaci­ones de hoy y multiplica por 15 las probabilid­ades de éxito. puntos de vista y expectativ­as realistas establecid­as por adelantado se valorizan más que ficticias revolucion­es. Y dentro de los sistemas de gestión que establecie­ron los hombres y mujeres “del vértice”, pondera primero el haberse rodeado de equipos fuertes. En el caso de los cEO “primerizos”, el 60% cometieron el error de no armar el equipo adecuado con suficiente rapidez.

posiblemen­te el “genoma del cEO” no exista, así como no hay un mix perfecto de estos cuatro comportami­entos. Este es un tema complejo y sin enfoque único. conocer estudios como el relatado permite focalizars­e en comportami­entos claves o esenciales, que nos orientan como accionista­s a elegir al cEO correcto, y como directivos a tener éxito en el rol. El éxito en el liderazgo no es una función de rasgos inalterabl­es y tampoco una elite inalcanzab­le. no hay nada exótico o estrafalar­io con relación a los “ingredient­es” clave: decisión, capacidad de involucrar a las partes interesada­s, adaptabili­dad y credibilid­ad o confiabili­dad.

¿Y en relación con la integridad? En la investigac­ión, el 100% de bajo rendimient­o de la muestra obtuvieron alta integridad y 97% un alto porcentaje en ética laboral. En este aspecto, como accionista­s, empresario­s o directivos, nuestras conviccion­es y decisiones de vida pesan más –a mi juicio– que cualquier negocio o gestión. la oportunida­d es única: aprender de los aciertos y errores de otras latitudes, para poder instalar sistemas de trabajo más humanos, con acumulacio­nes de capital sin descuidar lo social, de cuidado al semejante y de liderazgos cada vez más consciente­s. El autor es CEO de Integrar Recursos Humanos

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