LA NACION

Apache fuerte

Tevez debe recuperars­e para responder positivame­nte a las dudas que abre su regreso

- Pablo Lisotto

Cerca de cumplir 34 años (el 5 de febrero), Carlos Tevez es otra vez futbolista de Boca. Un retraso en las negociacio­nes con Shanghai Shenhua impidió que se presentara el último martes en el complejo Pedro Pompilio, pero finalmente, lo que la

anticipó el 17 de noviembre se nacion hizo realidad. Y ayer tuvo su primer contacto con la pelota en Los Cardales, donde el plantel xeneize lleva adelante la pretempora­da.

Más allá de la coyuntural realidad, bien vale una mirada al futuro inmediato. El arribo del Apache, al club abre una serie de interrogan­tes que, en algunos casos, ya vislumbran sus respuestas, y en otros, las tendrán sólo una vez que los acontecimi­entos se desarrolle­n.

¿Cómo será el reencuentr­o con el plantel?

Con su evidente calidad futbolísti­ca cuando está en plenitud física, Tevez vuelve a un equipo que hace un año sintió el golpe, pero que supo sobreponer­se a su partida a China a mediados del campeonato. Tal como había prescripto Guillermo Barros Schelotto en enero de 2017, fue “el equipo” quien hizo olvidar al ídolo. Se adaptó a jugar sin él y casi no lo extrañó. Incluso logró consagrars­e a pesar de su ausencia.

Sin embargo, hay heridas que no se cerraron en el vínculo diario. Sus ex compañeros jamás entendiero­n por qué el Apache se fue sin despedirse, por la puerta de atrás. Al menos, se evitará algunas acciones incómodas: el colombiano Edwin Cardona –el principal candidato a resignar su lugar en la formación titular– mantendrá la camiseta Nº 10 y Pablo Pérez conservará la cinta de capitán. A partir de ahora, todo volverá a girar en torno a Tevez, el dueño del Nº 32. Lo bueno y lo malo. Tanto en la cancha como fuera de ella. La atmósfera será, indudablem­ente, otra y el clima zen que se vive en Branden 805, y ahora en Los Cardales, desde la vuelta olímpica de junio será difícil de sostener.

En ese sentido, no es casualidad que Tevez sea el único que duerme solo en la concentrac­ión del predio (habitación 622). Tiene por vecino a Ramón “Wanchope” Ábila, hoy su único amigo en el plantel, que duerme con Emmanuel Mas (623).

¿Cómo será la convivenci­a con el cuerpo técnico?

Aunque fueron compañeros como futbolista­s en la década pasada, la relación entre Tevez y Guillermo Barros Schelotto nunca fue buena. Si pudieran, evitarían coincidir en un plantel. Cuando en febrero de 2016 Rodolfo Arruabarre­na dejó de ser el director técnico de Boca, el delantero hizo gestiones por Jorge Sampaoli, y más tarde, desde China intentó que su amigo Gabriel Heinze fuera el DT en 2018. A Barros Schelotto no le gustó ninguna de esas dos jugadas, y a regañadien­tes aceptó aquella insólita licencia del Apache tras la inesperada eliminació­n a manos de Independie­nte del Valle por la Copa Libertador­es.

En una reciente visita a la Argentina, Tevez se reunió con Guillermo y ambos limaron asperezas. Saben que si los dos resignan cuotas de poder, pueden salir favorecido­s. El delantero deberá comprender que no tiene las llaves del club y el entrenador tendrá que respirar hondo y aceptar a un cacique en su plantel, sobre todo en tiempos en que dos íconos del grupo, Fernando Gago y Darío Benedetto, están inactivos.

El matrimonio por convenienc­ia estará inevitable­mente ligado al éxito, sobre todo el que se consiga por la Libertador­es, aunque en noviembre, Guillermo advirtió en una entrevista con la nacion: “Entiendo que Tevez sabe que nosotros estamos muy bien. Él sabe que va a venir al equipo a sumar y no a restar”.

Lo único cierto es que con la llegada del Apache, buena parte del trabajo del cuerpo técnico en 2017, cuando se preparó al equipo con un estilo de juego y un esquema definido, fue en vano. El arribo del hombre de Fuerte Apache obliga a modificar las piezas y a reacomodar todo, incluso condenando a la suplencia a varios hombres que culminaron 2017 como titulares y relegando la esperanza de varios juveniles.

¿Puede ser suplente?

¿Qué harán los Barros Schelotto si Tevez no está en plenitud física? ¿Tendrán libertad para pregonar aquello de que juegan los 11 mejores o en adelante se tratará de Tevez + 10?

Otra cuestión: cuando en mayo Benedetto esté listo para volver, ¿recuperará su lugar como centrodela­ntero titular? ¿O Ábila, amigo del Apache, le hará sombra? ¿Se irá Pipa del club a mediados de 2018, sin haber vuelto a jugar con la camiseta azul y oro luego de la lesión?

¿Cómo lo recibirán los hinchas?

¿Qué ocurrió en estos dos años para que el hincha pasara del amor a Tevez a la indiferenc­ia? La respuesta tiene un primer foco futbolísti­co. Después de aquel segundo semestre de 2015 en que el Nº 10 tuvo un papel destacado en la campaña que terminó con la obtención de la liga y de la Copa Argentina, la ilusión de ver a un Apache en su máximo esplendor y descansado, tras casi dos años sin vacaciones, se derrumbó con el transcurso de los partidos.

Durante 2016, Tevez se destacó sólo en diciembre, cuando ya tenía casi resuelto emigrar a China y gracias al regreso, en altísimo nivel, de Gago al equipo. En el medio registró una bajísima producción frente a Independie­nte del Valle, en el partido de vuelta de la semifinal por la Libertador­es que parecía accesible para Boca, y su cuestionad­o pedido de licencia postelimin­ación.

Al hincha tampoco lo agrada el vínculo de Tevez con el poder. A más de un socio no le gustó que durante la jornada electoral de diciembre de 2015 (que derivó en la reelección a Daniel Angelici) el delantero jugara para el oficialism­o, paseándose junto al presidente de la entidad por los pasillos del estadio. No fue casual.

Tevez tiene línea directa con el poder. Basta leer la lista de invitados a su fastuosa boda para dar prueba de ello: Mauricio Macri, el propio Angelici y Claudio “Chiqui” Tapia, entre otros, acudieron a la fiesta de hace un año en suelo uruguayo.

¿Futuro manager?

Si bien no hay fuentes oficiales que lo confirmen, por los pasillos de la Bombonera crece el rumor de que el segundo retorno del Apache tiene un trasfondo político. Según esas versiones, en la próxima elección, de diciembre de 2019, el oficialism­o hará su campaña con una carta: la posibilida­d de que Carlos Tevez sea el manager de la entidad.

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Prensa boca El vínculo con el resto del plantel está entre las incógnitas de Tevez-Boca, capítulo III

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