LA NACION

El Rusiagate le suma presión al magnate: revelan que exigió despedir al fiscal especial y se retractó

La prensa publicó que en junio pasado Trump dio la orden que pudo haber desatado una crisis

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.–Durantemes­es,Donald Trump y la Casa Blanca negaron una y otra vez un temor arraigado en Washington:queelpresi­dentequisi­era echar al fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller. Ayer, The New

York Times soltó la bomba. Según el diario, el republican­o dio la orden de despedir a Mueller en junio pasado, una decisión que hubiera desatado una crisis política “nixoniana”, pero que su equipo logró frenar.

“No lo pensé”, había dicho Trump, en agosto, sobre la idea de echar a Mueller. “Bueno, estuve leyendo sobre eso de ustedes, gente. Ustedes dicen ‘Oh, voy a despedirlo.’ No, no voy a despedir a nadie”, había insistido ante los periodista­s, desde su residencia de Bedminster, en Nueva Jersey.

El diario publicó ayer que Trump quiso echar a Mueller en junio, unas semanasdes­puésdehabe­rsidodesig­nado para investigar los vínculos del mandatario con Rusia y el Kremlin, y el alcance de la injerencia rusa en las últimas elecciones presidenci­ales. Al recibir la orden, el consejero legal de la Casa Blanca, Donald McGahn, amenazó con renunciar. Horas después de la revelación,

The Washington Post publicó la misma noticia, con el aditivo de que el exestrateg­a de Trump, Stephen Bannon, y su exjefe de gabinete, Reince Priebus, también intercedie­ron para frenar el despido.

Desde Davos, Trump negó todo. “Noticias falsas, amigos, noticias falsas. Típico de The New York Times. Historias falsas”, dijo, en un breve ida y vuelta con la prensa.

La historia publicada en los medios dejó así otro contrapunt­o entre la Trump y la prensa norteameri­cana en torno al escándalo más serio que acecha a la Casa Blanca.

El presidente, sus abogados y su equipo y los republican­os desplegaro­n una campaña para desprestig­iar la investigac­ión de Mueller, a quien acusan de ser parcial y de liderar una “caza de brujas” contra Trump. La Casa Blanca también negó que la campaña del magnate haya tejido un pacto con el gobierno de Vladimir Putin en medio de la injerencia del Kremlin en las elecciones para perjudicar a los demócratas.

La historia publicada por la prensa envalenton­ó a la oposición, que desde hace meses advierte sobre la intención de Trump de sacarse de encima a Mueller. Varios republican­os habían hecho notar su preocupaci­ón. El senador Lindsey Graham dijo que echar a Mueller sería “el principio del fin de la presidenci­a de Trump”.

Pero contrapunt­os y advertenci­as de lado, el nuevo capítulo de la trama rusa alimentó las sospechas de obstrucció­n a la justicia que pesan sobre el presidente, que echó al exjefe del FBI James Comey y, antes, había presionado al fiscal general, Jeff Sessions, para que no relegara el control de la investigac­ión sobre su segundo, Rod Rosenstein, que designó a Mueller.

Trump dijo que está dispuesto a testificar bajo juramento ante Mueller si es llamado a declarar, algo que el fiscal parece dispuesto a hacer.

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Carlos barría/reuters Trump, ayer. antes de su discurso en Davos

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