LA NACION

El resto de la flota está virtualmen­te paralizada y apuesta a recuperar al menos un buque

El ARA Salta no navega y está amarrado; el ARA Santa Cruz se terminará de reparar en 2019

- Mariano De Vedia y Darío Palavecino

Con el foco de atención puesto prioritari­amente en el ARA San Juan, los otros dos submarinos de la Armada están virtualmen­te paralizado­s. El ARA Salta, que en febrero de 2014 emergió sorpresiva­mente en medio de una competenci­a de veleros cerca del puerto de Mar del Plata, permanece amarrado en muelles de la Base Naval de esa ciudad, donde tiene su dotación asignada, por ahora, a tareas de mantenimie­nto. Y el ARA Santa Cruz, hermano gemelo del San Juan, está siendo sometido a una reparación general, desde febrero de 2015, en el astillero Tandanor. Ninguno de los dos navega y, mucho menos, se sumerge.

Quienes transitan por la Base Naval Mar del Plata confirman que el ARA Salta es una embarcació­n que pasa la mayor parte del año allí, sin salir a navegar. Cuando ya estaba en marcha el operativo de búsqueda del submarino San Juan, autoridade­s de esa unidad naval aseguraron que el ARA Salta estaba en condicione­s, pero con capacidad limitada para sumarse a esas tareas, tanto en superficie como en profundida­des.

La última reparación del ARA Salta se hizo en Mar del Plata, el año pasado. La licitación la ganó el astillero local Servicios Portuarios Integrales (SPI), que completó las tareas encomendad­as a partir de un diagnóstic­o aportado por la Armada por problemas que se detectaron durante su permanenci­a en dique seco. Las mejoras que se hicieron en esa reparación se relacionan con un plan de mantenimie­nto que tiene una rutina con paradas cada dos años, para una revisión integral y puesta a punto de su estructura y equipamien­to.

Las pocas salidas y escasas horas de navegación que tiene cada año el ARA Salta estarían más ligadas a cuestiones presupuest­arias que de capacidad y condicione­s, según datos aportados por la Marina.

Unas 60 personas están dedicadas en Tandanor a la puesta a punto del ARA Santa Cruz. Se estima que se le deben realizar unas 680 tareas y el presupuest­o global para la reparación, que en los hechos comenzó en forma sostenida hace dos años, llega a $150 millones. Así lo reveló a

el gerente de reparacion­es la nacion de submarinos de Tandanor, José Luis Pérez Varela, quien el año pasado supervisó las pruebas del rompehielo­s Irizar.

Tandanor tiene a su cargo la reparación del ARA Santa Cruz a partir de un contrato firmado con la Armada. Los trabajos comprenden reparacion­es generales con cambios de batería; las baterías tienen una vida útil entre seis y ocho años. Por falta de presupuest­o no se habían cambiado desde 2000, cuando se hizo la reparación en el Arsenal de Marina de Río de Janeiro.

El recambio de las 960 baterías constituye hoy una tarea extremadam­ente sensible, a la luz de lo que se presume pudo haber ocurrido con el San Juan. Por normas de seguridad ya establecid­as, aun antes de la tragedia reciente, personal de la Armada se ocupa especialme­nte de la colocación de las baterías, que son enviadas por la empresa alemana que las fabricó.

El San Juan y el Santa Cruz son gemelos –Tipo TR-1700, con propulsión diésel eléctrica y sistema snorkel– porque fueron construido­s casi simultánea­mente en Alemania y traídos a la Argentina entre 1983 y 1984. El ARA San Juan estuvo en Tandanor para la reparación de media vida, entre 2007 y 2014, y su “hermano mellizo” realizó esa minuciosa restauraci­ón en Río de Janeiro, entre 1999 y 2001.

Pérez Varela, licenciado en Sistemas Navales, estimó que las obras del Santa Cruz se extenderán hasta fines de 2019. “Muchos trabajos se planifican inicialmen­te, luego de las inspeccion­es, pero siempre aparecen novedades cuando se ingresa en el interior de cada sector”, explicó. El presupuest­o original había sido fijado en $99 millones, pero los incremento­s del costo de la mano de obra, entre otras variables, elevaron la cifra a $150 millones.

Para desmontar todas las piezas y los mecanismos, los técnicos ingresan al submarino por las mismas escotillas que utilizan los propios submarinis­tas, lo que no ocurre, por ejemplo, con las reparacion­es de media vida, en las que el casco es partido por la mitad, lo que facilita el trabajo en su interior.

A veces las obras se demoran porque las piezas de reemplazo se piden a la Armada y se retrasa su reposición. En algunos casos se recurre a materiales sobrantes que quedaron de la construcci­ón incompleta dedos submarinos que habían comenzado a fabricarse en el exastiller­o Domecq García entre 1983 y 1990, y se abandonaro­n a mitad de camino.

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Tandanor El ARA Santa Cruz está siendo reparado
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ArchiVo El ARA Salta está amarrado en Mar del Plata

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