Camiones y topadoras, engranajes claves
Por año, para trasladar los desechos de la región se hacen 170.000 viajes
El movimiento en el complejo ambiental Norte III de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), ubicado sobre el Camino del Buen Ayre, en José León Suárez, es gigante. Los camiones, con inscripciones de una treintena de municipios, entran y salen sin parar. Una cadencia similar tienen las máquinas topadoras que se mueven sobre la montaña de basura que se está colocando en un nuevo predio, el último disponible, que tiene una capacidad de recepción de cinco años. Es un pozo de 80 ha que se elevará hasta los 60 metros. Una montaña de basura.
El dato sirve para dimensionar el problema que se originará en los próximos años si no aparecen soluciones alternativas, de acuerdo con la curva de crecimiento de la población y de los desechos que generará. Según un estudio de Ceamse en la región metropolitana, hoy viven 15.839.735 habitantes que producen 18.500 toneladas de basura por día, pero en 2030 habrá 17.741.987 personas y un acumulado diario de 24.920 tn. Si se midiese en estadios de fútbol, hoy la cantidad de desechos llenaría uno cada 11 días, desde el campo de juego hasta la última tribuna; en 2030 será uno cada ocho días.
La basura de la región metropolitana provoca un movimiento anual de 170.000 camiones semirremolque (los del acoplado verde que se ven en la ciudad) que consumen 3.700.000 litros de gasoil por año. Además, por el AMBA circulan 2500 camiones recolectores de 39 municipios. Si todos ellos se formaran en una fila ocuparían 23 kilómetros, el largo que tiene la avenida General Paz. La proyección para 2030, cuando aumenten la población y la cantidad de residuos, indica que se necesitarán 3900 camiones para mover la basura.
“Los residuos están creciendo de manera desproporcionada y también cambia su composición”, argumentó el presidente de la Ceamse, Gustavo Coria. “El gran desafío es encontrar soluciones para no enterrar lo que hoy estamos enterrando. No queremos tomar un camino de crisis, sino de previsión. Hay que insistir con la prevención en la generación, la separación en origen y el tratamiento de los residuos para minimizar lo que ingrese a los rellenos sanitarios”, agregó.