ENTIERRO Y ALLANAMIENTO
Inhumaron a Débora Pérez Volpin; nuevo operativo en la Trinidad
En el pasillo de acceso al panteón, las coronas del frente Evolución Ciudadana y de Artear recordaban el cariño que despertaba la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin. Por ese mismo espacio, iban saliendo los familiares. Enrique Sacco, su pareja, fue el último. Transitó el sendero despacio, emocionado, saludando a cada uno de los que le daban su afecto. Minutos antes, Marcelo Funes, el exmarido, había hecho lo mismo. Ninguno pudo pronunciar palabra, pero ambos agradecieron con un gesto el sentido aplauso de los presentes. Salieron juntos, se abrazaron y se fueron.
Los restos de Pérez Volpin yacen desde ayer en el panteón del Centro Asturiano del Cementerio de la Chacarita. La periodista y legisladora, fallecida el pasado martes mientras le practicaban una endoscopía, fue despedida por sus seres queridos en un emotivo sepelio al que se unieron seguidores y personalidades de los medios y la política.
Al finalizar su velatorio en el Palacio de la Legislatura porteña, la comitiva fúnebre partió al mediodía rumbo al cementerio, con una parada previa frente a Canal 13, donde la periodista trabajó durante más de dos décadas. Ahí la aplaudieron sus excolegas, amigos y quienes de forma espontánea se unieron al acto.
En su arribo a la Chacarita, el féretro fue recibido por una pequeña multitud, entre la que se encontraban el diputado Martín Lousteau y su esposa, Carla Peterson; los periodistas Santo Biasatti y Marcelo Bonelli, y diversos dirigentes y militantes del radicalismo. No se celebró el responso que estaba previsto y los restos fueron trasladados directamente al panteón.
Quebrada por el dolor, la madre de la periodista, Marta Lea Volpin, fue de las primeras en acariciar el cajón. “Siempre estarás conmigo. Te amo, mamá”, fue el mensaje que ella escribió en una nota sobre el féretro.
Desgarrados, encabezaron la comitiva el periodista Enrique Sacco, pareja de la conductora desde hacía seis años; el camarógrafo Marcelo Funes, su exesposo y padre de sus dos hijos, Luna (17) y Agustín (19), también presentes, además de otros familiares, y Melina Fleiderman, pareja de Funes. Agradecimiento
Más temprano, en la Legislatura, Sacco había hablado por primera vez a los medios sobre lo sucedido. Se refirió ante las cámaras al apoyo de los miles de personas que participaron en el velatorio realizado entre anteayer y ayer. “Agradecemos de corazón este reconocimiento y a los ciudadanos que vinieron desde Lanús, Florencio Varela e incluso de provincias como Salta; a los ‘remolones’ [término que Pérez Volpin popularizó en su noticiero de la mañana cuando daba los buenos días a los televidentes] y que pensaron que tenían que estar acá”, dijo.
“A Débora no la vamos a despedir, vamos a celebrar siempre su sonrisa de buena persona. Yo que estaba profundamente enamorado de ella, no puedo entender lo que ha pasado. El país está conmocionado por lo maravillosa que era y ese apoyo es nuestra fuerza para seguir adelante. No tenemos rencor ni deseos de venganza, solo queremos saber la verdad”, agregó Sacco, en referencia a la investigación que lleva adelante la Justicia para averiguar la causa de su muerte (ver aparte).
“Yo a Débora la conocía de la tele, de verla siempre”, comentaba ayer Luisa, una vecina de San Telmo que invirtió su mañana libre para ir al cementerio a dejarle unas flores. Lo mismo ocurrió con cientos de personas que la sentían próxima: compañeros de militancia en el bloque que integraba junto a Lousteau, personas que trabajaron con su padre en el hospital Fernández, estudiantes de TEA que asistieron a sus clases o voluntarios de Cruz roja y otros organismos que trataban con ella.
En la Chacarita, varios de los presentes comentaron su deseo de que la investigación aclare las causas de la muerte, y otros acompañaron con palabras de ánimo y con aplausos para animar a los familiares.
Al panteón, donde los restos de Pérez Volpin descansan ahora junto a los de su padre, Aurelio Pérez Flores, solo accedieron los más cercanos. Finalizado el sepelio, salieron por grupos.
Su madre abandonó el recinto acompañada y caminando lentamente con el dolor que acarrea la pérdida de un hijo. Biasatti y Lousteau, muy conmovidos, no quisieron hablar con la prensa. Luna y Agustín contaron con el abrazo de compañeros y amigos.