Dos mapas del delito con resultados muy distintos entre sí
En el de la Ciudad no aparecen puntos de presunta conflictividad
En enero de 2017 el Ministerio de Seguridad y Justicia de la Nación comenzó a implementar un nuevo mapa del delito que se nutre de datos policiales, judiciales, de otros operadores estatales –agentes de Tránsito, bomberos y médicos del SAME– y, fundamentalmente, de la información que brindan los propios vecinos. Ese mapa es la “hoja de ruta” para establecer el despliegue policial, elaborar y ajustar las políticas de persecución criminal.
La red de vecinos Versalles de Pie, particularmente, lleva desde hace años su propio “mapa del delito” dentro de la Comuna 10. Los realizan a partir de datos aportados por vecinos en las reuniones que organiza la red y luego los acercan a la Justicia. De hecho, esos datos, sostienen en ese grupo, dio pie a allanamientos a los “aguantaderos” señalados, que terminaron con sospechosos detenidos y con el secuestro de dinero, armas, motos y droga.
Sin embargo, hay diferencias entre la situación que marca el mapa del delito “oficial” y el de Versalles de Pie. En el que confecciona la Ciudad no están señalados aquellos “aguantaderos” que, según los vecinos, existen en la Comuna 10 desde hace años.
Voceros del Ministerio de Seguridad y Justicia porteño dijeron a la nacion: “Todo lo que esté comprobado que se trató de un delito se coloca en el mapa. No hay forma de ‘falsear’ el sistema, ya que funciona a partir del entrecruzamiento de los distintos datos obtenidos y es automático. Si algo no está es porque se comprobó que no hubo delito”.
Lucas Schaerer, coordinador de Versalles de Pie, sostiene: “En la esquina de dos de estas casas hay dos domos [cámaras de seguridad] con los que se puede visualizar quién entra y quién sale, y evidentemente se hace la vista gorda”. Agregó que existe “una zona liberada en la jurisdicción de la comisaría 44ª y la Justicia no lo investiga como debería hacerlo”.
La Iglesia implementó un sistema de denuncias anónimas con buzones localizados en distintas esquinas de esta zona. Además se hicieron folletos en los que se enseña cuáles son las marcas que dejan los delincuentes, ante posibles entraderas. “Así se toma conciencia y se forma una red de ayuda vecinal para que el diálogo sea la forma de protección”, dijo el padre Horacio, de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.