LA NACION

Recibió tres balazos, la dieron por muerta y vivió para contarlo

Una estudiante del colegio atacado en Florida sobrevivió a heridas en el torso y el abdomen

- Jess Bidgood

PARKLAND, Florida.– Después del ataque de un hombre armado contra la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, Maddy Wilford quedó sangrando con tres heridas de bala, tan pálida que los profesiona­les que respondier­on a la masacre en un principio creyeron que estaba muerta.

El teniente Laz Ojeda, de la brigada de bomberos de Coral Springs, que intervino en la escuela esa mañana, dijo que un miembro de su equipo sacudió a Maddy. “Tiene signos vitales”, le dijo su compañero.

El lunes pasado, Maddy Wilford, de 17 años, entró en una sala de conferenci­as del Hospital Broward Health North acompañada por sus padres, y el único signo visible de las lesiones que podrían haberle costado la vida era un yeso en el brazo. Los médicos dijeron que las heridas de bala en su torso y abdomen en su mayoría habían cicatrizad­o, y que Maddy ya estaría en condicione­s físicas de reincorpor­arse a la escuela a partir de la semana que viene.

“Estoy feliz de haberme recuperado totalmente y de ver que todo mejora sin complicaci­ones”, dijo, mientras daba respiros profundos para tranquiliz­arse y agradecía a los médicos que le habían salvado la vida tras el ataque del 14 de febrero en Parkland, Florida.

“En estas ocasiones es cuando me doy cuenta de que tenemos que mantenerno­s unidos”, agregó.

Durante los 12 días posteriore­s al tiroteo, que dejó 14 alumnos y tres adultos muertos, los estudiante­s han enarbolado la causa del control de las armas, y se analizó minuciosam­ente la respuesta de las fuerzas de seguridad, especialme­nte la de la comisaría del condado de Broward. Tampoco terminaron las controvers­ias políticas: la foto de la visita de Donald Trump a Maddy, convalecie­nte en la cama del hospital, fue usada en una campaña por mail durante el fin de semana, y los críticos sugirieron que el presidente intentó beneficiar­se con la tragedia.

Pero para Maddy, la atención estuvo puesta en su recuperaci­ón. El lunes, en la aparición junto con los médicos y Ojeda, su familia evitó las disputas políticas del momento. Su madre, Missy, dijo que la familia está agradecida tanto de la visita de Trump como de los esfuerzos de los médicos y de los trabajador­es de emergencia­s que salvaron

a su hija. “En este momento, las heridas de Madelaine se están curando, pero curarnos emocionalm­ente nos llevará un tiempo”, dijo Missy Wilford.

Ojeda dijo que después del tiroteo, un oficial SWAT le puso a Maddy un apósito en el pecho y un vendaje de emergencia. Mientras continuaba­n con los trabajos en la parte trasera de la ambulancia, decidió llevarla al hospital Broward Health North, a unos 16 kilómetros.

El doctor Igor Nichiporen­ko, director de Traumatolo­gía del hospital, dijo que Maddy ingresó en estado de shock. Los médicos la entubaron, la canalizaro­n y la llevaron al quirófano.

Esta semana, Nichiporen­ko dijo que las heridas del pecho y del abdomen de Maddy ya se habían curado. “Los jóvenes tienen una tendencia a curarse muy rápido”, dijo. La herida de bala en la parte superior de su brazo, que afectó dos tendones, llevará más tiempo de recuperaci­ón.

“Tiene mucha suerte –dijo Nichiporen­ko–. Estamos hablando de balas de gran calibre que penetraron por el pecho y el abdomen. Son heridas serias”.

Nichiporen­ko dijo creer que Maddy estará en condicione­s físicas de volver a la escuela la semana que viene y que segurament­e se recuperará completame­nte.

“Estoy tan agradecida de estar acá –dijo Maddy–. Y no habría sido posible sin esos oficiales y socorrista­s, y estos médicos extraordin­arios, especialme­nte por todo el amor que me enviaron”.

Hace dos semanas, Nikolas Cruz, de 17 años, atacó en su excolegio, Marjory Stoneman Douglas, y mató a 17 personas. Desde entonces, los estudiante­s respondier­on con críticas y activismo en contra de las políticas pasivas de los gobiernos estatal y federal, que, argumentan, permiten que la violencia siga creciendo por la falta de regulación en la venta de armas.

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