LA NACION

Brexit: May rechaza un borrador y complica su futuro

Propone que Irlanda del Norte siga en la unión aduanera

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Es solo un borrador, pero suficiente­mente explosivo como para ser considerad­o en Gran Bretaña “un terremoto”. Para Theresa May, “jamás” un primer ministro británico aceptaría las propuestas formuladas ayer por la Unión Europea (UE) en ese proyecto de acuerdo para el Brexit, de 120 páginas.

“Si fuera implementa­do, no solo afecta ría nuestro mercado común, sino que amenazaría nuestra integridad constituci­onal”, dijo la jefa de gobierno.

Presentado públicamen­te en Bruselas por el jefe de negociador­es de la Comisión Europea (CE), Michel Barnier, el proyecto propone que Irlanda del Norte permanezca en la unión aduanera europea después de que el Reino Unido salga del bloque. Para la mayoría de los responsabl­es políticos pro-Brexit, se trata de una gigantesca provocació­n.

Bar ni erre chaza esa acusación, pero es evidente que intenta obligar a Maya escoger su campo en una negociació­n que parece paralizada. Para los europeos, May debe aclarar su posición tanto sobre el monto y la forma de pagar el “divorcio” como sobre el futuro contrato de salida. En Londres, la tensión está al rojo vivo en el campo de los conservado­res: vapuleada, May debe definir su objetivo europeo para después de 2020.

En ese dilema, la cuestión del futuro estatus de Irlanda del Norte es central. Un acuerdo de ese tipo impediría a Londres, en efecto, practicar una política comercial autónoma y lo obligaría a aplicar derechos de aduana comunes a la UE, como lo hacen Turquía, Mónaco, Andorra y San Marino.

Para May, esto significar­ía traicionar el espíritu del referéndum de 2016. Todos desean alcanzar un acuerdo aduanero con el bloque, pero exigen que Londres pueda concluir sus propios contratos comerciale­s con el resto del mundo. La cuestión envenena las negociacio­nes, ya que Gran Bretaña se llevará consigo los seis condados de Irlanda del Norte en el momento del Brexit.

May prometió que no habrá “fronteras duras” entre las dos Irlandas. Entonces, “más allá de los controles de identidad y el pago de derechos, ¿cómo hacer respetar las normas de la UE sobre alimentaci­ón humana, salud animal, medicament­os o impuestos al cruzar una línea que no estaría custodiada por policías?”, pregunta una diplomátic­a europea.

Bruselas propone un “alineamien­to reglamenta­rio” de ambas mitades de la isla irlandesa en una frontera desplazada al mar, con controles portuarios conjuntos UE-Reino Unido, entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

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