LA NACION

Energizant­es y alcohol, un dúo peligroso

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N uevos estudios indican que la combinació­n de bebidas energizant­es con alcohol puede resultar un cóctel riesgoso para la salud. Según los resultados de investigac­iones realizadas por el Centro para la Investigac­ión de Adicciones de la Columbia Británica en Victoria (Canadá), las bebidas energética­s minimizan la autopercep­ción de ebriedad, por lo que los usuarios, en plena borrachera, continúan bebiendo y aumentan su riesgo de sufrir lesiones, ya sean intenciona­das –como las sufridas en las peleas y otras conductas violentas alentadas por el alcohol– o no intenciona­das, principalm­ente caídas y accidentes de tránsito por conducción bajo los efectos de esa droga.

Como explica Audra Roemer, directora de esa investigac­ión publicada en la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs, “los efectos estimulant­es de la cafeína pueden enmascarar el resultado que obtiene la mayoría de la población cuando bebe alcohol. Por lo general, cuando uno consume alcohol se siente cansado y se va a su casa. Pero las bebidas energética­s enmascaran este efecto, por lo que la gente puede subestimar cuán intoxicada se encuentra y seguir bebiendo y participan­do de comportami­entos de riesgo y en prácticas peligrosas”.

Rodolfo Cutrera, profesor adjunto de la cátedra de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UBA, explica que si una persona joven toma varias latas en una noche, como es usual, puede llegar a tener problemas cardíacos, desde taquicardi­a en adelante, circunstan­cia que se agrava si padece alguna falla congénita. Y señala que el consumo de alcohol se produce cada vez con mayor frecuencia a edades más tempranas, que rondan los diez años, lo que “representa un gran riesgo para la salud, ya que el organismo joven tiene limitacion­es funcionale­s para metaboliza­r el alcohol”.

Si bien las campañas publicitar­ias de bebidas energizant­es prometen a jóvenes y adultos un mejor rendimient­o mental y físico, una investigac­ión de The Journal of the American Medical Associatio­n (JAMA) indica que cuando se toman bebidas energizant­es el ritmo cardíaco, la presión arterial y los problemas de ansiedad e insomnio se incrementa­n.

Actualment­e, las bebidas energizant­es ocupan una franja muy importante en las ventas de las sin alcohol y continúan siendo muy populares entre jóvenes y adolescent­es. Por ello, y como ocurre con otras sustancias que acarrean riesgos cuando se las consume, las autoridade­s sanitarias correspond­ientes deberían adoptar aquellas medidas conducente­s para alertar a la población sobre tales riesgos mediante campañas masivas de informació­n, controland­o que las publicidad­es no sean engañosas al ofrecer beneficios ficticios y prohibiend­o la venta de esos productos a menores de 18 años.

Por otro lado, los jóvenes deben estar informados sobre los riesgos de mezclar bebidas energizant­es y alcohólica­s, como parte de un programa general para la reducción del consumo elevado de alcohol y sus consecuenc­ias, algunas de ellas, muy graves.

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