LA NACION

Chicos de 6 y 7 años, “soldados” de narcos en La Matanza

Unos 30 menores eran “vigías” en los búnkeres de droga

- Gustavo Carabajal

Tienen entre 6 y 7 años, pero no van a la escuela: son “soldaditos” de los narcos de la villa Puerta de Hierro. A estos 30 chicos los

dealers les pagan, cada noche, 50 pesos, una gaseosa y un paquete de galletitas para que los alerten sobre la presencia de policías o gendarmes que pongan en riesgo algunos de los búnkeres de venta de droga instalados en ese asentamien­to de La Matanza. Según fuentes policiales, la banda narco –desbaratad­a en las últimas horas– se valía de chicos tan pequeños porque los más grandes ya han sido devastados por el consumo de paco.

Cuando el lunes, minutos después de la una de la mañana, más de 200 efectivos de la policía bonaerense irrumpiero­n en el asentamien­to situado entre las vías del ferrocarri­l Belgrano Sur y la avenida Crovara, se encontraro­n con 30 chicos distribuid­os en los distintos pasillos de la villa Puerta de Hierro como “primera línea” de alerta sobre la eventual presencia de uniformado­s.

Los búnkeres que protegían estos menores pertenecía­n a la llamada banda del Gordo Juan, un narco al que le secuestrar­on, en ese procedimie­nto, tres kilos de cocaína y uno de pasta base, tres ladrillos de marihuana y $ 100.000 en efectivo. Ayer a la mañana la policía bonaerense demolió tres de esas casas de venta de estupefaci­entes al menudeo.

“A esa hora de la madrugada, los únicos que tenían un discurso coherente eran los chicos de entre 6 y 7 años. Contaron que los dealers del barrio les daban 50 pesos por noche, galletitas y gaseosas para que les avisaran si llegaba ‘la gorra’. Los chicos mayores que ellos, los ‘fisura’, como les dicen a los consumidor­es de paco, estaban pasados de droga”, confió a la nacion un comisario, que solicitó la reserva de su identidad.

Aunque deberían, ninguno de esos 30 pibes está escolariza­do, dijeron fuentes judiciales. Distribuid­os de a tres o cuatro por pasillo, pasan toda la madrugada despiertos. Cuando alguno advierte la presencia policial en el barrio debe avisar a otro. Así, el “boca en boca” arma una cadena de alerta que llega hasta el dealer encargado del búnker.

Durante el operativo del lunes en Puerta de Hierro la policía encontró en poder de uno de los chicos un dispositiv­o inalámbric­o, similar a un botón antipánico, que ante la presencia de policías enviaba una señal al celular de uno de los narcos.

En los 33 allanamien­tos realizados por la Jefatura Departamen­tal La Matanza y ordenados por el juez federal de Morón Néstor Barral cayeron 13 narcotrafi­cantes. Entre ellos figuran el supuesto jefe de la banda, identifica­do como Juan Valdiviezo, alias el Gordo Juan, y su esposa, Alejandra Cardozo.

Ayer, efectivos de la policía bonaerense derribaron los tres búnkeres de la organizaci­ón. En una de las paredes, junto a uno de los puestos de venta de droga demolidos, sobresalía el mural con el rostro de un joven: “Changuito”. Se trataría de Alejandro Cardozo, hijo de la pareja del Gordo Juan, asesinado durante un enfrentami­ento entre bandas narco de la zona cuando tenía 15 años.

Con los tres búnkeres derribados ayer, suman 48 los puestos de venta de droga destruidos en los últimos cuatro meses en el conurbano, según informaron fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense.

“Los chicos tomaron el pedido de los dealers como algo natural. Para esos niños era como un juego. Debían estar en los pasillos haciendo lo que hacen siempre: jugar. Si aparecía la policía, entonces sí pegaban el grito. Los niños nunca veían a los jefes de la banda: las órdenes les bajaban de otros chicos, un poco mayores que ellos, que venden droga en el barrio y trabajan para el grupo del Gordo Juan. La función que cumplían los menores era simple, pero muy valiosa para la organizaci­ón, porque la mayoría de los dealers, a la madrugada, ya están como zombis de tan drogados”, expresó un jefe policial de alta jerarquía que conoce muy bien el barrio.

La situación de los niños en Puerta de Hierro fue denunciada por varias organizaci­ones civiles que se dedican a tratar a menores con problemas de adicciones.

Según fuentes policiales, los pasillos adyacentes al cruce de Colonia y Gaboto, cerca del límite de Puerta de Hierro con los barrios Villegas y San Petesburgo, era la zona donde los vendedores de la banda del Gordo Juan habían desplegado la línea de alerta primaria con los chicos de 6 y 7 años. Aunque ninguno de esos menores consume paco –según creen los investigad­ores–, sus hermanos mayores, de 10 años o más, se convirtier­on en adictos que venden droga a los consumidor­es que bajan del tren Belgrano Sur en la estación Villegas.

En Moreno, algo similar

La situación de Puerta de Hierro se repite en Cuartel V, en el partido de Moreno. Allí, recienteme­nte, chicos de 11 años fueron detenidos, armados y con droga en su poder, en asentamien­tos de la zona.

“En los últimos meses hemos apresado a chicos de entre 11 y 14 años con importante­s cantidades de droga. Andaban por la calle con decenas de envoltorio­s de paco y una balanza. Además, llevaban 3000 pesos en billetes de 10. Los narcos los reclutan cada vez más chicos para que vendan droga”, alertó un operador del sistema judicial de la zona. Ninguno de esos chicos está escolariza­do y tienen familiares involucrad­os en el narcotráfi­co.

 ?? Ministerio de seguridad bonaerense ?? Junto a uno de los búnkeres demolidos ayer en Puerta de Hierro, la imagen de un adolescent­e asesinado en una guerra entre bandas
Ministerio de seguridad bonaerense Junto a uno de los búnkeres demolidos ayer en Puerta de Hierro, la imagen de un adolescent­e asesinado en una guerra entre bandas

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