Entre las amenazas y la extradición
“Ataquen que el vuelto no va a ser con caramelos”, lanzó el líder mapuche en el juicio; la sentencia se dará el sábado
El líder mapuche Jones Huala se mostró amenazante ante el juez federal de Bariloche, que decidirá pasado mañana si concede la extradición pedida por Chile, tras un ataque incendiario. Con tono desafiante, se proclamó un “perseguido político” y advirtió: “Ataquen, que el vuelto no va a ser con caramelos”. La audiencia se desarrolló en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
SAN CARLOS DE BARILOCHE.– En una maratónica audiencia de más de ocho horas, que se llevó adelante en un estadio de básquet, en las afueras de Bariloche, se realizó ayer el juicio de extradición de Facundo Jones Huala, quien alegó que es un “perseguido político” y advirtió que la comunidad mapuche resistirá.
“Ataquen que el vuelto no va a ser con caramelos”, lanzó amenazante el lonko reclamado por la Justicia de Chile, que fue trasladado en helicóptero desde el penal de Esquel, donde está preso desde junio pasado.
El juez federal de Bariloche, Gustavo Villanueva, decidirá entre el sábado y el lunes si avala la extradición de Jones Huala a Chile, donde quedará preso y será juzgado por delitos graves, que tienen una pena mínima de 18 años. En ese país está acusado de participar del incendio de una propiedad en Pisa Pisué, cerca de Valdivia, en 2013. Allí vivía una familia mapuche, que fue amenazada con armas tumberas por un grupo de encapuchados, entre los que se encontraría Jones Huala.
Con un intenso operativo de seguridad, del que participaron más de 300 efectivos federales y provinciales, se cercó y restringió el acceso al predio municipal donde se hizo el juicio, alejado unos 4 kilómetros del centro de Bariloche. El objetivo de las autoridades fue que el juicio y las manifestaciones a favor de Jones Huala quedaran encapsuladas en un sector distante del Centro Cívico.
Un grupo de manifestantes mapuches siguieron las instancias del juicio desde un acampe, que comenzó anteayer por la tarde en una avenida cercana, donde por la noche encendieron una fogata para animar los rituales religiosos que realizaron los miembros de la comunidad mapuche afín a Jones Huala.
Por todo el dispositivo de seguridad montado desde hace más de una semana, ante el temor a disturbios, el juicio se realizó en un estadio de básquet, donde se dividió un sector con telas negras, del estilo media sombra, para recrear una escenografía con los muebles que llevaron desde el juzgado federal de Bariloche, ubicado en pleno centro.
En la audiencia no hubo ningún incidente. Solo ingresaron 23 miembros de la comunidad mapuche y unos 50 periodistas. Nadie pudo salir del gimnasio después de que se cerraron las puertas, tras el inicio del juicio.
Audiencia atípica
La situación era algo atípica para un trámite simple, una audiencia de extradición. Pero todo ese despliegue se debía al imputado, el líder mapuche, quien en su alegato advirtió que “si su pueblo tuviese armas sería otro cantar”.
“Este es un juicio político donde hay persecución contra la comunidad mapuche, a la que nos quieren poner como terroristas”, aseguró Facundo Jones Huala en el juicio de extradición. “No voy a pedir clemencia ni piedad. Solo pido que las tierras vuelvan a sus verdaderos dueños”, afirmó el acusado. Y dijo que “a los mapuches nos faltan el respeto en este juicio”.
El líder mapuche dijo que “este estado de opresión llevó a la gente de la comunidad a armarse con lo que tienen para defenderse contra los paramilitares”. En su primera intervención en la audiencia, el lonko lanzó fuertes críticas contra el gobierno nacional, con agravios contra los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Justicia, Germán Garavano. A pesar del tono elevado de su exposición, el juez Villanueva nunca le llamó la atención.
Antes de que el líder mapuche tomara la palabra, el magistrado rechazó un planteo de la defensa para incluir entre las pruebas un supuesto informe de inteligencia –según indicó la abogada del lonko– realizado por el Ministerio de Seguridad.
El juicio comenzó poco después de las 10.15, luego de más de dos horas de demora en medio de un fuerte dispositivo de seguridad. A las 8.34 aterrizó en una cancha de fútbol del gimnasio N° 3, donde se realiza el juicio de extradición, el helicóptero que traía a Jones Humala. Fue bajado esposado y con casco.
A unos 300 metros del predio, manifestantes de la comunidad mapuche recibieron al lonko con gritos y alaridos desde el acampe que se instaló para seguir las instancias del juicio.
El lonko se evadió del país trasandino en 2013, luego del atentado incendiario del que es acusado, y no se presentó a las audiencias a las que fue citado por los tribunales durante el año siguiente, aunque el resto de los acusados en Chile como autores del incendio y de encubrimiento fueron juzgados y absueltos en noviembre de 2014 por el Tribunal Penal de Valdivia. Solo fue condenado a 61 días de prisión condicional la machi Millaray Huichalaf.
En su alegato, el fiscal Jorge Bagur Creta rechazó el planteo de la defensa de que Jones Huala es víctima de persecución política a ambos lados de la frontera. El funcionario del Ministerio Público puso su mirada en el objeto de la audiencia, al aclarar que “en este caso no se juzga penalmente a Jones Huala, sino que solo se debe debatir el pedido de extradición de Chile”.
El fiscal trató de enfocar el caso desde el punto de vista técnico y mellar el tinte político que le imprimieron a su alegato el propio Jones Huala y su abogada Sonia Ivanoff, quien argumentó los intereses y motivaciones políticas que existen en Chile y la Argentina para que se autorice la extradición de su defendido.
Ivanoff también apuntó a la historia de persecución del pueblo mapuche y de la discriminación que sufrió esa comunidad a lo largo de los últimos tiempos. Y advirtió que el aval a la extradición de Jones Huala a Chile es un acto de discriminación contra la comunidad mapuche.