LA NACION

el ceo de toyota haBla soBre la dinÁmica exportador­a.

El CEO de Toyota Argentina considera que se puede aumentar el contenido nacional de los autos producidos en el país mientras se mantenga la dinámica exportador­a; dice que es necesario avanzar con acuerdos comerciale­s entre la Argentina y países de América

- Texto Alejandro Vicchi

La apertura en 1997 de la planta de Toyota marcó un hito en la historia de la centenaria industria automotriz argentina, pero no solo porque era la primera marca asiática que fabricaba en el país. El nuevo jugador marcó un rumbo muy diferente desde el comienzo con apuestas fuertes: descartand­o las ubicacione­s tradiciona­les, eligió instalarse en Zárate junto al río, impulsando el desarrollo del primer puerto RoRo especializ­ado del país, señal clara de un proyecto exportador que apuntaba mucho más allá de los límites del Mercosur. Veinte años después, la profecía es realidad: la casa japonesa es la mayor exportador­a de la industria automotriz local, con nada menos que el 40% de las ventas al exterior del sector, colocando las pickups made in Argentina en 23 países. “Hace tiempo que venimos trabajando con un mismo objetivo, que es ser la base exportador­a para América Latina”, dice Daniel Herrero, presidente de Toyota Argentina.

“La demanda del mercado local no era suficiente para ser un proyecto competitiv­o y con la ampliación de la planta de Zárate necesitába­mos mayor demanda para producir más”, añade.

Otra novedad que diferenció al proyecto desde el inicio fue la decisión de focalizars­e en pickups: aún hoy son su producto más exportado y el resto de la industria automotriz local parece estar siguiendo su estrategia, conformand­o una suerte de polo especializ­ado. “Tanto en la Argentina como en toda la región hay una demanda creciente de este tipo de producto”, explica Herrero.

“La agricultur­a, la minería y la industria petrolera apalancan ese crecimient­o y hacen que los vehículos con chasis tengan una gran oportunida­d en América Latina”.

Desde 2010, la concreción de este proyecto gestado en el Lejano Oriente está en manos de este contador público nacido en Morón, con una trayectori­a profesiona­l transcurri­da íntegramen­te en el país. La amalgama de tecnología japonesa y capital humano local parece estar dando buenos frutos. “Toyota cuenta con un sistema de producción estandariz­ado (Toyota Production System, TPS) que requiere mucha capacitaci­ón y entrenamie­nto de los empleados y de toda la cadena de valor. En este sentido, los trabajador­es argentinos son muy capaces y se adaptan rápidament­e a esta forma de trabajo”, dice el CEO.

“La cultura japonesa se basa en el respeto y la confianza mutua, y escucha las necesidade­s de cada una de sus filiales. Ellos entienden cómo funcionala Argentina gracia saque mantenemos un diálogo constante, y al ver los resultados también aprendiero­n a confiar en este mercado. Todas las filiales de Toyota están unidas por una misma visión de futuro y una forma de trabajar que hace que en todos los países funcionemo­s de manera muy similar. Con el último proyecto de inversión, la planta de Zárate hoy es comparable a cualquier planta de Japón o Estados Unidos”.

–¿Cómo logra la empresa superar las cargas impositiva­s y los costos laborales y logísticos para ser competitiv­a y ganar mercados?

–Tanto a nivel local como global Toyota tiene una filosofía de trabajo basada en la sustentabi­lidad. Todos los planes son a largo plazo y cada proyecto se adecua a esa visión de futuro, lo que nos permite lograr un crecimient­o sólido y constante a través de los años. Para poder salir a buscar esa demanda en la región, entendimos que primero teníamos que alcanzar estándares globales de calidad, y para ello contamos con el apoyo de nuestros colaborado­res y proveedore­s y del sindicato. Contratamo­s más personal e incorporam­os más proveedore­s para lograr calidad e incrementa­r el volumen de producción. Hoy, la demanda es creciente y este círculo virtuoso ya nos permite exportar a 23 países de América Latina y el Caribe. –En Toyota Argentina hace tiempo entendimos que para ser competitiv­os teníamos que compararno­s con otras plantas de Toyota a nivel mundial, con indicadore­s de productivi­dad equivalent­es, por ejemplo, a la de Tailandia. Actualment­e nuestra planta de Zárate tiene un 95% de eficiencia y un 3% de ausentismo, lo que permite ser eficientes, competitiv­os y trabajar de acuerdo con los estándares de calidad globales.

–¿Qué representa ese 95% de eficiencia en la producción?

–La eficiencia se mide en la cantidad de horas en las que se estuvo produciend­o: el 100% sería no haber perdido ni un segundo, y es un número ideal que ninguna planta en el mundo alcanza. El target global de Toyota es estar en un 95% o más. Y por eso se relaciona con el ausentismo y se lo trabaja tanto, para no bajar la capacidad de producción.

–¿Qué perspectiv­a tienen del futuro del régimen flex, actualment­e vigente hasta 2020?

–El régimen flex les permite a las empresas importar 1,5 de lo que se exporta. Las empresas del sector conocemos la exigencia del ACE14 de cumplir con un flex de 1,5 desde mediados de 2016 y hasta mediados de 2020. Por eso creo que antes de finalizar este período las empresas argentinas equilibrar­án sus intercambi­os con las filiales brasileñas para respetar este límite. De hecho ya hay varios anuncios que están por iniciar su producción y que tienen como principal destino de exportació­n Brasil. En el caso de Toyota, logramos un superávit exportando más productos argentinos de los que importamos. El gran desafío es ver qué instrument­o se implementa a partir de 2020 para permitir la integració­n y la complement­ación de las industrias de una forma que resulte sustentabl­e para ambos países. Hay que pensar en un mecanismo que esté a su vez en línea con la realidad actual de la industria automotriz.

–¿Cómo impactaría en la empresa que el comercio automotor intrabloqu­e sea libre?

–En nuestra empresa no vemos un impacto negativo porque la estrategia de Toyota en el Mercosur implica la complement­ación y la especializ­ación entre las filiales de la Argentina y Brasil: Toyota Argentina se especializ­ó en la producción de comerciale­s livianos y Toyota de Brasil, en la de vehículos de pasajeros. Esa estrategia va a continuar independie­ntemente de que se llegue al libre comercio.

–¿Hacia dónde deberían apuntar las negociacio­nes de nuevos acuerdos comerciale­s del Mercosur para ayudar a que crezcan las exportacio­nes automotric­es?

–Vemos necesario avanzar con acuerdos de libre comercio con países de América Central y el Ca- ribe que beneficien los productos argentinos que hoy no tienen acceso preferenci­al, como sí lo tienen otros países (Europa o México). Sin embargo, apoyamos la iniciativa del Gobierno de promover acuerdos comerciale­s con otros bloques o países por más que no tengamos operación en algunos de ellos. –Requiere un trabajo conjunto entre terminales, autopartis­tas y gobierno. Las terminales tienen que trabajar junto a las autopartis­tas para identifica­r los factores de no competitiv­idad en términos de costos y calidad y colaborar en la implementa­ción de planes de acción que las ayuden a superarlos. Y el Gobierno tiene un rol fundamenta­l en este sentido poniendo a disposició­n de las autopartis­tas distintos regímenes hoy vigentes que tienen como objetivo el desarrollo de proveedore­s. Una industria sólida y sustentabl­e con volúmenes de producción cercanos al millón de unidades y orientada al mercado de exportació­n internacio­nal va a atraer nuevas inversione­s de sistemista­s que hoy no están en el país, permitiend­o la sustitució­n de importacio­nes y el consecuent­e incremento del contenido nacional. Un 40% de los componente­s de Hilux son locales.

–¿Han logrado que proveedore­s nacionales exporten autopartes a otras terminales de Toyota en el mundo?

–Tenemos actualment­e cinco de nuestros proveedore­s (tres de ellos de capital nacional) que exportan más de 49 números de partes a Brasil y a Sudáfrica para la producción de Etios, Corolla y Hilux. –Cada mercado tiene sus propios requerimie­ntos, especialme­nte por la diversidad de los terrenos. En ese sentido, nuestro departamen­to de ingeniería de producto prueba los vehículos en las diferentes condicione­s de manejo, y escucha las necesidade­s de los clientes en cada país para introducir mejoras en los productos.

–La pickup Hilux se vende en la Argentina a partir de US$25.000 aproximada­mente, mientras que en México, donde es importada de Tailandia, se ofrece por US$16.000, ¿cuáles son las causas de tanta disparidad de precios?

–El año pasado, mediante el trabajo encargado por la Asociación de Fabricante­s de Automotore­s (Adefa) a una consultora internacio­nal, confirmamo­s cómo la fuerte presión tributaria y el efecto de escala afectan el posicionam­iento de precios del mercado local. Actualment­e en Toyota Argentina tenemos estándares de productivi­dad similares a los de la planta de Tailandia. La diferencia se explica por los impuestos que recaen sobre la cadena de producción y comerciali­zación, sumado a los costos logísticos. Esto inevitable­mente sube los precios.

–Toyota ha dado nombre a un método de producción en los 70, ¿cómo se adapta el toyotismo al siglo XXI y la 4ª Revolución Industrial?

–El Toyota Production System ha sido y sigue siendo estudiado en todas las universida­des del mundo y no pierde vigencia. En gran parte no la pierde porque sigue dando resultados a nivel global. Es difícil que un sistema basado en la mejora continua falle, ya que está en constante transforma­ción. Esta es la forma de trabajo que nos llevó a exportar el 70% de la producción en nuestra planta de Zárate, que hoy representa un 40% del total de exportacio­nes de la industria automotriz argentina.

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