Barañao
El doctor Lino Barañao concluyó su nota a favor de la despenalización del aborto con una invocación a no confundir las “convicciones propias de nuestra visión del mundo” con “argumentos pretendidamente científicos”. El centro de su exposición, por este motivo, consistió en refutar, mediante una teoría científica a su juicio verdadera, la idea “pretendidamente científica” de que con la concepción comienza a existir una persona humana. Barañao resumió esta teoría al afirmar que la “historia evolutiva de nuestraespeciesereproducedurante el desarrollo embrionario, desde una célula primordial hasta una criatura que nace, pasando por estadios muy similares a los embriones de otras especies”. Esta explicación, que según Barañao habilitaría la posibilidad del aborto en los primeros meses de vida, puesto que en los estadios primitivos de desarrollo no estaríamos ante seres humanos, ha tenido un interesante desarrollo en el pensamiento occidental del siglo XIX y hasta principios del XX, pero fue considerada insostenible por los científicos hace ya mucho tiempo. Se trata de una concepción más filosófica que científica, cuya expresión más conocida, casi idéntica a la propuesta por Barañao, fue desarrollada por el autor alemán Ernst Haeckel, cuya teoría justificaba no solo el aborto, sino también la “higiene racial”, idea que fue asumida luego con entusiasmo también por el nazismo y que renace hoy con otras formas. Sería muy importante, como propone Barañao, no confundir convicciones filosóficas con planteos científicos. Y, menos aún, con planteos científicos erróneos, como en este caso. Es de lamentar que el ministro no haya seguido su propio consejo. Juan Pablo Roldán Profesor de filosofía UCA/Unsta DNI 16.225.646