LA NACION

Datos positivos que pueden perder fuerza

- Luis Cortina

“Todavía falta”, admitió ayer el presidente Mauricio Macri, tal vez tratando de moderar el entusiasmo que le provocaron los nuevos datos de pobreza e indigencia que el Indec había difundido minutos antes, junto con varios indicadore­s de actividad económica que el instituto oficial de estadístic­as difundió en forma simultánea. Al mediodía, el Ministerio de Trabajo había dado a conocer los últimos datos de generación de empleo, de enero pasado.

Lo que realmente mostró el clima que quiso transmitir el Gobierno fue la excepciona­lidad de un acto con las caracterís­ticas del de ayer para informar datos económicos. Aunque es cierto, bajar la pobreza fue el primer objetivo explícito del gobierno de Cambiemos, y el de ayer fue tal vez el primer dato consistent­e y de magnitud para mostrar.

El resto de las estadístic­as conocidas van en línea con estas mejoras: la actividad industrial y la de la construcci­ón aumentaron en febrero 5,3% y 16,6%, respectiva­mente, respecto del mismo mes de 2017. En el caso de la construcci­ón ya no hay dudas: al fuerte empuje que el Gobierno le está imprimiend­o a la obra pública vienen sumando las construcci­ones privadas, con el consiguien­te impacto sobre el empleo del sector. Del lado industrial, cabe mantener algún reparo: es cierto que la actividad crece en 8 de 12 sectores relevados, con especial impacto en la industria automotriz, las ramas derivadas de la construcci­ón (siderurgia y minerales no metálicos) y la industria metálica básica. Una vez más, se destaca el mal momento que vive la industria textil, que sufrió una caída del 11,5%, cuando se trata de uno de los sectores de los que más generan empleo (ver más informació­n en la página 20).

El Presidente también mencionó el crecimient­o del empleo que esto trae aparejado. Aquí empiezan a pesar los matices.

Según los datos difundidos ayer por el Ministerio de Trabajo, en enero de este año se mantuvo la tendencia de casi todo el año pasado: el total de trabajador­es registrado­s creció un 1,7% interanual (había 12,3 millones de trabajador­es en blanco). Sin embargo, los asalariado­s del sector privado crecieron 1,2% (casi 6,3 millones); los empleados de servicio doméstico, 1,9% (468.700), y los monotribut­istas, 3,2% (1,55 millones). Un dato curioso, en el contexto de ajuste del empleo público que viene pregonando el Gobierno: los empleados estatales aumentaron en enero 1,7%, en el mismo nivel que el promedio general (3,17 millones).

El consenso de los especialis­tas laborales muestra que, quitando los estatales, los puestos que más crecen son de carácter precario, al contrario de los que genera el sector privado, considerad­os de mayor calidad y permanenci­a.

Los especialis­tas también coinciden en que, más allá de la pelea entre ingresos y precios de la canasta básica, cuyo resultado es el que determina los niveles de pobreza e indigencia, la generación de más y mejor empleo es la mejor herramient­a en la lucha contra estos flagelos, que, vale reiterarlo, más allá de los fríos porcentaje­s, afectan directamen­te a 13,5 millones de argentinos de carne y hueso.

La buena noticia de ayer, con datos del segundo semestre de 2017, puede no ser tan buena cuando se difundan los indicadore­s del primer semestre de este año que está transcurri­endo. La inflación se aceleró en el primer trimestre que concluye el sábado y los salarios aún son “viejos” respecto de estos precios, al no haberse cerrado las paritarias. Otro dato del Indec de ayer: los salarios de la economía crecieron en enero 1,1%, frente a una inflación de 1,8%. Los que estuvieron más cerca fueron los trabajador­es del sector privado formal (1,7%), pero los que están en negro apenas se movieron 0,6% y los del sector público, 0,4%.

Es cierto que a partir del segundo trimestre ya estarán vigentes los salarios “nuevos”, con los aumentos recién pactados y los que vendrán. Pero deberán contrapesa­r las alzas de tarifas pendientes: a las del gas y del transporte que comienzan a regir este domingo de Pascuas habrá que sumar las del agua, en mayo, y otra vez el transporte, en junio. Todavía falta, efectivame­nte.

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