LA NACION

Un primer paso en el escenario global en busca de legitimida­d

- Jonathan Cheng Traducción de Jaime Arrambide

Tras su viaje clandestin­o a Pekín, Kim Jong-un dio sus primeros pasos en el concierto diplomátic­o internacio­nal.

Relegado como un paria por la comunidad internacio­nal desde hace años, Kim y su régimen buscan legitimida­d y reconocimi­ento como Estado con armas nucleares mientras la dilapidada economía de su país enfrenta sanciones más severas que nunca.

Como su padre, Kim tardó más de seis años en atreverse a salir de Corea del Norte. Su encuentro en Pekín con el presidente Xi Jinping, efectuado en secreto, preparó el terreno para su mayor desafío diplomátic­o hasta ahora: la cumbre con Donald Trump.

Después de tomar el control de Corea del Norte tras la muerte de su padre en 2011, los analistas tenían dudas sobre la manera en que Kim ejercería el poder y sobre su relativa inexperien­cia, cuestiones que se veían aún reforzadas por su falta de contacto directo con los líderes extranjero­s y su aparente falta de voluntad para alejarse demasiado de Pyongyang. Comparado a su padre, Kin Jong-iI, el actual dictador tuvo poco tiempo de liderazgo antes de tomar las riendas del país. Pero en los tres meses de este año, el joven Kim emprendió una ofensiva diplomátic­a que –según los expertos– refleja una confianza en aumento.

El mes pasado, envió a su hermana a los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur e invitó al presidente Moon Jae-in a Pyongyang. Kim fue el anfitrión de altos funcionari­os surcoreano­s en un suntuoso banquete donde presentó la invitación a Trump para una cumbre diplomátic­a.

El viaje a China, su aliado, demostró que el líder norcoreano dio un paso de ventaja sobre el presidente estadounid­ense para una reunión tentativa. La visita también permitió que Pekín, con quien las relaciones se habían resentido, ocupe un rol central en los esfuerzos para encontrar una solución al estancamie­nto nuclear.

“Kim está poniendo más atención en demostrar que puede jugar el papel de hombre de Estado en el concierto internacio­nal”, dice Jean Lee, experto en Corea del Norte del Wilson Center, de Washington.

En Pekín, Kim y su esposa se encontraro­n con Xi y su mujer durante un almuerzo donde, según describió un funcionari­o de Corea del Norte, “reinó una atmósfera íntima y armoniosa desde el principio hasta el final”. Kim también invitó a Xi a Pyongyang para una visita oficial que fue aceptada “con mucho gusto”.

“Con solo mirar el lenguaje corporal, pareció muy cómodo en la visita a Xi”, dijo Jung Pak, un experto norcoreano de la Brookings Institutio­n y exagente de la CIA encargado de analizar al dictador. La voluntad de Kim de llevar a su esposa a los encuentros con los representa­ntes surcoreano­s y con el presidente chino le sirve para “hacerlo parecer un líder completo, una persona en tres dimensione­s, no una caricatura”, señaló Pak.

Kim llegó a la capital china con una posición más afianzada en la disputa nuclear, ya que pasó el año pasado efectuando las pruebas militares de su sexto dispositiv­o nuclear y de los primeros misiles balísticos interconti­nentales. Además, ya contaba con el acuerdo de Trump para reunirse, un hito diplomátic­o que ni su padre ni su abuelo pudieron lograr.

“Xi no habría concedido esa reunión si los chinos no estuviesen realmente preocupado­s por las cumbres próximas y si no quisiesen participar allí de alguna manera”, señaló Robert Kelly, profesor de Ciencias Políticas y diplomacia de la Universida­d Nacional de Pusan, en Busan, Corea del Sur.

Interrogan­tes

Mientras tanto, en Estados Unidos aumentaron los interrogan­tes sobre el riesgo de un conflicto militar si las conversaci­ones con Corea del Norte no dieran como resultado una desnuclear­ización. Trump nombró recienteme­nte como secretario de Estado al halcón Mike Pompeo y como asesor de seguridad nacional a John Bolton, que recomendó ataques preventivo­s contra Corea del Norte.

“Hay una convergenc­ia de intereses entre Corea del Norte y China”, dijo Kim Sungchull, profesor de estudios de seguridad del Instituto de Estudios para de la Paz y la Unificació­n de la Universida­d Nacional de Seúl. “Corea del Norte necesita apoyo, y China no quiere que Corea del Norte se escape de su esfera de influencia”.

En las negociacio­nes con Estados Unidos, los analistas de seguridad estiman que Kim buscará reconocimi­ento como Estado con armas nucleares, o si decide renunciar a ellas, prevén que exigirá compensaci­ones por las sanciones y garantías de seguridad de parte de Estados Unidos.

Todavía no fue fijado el lugar ni la fecha de la reunión entre Trump y Kim, aunque los diplomátic­os y los analistas de seguridad dijeron que probableme­nte sería en un lugar neutral.

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