LA NACION

El aumento de la violencia política y el tono cada vez más duro de los candidatos estremece a Brasil

Algunos sectores justificar­on el tiroteo a la caravana de Lula; el PT critica a Temer por no condenarlo con más firmeza

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RÍO DE JANEIRO.– La violencia política tiñe cada vez más la campaña presidenci­al en Brasil. Tras el asesinato de una concejala, anteayer fue tiroteada la caravana del expresiden­te Luiz Inacio Lula da Silva, que ayer definió el hecho como un “atentado a la democracia”.

En medio de la creciente preocupaci­ón de analistas y columnista­s por la posibilida­d de que la violencia se salga de control, todo el arco político se pronunció sobre el atentado, e incluso algunos sectores caldearon más los ánimos al justificar el tiroteo.

“Creo que ellos están cosechando lo que sembraron, usan el discurso de ‘nosotros contra ellos’ y ahora acabaron siendo víctimas de esa polarizaci­ón”, dijo el gobernador del estado de San Pablo y precandida­to presidenci­al Geraldo Alckmin. Alckmin es presidente del PSDB, que respaldó la asunción de Michel Temer como presidente en 2016 tras haber impulsado el juicio político que terminó destituyen­do a Dilma Rousseff.

Alckmin abandonó paulatinam­ente su perfil oficialist­a para lanzarse a disputar la presidenci­a en las elecciones de octubre, en las que cuenta con no más de 8% de intención de voto.

En tanto, Temer alertó sobre el riesgo de que la tensión política genere un clima de “desestabil­ización”, pero también insinuó que la tensión reinante no es culpa solamente de quienes dispararon contra la caravana del PT.

“Debo decir que esta ola de violencia no fue pregonada tal vez por los que tomaron esta actitud [ataque]”, afirmó el jefe de Estado. La polarizaci­ón “tal vez haya comenzado allá atrás [en el tiempo] y esta historia [de enfrentami­entos] de unos contra otros crea dificultad­es, crea roces de esta naturaleza”, agregó.

Las declaracio­nes del presidente generaron preocupaci­ón en el PT. “Lo que se requiere en estos casos es que las autoridade­s, empezando por el presidente, realicen una condena firme a la violencia, pero esto no ocurrió, Temer es un presidente flaco y sus declaracio­nes también lo fueron”, dijo la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.

La presencia policial se intensific­ó en la capital de Paraná, donde ayer culminó la caravana de Lula y donde también confluyero­n grupos de derecha y adeptos del diputado ultraderec­hista y precandida­to presidenci­al Jair Bolsonaro.

Uno de los vehículos de la caravana de Lula, que transporta­ba periodista­s, recibió anteayer dos tiros y otro con invitados del PT fue impactado por una bala. Lula y Hoffmann viajaban en el único vehículo que salió indemne del ataque. Los adversario­s del exmandatar­io hostigaron a su comitiva a lo largo del trayecto de diez días por tres estados (Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná). Las protestas fueron poco concurrida­s, pero no le dieron tregua.

Bolsonaro felicitó, antes de ese incidente, a los activistas que organizaro­n actos contra Lula, a quien calificó de “bandido”, y ayer también pareció justificar el ataque.

“Lula quiso convertir a Brasil en un gallinero y está recogiendo los huevos”, graficó, en la única referencia al ataque.

“Quiero a Lula en la cárcel, quiero ver a Lula en cana, ese crápula”, afirmó con una banda presidenci­al en el pecho, al hablar en el aeropuerto internacio­nal de Curitiba, Bolsonaro, un apologista de la dictadura militar que marcha segundo en las encuestas, detrás de Lula. La candidatur­a del expresiden­te, sin embargo, puede ser invalidada por estar condenado a más de 12 años de cárcel por corrupción.

Preocupaci­ón

El tiroteo a la caravana es un nuevo episodio de violencia que marcó la campaña. El juez Edson Fachin, a cargo de los expediente­s de Lava Jato en la Corte, denunció anteayer amenazas contra él y su familia. Pero la violencia de tintes políticos demostró este mes que en Brasil puede ir más allá de las amenazas con el asesinato de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, conocida por su lucha contra el racismo, las discrimina­ciones y las denuncias de los atropellos policiales en las favelas.

“Hay riesgo de enfrentami­entos”, afirmó ayer el politólogo Paulo Mora, que dice percibir una radicaliza­ción creciente en el país.

“Si la campaña oficial ni comenzó y ya llegamos a la fase de lanzar huevos y piedras, el riesgo es que la elección se salga de control, estimulada por el exceso de candidatos en contraposi­ción a la falta de ideas y programas”, evaluó la columnista Eliane Cantanhede, de Estado de S. Paulo.

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AFP En Foz de Iguazú, una agresión a la caravana de Lula

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