LA NACION

La Justicia intenta el último salvataje de Oil Combustibl­es

Convocó a una audiencia para definir si Cristóbal López aporta capital o si avanza a un cram down

- Hugo Alconada Mon

En un último y desesperad­o intento por evitar la quiebra de la petrolera de Cristóbal López, los intervento­res judiciales pidieron ayer abrir un proceso de salvataje de Oil Combustibl­es, el verdadero motor del Grupo Indalo.

Los intervento­res concluyero­n que la petrolera se encuentra “en un virtual estado de falencia”, ante la ausencia de interesado­s con propuestas concretas de inversión y la “evidente imposibili­dad de obtener una conformida­d de la AFIP (…) a un plan de pagos que pueda cancelar” los miles de millones de pesos adeudados.

Ante ese panorama, el juez a cargo del concurso, Javier Cosentino, convocó ayer mismo a López y a su socio, Fabián de Sousa, a una audiencia, fijada para el jueves próximo, “bajo apercibimi­ento de ser traídos por la fuerza pública”, remarcó.

Cosentino también ordenó que los tres intervento­res –Francisco Cárrega, Carlos Bianchi y Liuba Lencova– y los síndicos deberán asistir a esa reunión, en la que evaluarán juntos las opciones disponible­s, que para los intervento­res aparecen agotadas.

Por ese motivo, los intervento­res recomendar­on al juez acortar los plazos procesales y requerir que se inicie de inmediato el último intento de salvataje previsto en la ley de concursos –conocido en el derecho comercial como cram down–, criterio que compartió el propio López.

A través de un escrito que presentó su abogado, Alberto Beraldi, ante el juez federal Julián Ercolini, el empresario patagónico planteó que compartía el criterio de renunciar al llamado “período de exclusivid­ad” y solicitar el salvataje.

Aunque sin aludir a ellos por sus nombres, sin embargo, los intervento­res criticaron a López y De Sousa, como también a Ignacio Rosner y Santiago Dellatorre, quienes administra­ron el Grupo Indalo entre octubre pasado y este mes.

“La quiebra luce objetivame­nte inexorable ante la imposibili­dad de afrontar el pago” de las deudas acumuladas por la petrolera, antes y después del concurso, indicaron los intervento­res Cárrega, Bianchi y Lencova, por lo que recomendar­on intentar ese salvataje o decretar la quiebra, para evitar el “previsible deterioro de los activos de la empresa”.

Previsto en el artículo 48 de la ley 24.522, el salvataje o cram down habilita a la Justicia a convocar, contra reloj, a los acreedores y otros potenciale­s interesado­s que quieran tomar el control de la empresa en problemas. Si eso no ocurre –o no se homologa la propuesta que presenten–, ese mismo artículo establece que el juez decretará la quiebra “sin más trámite”.

Para López y De Sousa sería un nuevo –y acaso definitivo– golpe empresario, tras la quiebra del Banco Finansur y las aperturas de los concursos de acreedores de otras dos de sus empresas: Radio Productora 2000 SA, controlant­e de la FM Vale, y Telepiu SA, la sociedad comercial que opera C5N, Minuto Uno y CN23.

En ese contexto, los intervento­res de Oil Combustibl­es plantearon con claridad para qué pidieron una audiencia: para que los dueños del Grupo Indalo clarifique­n si tienen “soluciones inmediatas” que aportar para rescatar la petrolera, aunque descartaro­n que eso fuera a ocurrir.

“No se ha presentado a estos auxiliares un esquema concreto y garantizad­o que asegure una financiaci­ón inmediata de la empresa que permita el pago de sus gastos fijos, los impuestos, los costos financiero­s, y el inmediato pago de los créditos posconcurs­ales exigibles [...], así como un plan concreto y garantizad­o de pago de la deuda preconcurs­al”, indicaron.

El panorama es por demás desalentad­or, según detallaron. Por un lado, porque la deuda preconcurs­al que acumuló Oil Combustibl­es con la Administra­ción Federal de Ingresos (AFIP) superó los $8000 millones, y solo podría quedar sujeta a un plan de pagos de 12 cuotas mensuales.

A esa primera suma, además, deben sumarse otros $1800 millones de deuda posconcurs­al, que la AFIP aclaró que debería cancelarse de manera inmediata, “sin posibilida­d legal de una reestructu­ración, espera y/o quita”, aclararon los intervento­res.

Sin embargo, allí no se acaban los pasivos. Porque también deben sumarse las deudas que Oil Combustibl­es acumuló con otros proveedore­s y sus propios empleados, además de pasivos fiscales, después de presentars­e en concurso, por al menos $460 millones más.

Así, si López y De Sousa quisieran retener el control de la compañía o alguno de sus acreedores o un tercero deseara quedarse con la petrolera, deberían abonar unos $2500 millones el primer mes y afrontar luego pagos por $670 millones cada mes, solo para cancelar las deudas, sin contar el capital de trabajo que también requeriría la compañía para ponerse otra vez en marcha.

Destino final, Uruguay

Los intervento­res judiciales presentaro­n además otro escrito en el concurso, en el que informaron cómo es la composició­n accionaria detrás de la petrolera Oil Combustibl­es y cuyos últimos eslabones se encuentran en Panamá y Uruguay.

Según precisaron, Oil es controlada por otras dos sociedades que integran el Grupo Indalo: Inversora M&S SA y South Mineral SA.

Los accionista­s de Inversora M&S SA son, a su vez, López y De Sousa, pero también el fideicomis­o CML II –que controla el propio López– y la sociedad panameña Nitzon Holdings Inc., que retiene la mayoría accionaria y cuyo representa­nte es De Sousa.

Detrás de South Mineral SA, en tanto, se encuentran el propio López e Inversora M&S SA, por lo que en la práctica la panameña Nitzon Holdings Inc. también es la controlant­e final de ese tramo.

Detrás de esa firma panameña, a su vez, se encuentra la firma uruguaya Hissey SA, que su vez controlan López, De Sousa y el fideicomis­o CML II, cuyos fiduciante­s son él mismo y su hijo Nazareno, por partes iguales.

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