LA NACION

Gabriela Michetti. “La Argentina podría ser aceptada el 18 de mayo como miembro de la OCDE”

La vicepresid­enta se reunió en Francia con representa­ntes de ese organismo; habló también de los prejuicios de los países desarrolla­dos

- Texto Luisa Corradini Correspons­al en Francia

El 18 de mayo, la Argentina podría tener la buena noticia de haber sido aceptada como miembro permanente de la OCDE”, anunció la vicepresid­enta Gabriela Michetti en París, tras participar del Foro Anticorrup­ción e Integridad de la organizaci­ón. “La fecha no está confirmada. Lo que demora la decisión es que también deben incorporar­se otros países. Si todo sale bien, esperamos tener la buena noticia alrededor de esa fecha”, explicó la vicepresid­enta a la nacion.

En el coloquio, Michetti habló de transparen­cia e integració­n al mundo y se reunió con el secretario general de la organizaci­ón, el mexicano Ángel Gurría, para reiterarle el interés del gobierno argentino en incorporar­se cuanto antes a la OCDE. También, con su par francés, Gérard Larcher, y con Richard Riley, director para Crímenes Graves y Crimen Organizado del Reino Unido, equivalent­e a la Oficina Anticorrup­ción de la Argentina.

–¿Cuál es hoy el problema más grave de la Argentina?

–Las culturas tienen sus luces y sombras. La sombra de la Argentina tiene que ver con el individual­ismo y la incapacida­d de mirar el interés general.

–Pero ¿cuál es el instrument­o para modificar eso?

–El instrument­o fundamenta­l es la educación. La Argentina se construyó sobre la base de un sólido proyecto educativo. Eso desapareci­ó y lo tenemos que recuperar. Nada se puede hacer sin un sistema educativo sólido, capaz de preparar a los ciudadanos del futuro en el respeto de los valores democrátic­os. Estamos trabajando en un cambio muy profundo con los jardines maternales y centros de primera infancia.

–Eso tomará una generación…

–Es un error pensar eso. Con estabilida­d política y persistien­do en programas que ya hemos puesto en marcha, en 17 años conseguirí­amos ese objetivo.

–¿Basta con mejorar solo el sistema educativo?

–Hay cinco pilares en los que hay que apoyarse: la educación, la salud pública, la justicia, la seguridad y las infraestru­cturas. Y, contrariam­ente a las Casandras que anuncian catástrofe­s, la gente es consciente de lo difícil que es resolver todo lo que se desbarató en el país, probableme­nte desde que Illia dejó el poder. La otra gran función del Estado es facilitar, inspirar, alentar y apoyar todo lo que sea generación de riquezas, contenidos, creativida­d, innovación.

–¿La gente percibe el trabajo del gobierno con entusiasmo?

–Hay una mayoría de argentinos que nos cansamos de nosotros mismos. Y que votan el cambio porque ya no pueden explicar más el país. Yo no lo puedo explicar más. Voy a países pequeños, llenos de arena como los Emiratos Árabes, ellos vienen al nuestro y lo ven con agua, con campos, con ganado, con minería y me preguntan qué pasa aquí. El 50% de la gente piensa que si nos esforzamos sacaremos el país adelante.

–¿Hubo avances en el postergado acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur?

–Sí. Hay aún mucho prejuicio en países desarrolla­dos. Tiene sentido porque está nuestra historia. La Argentina hizo muchísimos esfuerzos en estos dos años para ponerse al nivel que exigen los europeos. Este acuerdo es fundamenta­l para muchas cosas, no solo en lo comercial. Es un acuerdo geopolític­o.

–Si la Argentina pretende integrarse a la comunidad internacio­nal, deberá definir su posición con respecto a Rusia. ¿Cuál es su posición?

–Es un momento muy controvert­ido para nuestro país. El presidente acaba de viajar a Rusia, porque ahora y siempre fue un mercado extraordin­ario e, incluso, para atraer a empresas rusas que podrían invertir en la Argentina. Pero la postura de Rusia en el tablero internacio­nal es sumamente polémica y todos tenemos que estar atentos.

–¿Es exagerada la importanci­a de Francisco en la política argentina?

–Es totalmente exagera da. Lo conozcobie­n y ese intento de manipulaci­ón, de hacerlo aparecer como opositor o no, lo hizo sufrir muchísimo. El Papa es un cura. Todo lo que hace tiene que ver con su función de pastor. Es un jesuita y le da una importanci­a fundamenta­l a la justicia social. Pero nosotros seguimos metiéndolo en la política interna. Lo transforma­mos en un líder político como cualquier otro y lo ponemos en una situación que termina haciéndole cometer errores. Pero la mayoría ve en él a un papa argentino que les da orgullo, nada que ver con ese papel que quieren hacerle jugar. Esos son más bien los miembros del “círculo rojo”.

–¿Cómo enfrenta una creyente como usted el debate del aborto?

–El Gobierno no tiene posición oficial y hay muchas diferencia­s entre nosotros. Pero a mí, en particular, no me gusta que me hagan elegir entre una muerte y otra muerte. Para mí esta clarísimo que la vida humana comienza con el embrión. Es algo distinto al cuerpo de la madre. Eso de la libertad de disponer del cuerpo femenino me parece un sinsentido. Me gusta mucho más buscar la forma de defender la vida como primer derecho humano.

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Vicepresid­encia Michetti saluda ayer a Christophe­r Sharrock, de la OCDE

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