Alarma y ocho horas de caos en la zona de Retiro por un escape de gas
Una retroexcavadora que trabajaba en la obra del Paseo del Bajo perforó un caño de Metrogas; evacuaron una escuela y un edificio; hubo cortes y desvíos de tránsito
Primero fue un escape de gas. Luego, un caos generalizado. Toda la zona de Retiro colapsó durante la mañana y casi toda la tarde de ayer como consecuencia de la rotura de un caño de la red de Metrogas en la avenida Ramón Castillo al 1700, que obligó a evacuar edificios cercanos y a realizar múltiples desvíos de tránsito.
Allí trabajaba una retroexcavadora contratada por la unión de empresas JCR SA-Coarco SA, adjudicataria de un tramo de la obra del Paseo del Bajo, cuando poco antes de las 8 perforó un caño de media presión de 10 cm de diámetro. Un fuerte olor a gas invadió los alrededores, para el susto de los vecinos. Pronto se desplegó un operativo en el que Defensa Civil cerro el perímetro de la zona y evacuó a 150 chicos de una escuela primaria más otras 40 personas que trabajaban en un edificio. No se permitió el ingreso al sector ni siquiera a los empleados de las firmas portuarias cercanas.
El momento de mayor desorden de tránsito ocurrió a las 9, cuando se tuvo que redirigir a todos los camiones que transitaban por las avenidas Castillo y Salguero. Si bien se pudo contener la fuga del gas alrededor del mediodía, Metrogas continuó trabajando en la zona toda la tarde, a contra reloj frente al éxodo previsto por Semana Santa.
La avenida Ramón Castillo estuvo cortada totalmente en ambos sentidos, fue cerrada la bajada de la autopista Illia hasta Castillo y hubo desvíos en Salguero y la Costanera, y en Sarmiento y la Costanera, en sentido sur. También permaneció bloqueada la intersección de Antártida Argentina y Castillo y se realizaron desvíos sobre Antártida Argentina, Comodoro Py e Inmigrantes. Unos 30 agentes de tránsito colaboraron en estas tareas,
Bomberos de la Ciudad estuvieron presentes con tres dotaciones y desde un primer momento se abocaron a arrojar agua sobre el lugar de la fuga de gas. Una dotación de la Prefectura Naval abasteció el líquido para tal fin. Sergio Aníbal Arbe, jefe de bomberos de la zona 2, explicó a que la nacion “se hidrolizó para evitar que cualquier chispa o punto caliente –como un encendedor o un auto– pudiera generar una explosión”. Trabajaron en un radio de alrededor de 100 metros del punto del escape.
Voceros de la empresa Metrogas confirmaron que no existía “riesgo de explosión”. Y también aclararon que la situación estaba “desarrollándose de la forma habitual en estos casos, según protocolos de seguridad, sin riesgos adicionales”.
En sintonía opinó el jefe de Bomberos Ariel Barcala. “Es un trabajo normal para nosotros. Lamentablemente hay muchas intervenciones de este tipo. El lugar y el momento del día en el que se produjo hacen que tome una notoriedad bastante más importante, pero es un trabajo normal”, dijo.
El incidente no provocó heridos. Alberto Crescenti, director del SAME, confirmó que las casas cercanas no estaban en riesgo. “La única recomendación fue que las personas consultaran si llegaban a tener síntomas como náuseas o picazón en los ojos”, dijo. Explicó que si cambiaba el viento, el olor a gas podría llegar a alcanzar otros barrios de la ciudad, pero finalmente disminuyó a medida que pasaron las horas y era prácticamente imperceptible cerca del mediodía.
Vecinos de la villa 31-31 bis se acercaron para denunciar que las ambulancias del SAME no entraron al barrio pese a que llamaron insistentemente desde temprano. Allí el olor
a gas se sintió fuerte a lo largo de varias manzanas. “Nadie nos asistió ni nos dieron un barbijo”, reclamaron quienes, presos del pánico, se autoevacuaron en una iglesia.
Por otra parte, la Unión de Trabajadores de la Educación emitió un comunicado en el que denunció que el escape de gas puso en peligro a los alumnos de las escuelas Infantil Nº 5 y Primaria Común Nº 25 Bandera Argentina. “Si la rotura hubiese sido durante el horario de clases podría haber ocurrido una tragedia”, sostuvo.
El subsuelo, un enigma
Anoche, todavía no podía determinarse si la perforación del caño de gas fue producto de la imprudencia del operario a cargo de la retroexcavadora o de que el ducto impactado no figuraba en los planos de la zona. Fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano, que supervisa la obra del Paseo del Bajo, informaron que había un caño declarado en esa zona, pero al cierre de esta edición se desconocía si era el mismo que resultó dañado u otro.
Las fuentes recordaron que el lugar del incidente se encuentra ubicado en una de las zonas más antiguas de la ciudad, en la que conviven capas muy variadas de infraestructura (agua, luz, fibra óptica, cloacas). Ayer por la tarde, nadie descartaba que se tratara de un caso de una interferencia que, por su antigüedad, no figurara en los mapas.
Detrás del episodio subyace la falta de un mapa detallado del subsuelo porteño. Desde 2005 existe una ley –la 1852– que definió que se crearía una base de datos informática pública que diera cuenta, entre otras cosas, de las características del subsuelo: el Sistema Informático de Obras de Infraestructura y Arquitectura Urbana (Sidiau). La necesidad de sistematizar esta información se hizo evidente luego de otro escape de gas ocurrido ese año en Palermo, que obligó, incluso, a desalojar un sanatorio por el potencial riesgo de explosión que se corría.
Pero esta ley nunca fue reglamentada. Desde el Ministerio de Desarrollo Urbano explicaron que continuamente procesan información que se les solicita a empresas de servicios y otros organismos que tienen injerencia en el espacio público y la cargan en un sistema denominado Parcela Digital Inteligente, de uso interno del gobierno porteño. Allí se consulta particularmente ante cada obra que se debe emprender en la Capital.