El creativo que les pone sonido a las voces que necesitan oírse
Dennis Smith, incansable actor, autor, director y cantante, ofrece su dialéctica en el Cultural San Martín
Es incansable. Su producción como dramaturgo y director es fructífera y de una creatividad extrema. Del mismo modo, cada vez es convocado con mayor asiduidad para trabajar como actor. Y, lejos de sentirse estresado, Dennis Smith disfruta. El Cultural San Martín parece haberse convertido en su segunda casa y es algo así como el director fetiche de ese espacio oficial. Acaba de reponer BoyScout, que protagoniza y dirige, y estrenó Eye y yo, trabajo que compartió con Julieta Cayetina.
Tanto BoyScout como Eye y yo formaron parte de un ciclo, que también integró Christiane, de Belén Pasqualini, denominado “Una voz” y que se presentó en el Cultural durante la temporada pasada. Buscando definir esa experiencia, escribió Dennis Smith: “A lo largo de los años me sentí muy interesado en la búsqueda de una voz propia, personal, tanto como cantante, actor, dramaturgo y director. A su vez, me interesó escuchar y captar voces singulares como lector, como espectador, como consumidor. Es curioso, quizá se deba a que principalmente soy cantante, y en mi camino profesional desde muy chico tuve que enfrentarme al mundo en bastante soledad. “Una voz” es la investigación de este fenómeno: las voces singulares. No solo desde lo narrativo (quién habla, cómo, a quién), sino desde lo performático (cómo se monta una voz en escena)”.
El encuentro entre estas experiencias se fue dando casi por casualidad. El año pasado lo llamó la actriz y directora Julieta Cayetina porque quería contarle una historia que intentaba llevar a escena. Se juntaron y le relató aspectos de la vida de su abuela, que había sobrevivido a siete campos de concentración, incluido Auschwitz. En ese momento Smith pensó que no estaba seguro de querer hacer tanto teatro, prefería cantar. Pero los encuentros entre ambos artistas se fueron manteniendo y armaron una pieza que denominaron Eye y yo, con la colaboración
dramatúrgica de Virginia Smith. Él tenía ganas de volver con BoyScout, que no hacía desde 2015 y que forma parte de una trilogía de proyectos (junto con Negra y Dos hermanos) en los que Smith ficcionaliza algunas cuestiones biográficas.”Todos los autores terminan hablando de su propia vida más o menos disfrazada, distanciada –explica el creador–. Tanto en BoyScout como en
Negra hablo de cosas que me pasaron. Ambas están un poco corridas de lo formal. En BoyScout trabajo a partir de un niño que sufre maltrato
adolescente y en Negra muestro a un ser un poco superficial”.
En su caso particular, le interesa hablar de las minorías. Eso lo atrae, le llama la atención. “A veces las minorías no reparamos en que tenemos que cuidarnos. Somos discriminadores siendo discriminados. Eso me duele mucho. No hay que odiar. Hay que amar y tratar de entender. En BoyScout hablo de eso. En algunos momentos el burlado se siente culpable y eso produce mucho dolor y puede tener consecuencias muy fuertes”. Está muy avanzado el proyecto de llevar esta pieza al cine el año próximo. El guion está a cargo de él mismo junto con Constanza Boquet, la dirección correrá por cuenta de Martín Desalvo.
Al creador también lo gratificó participar en Edha, la primera producción argentina de Netflix, que protagoniza Juana Viale bajo la dirección de Daniel Burman. “Mi rol es chiquito, pero tengo una participación interesante respecto de la trama central –cuenta–. Mi personaje es ronnie, la pareja de Juan Pablo Geretto, un ser muy inglés, un gay para nada colorido. Trabajar con Burman fue un gran placer. Es muy detallista. Lo amé”.
Al comienzo de la entrevista, Dennis comentaba que quería apartarse del teatro, que prefería cantar. Sin embargo, ese espacio parece que por ahora quedará un poquito relegado. “Quiero cantar porque es lo que hice toda mi vida. Amo el teatro. No es que quiero dejarlo. No quiero poner toda mi energía allí. Soy productor de mis propios proyectos y termino haciendo un porcentaje muy alto de cosas. El cuerpo se cansa, no sé si voy a tener toda la vida la misma fortaleza. La Argentina es un país poco grato, además. Necesito generar mi propio trabajo porque no hay trabajo. No llegué a un nivel de reconocimiento que me permita elegir lo que hago. Hago lo que me gusta de verdad. Estamos en un momento en que el paradigma es velocidad y no pagar precios. Y yo pago el precio de hacer el camino paso a paso. Es un gran esfuerzo”.