Una fantasia aburrida y predigerida
En esa febril compulsión por las adaptaciones literarias que parece corroer al mainstream, la novela de inspiración cristiana y corazón humanista escrita por madeleine L’engle en 1962 (A Wrinkle in Time es el título original) ha desembarcado en la factoría disney. Filmada como un estallido digital de fantasía predigerida por ava duvernay (Selma), Un viaje en el tiempo comienza con una familia idílica, un niño adoptado, una niña curiosa, y continúa con la misteriosa desaparición del adorado padre en una encrucijada entre la ciencia y la creencia. Todo lo que sigue se tiñe de una falsedad ampulosa y aburrida que intenta en vano generar emociones a partir de un decálogo de frases célebres y un despilfarro de efectos especiales.
si la película sortea las escenas más ridículas como la imagen de una oprah Winfrey gigantesca suspendida en el cielo astral, o una reese Witherspoon convertida en una coliflor salida de la tierra de oz, es gracias a la medida emoción que transmite la adolescente storm reid.
La joven protagonista brinda a su meg la inquietud de su edad, marcada por la ausencia de su padre y las maldades de sus compañeritas de clase. ese viaje hacia el encuentro de lo perdido, que podría haberse desplegado con la festividad del musical o la magia de los cuentos de hadas, lo hace con una mediocre y acartonada inventiva, inconsistencias argumentales y la plástica de una publicidad de turismo por el cosmos.