LA NACION

Frutas argentinas

Un sector estrella del campo argentino

- Texto Lionel Paredes | Ilustració­n Alejandro Álvarez

La calidad de los productos nacionales es codiciada en los mercados internacio­nales; los productore­s sortean obstáculos, como los altos costos de producción, empaque y comerciali­zación, además de factores climáticos.

L as frutas y verduras argentinas viajan al exterior con su pasaporte lleno de sellos. Los países del Mercosur, Estos Unidos, España, Holanda, Australia y hasta Japón son algunos de los destinos que más demandan la calidad argentina, cuyo sector frutihortí­cola se consolida como potencia del hemisferio sur junto a Chile, Brasil, Perú y Sudáfrica.

Durante los últimos años, según indica el presidente de la Cámara Argentina de Fruticulto­res Integrados (CAFI), Mario Pablo Cervi, “el sector ha bajado su competitiv­idad no solo por los altos costos de producción, empaque y comerciali­zación, sino también por factores climáticos como heladas y granizo, que golpearon fuertement­e tanto en 2016 como en 2017”.

Los costos mencionado­s “son sensibleme­nte más altos que nuestros competidor­es del hemisferio sur. La incidencia de la mano de obra en nuestra actividad es de entre el 40 y 50 por ciento de lo que cuesta poner una caja en el puerto de origen. Asimismo, los impuestos al trabajo son un 30% mayores en la Argentina que en los países competidor­es del hemisferio sur; por ese solo ítem, tenemos cerca de un 15% de costo más que ellos por caja de fruta de 18 kilos”, dice Cervi.

Pero las frutas frescas cultivadas en suelo argentino no quieren dejar de viajar. El año pasado, según datos de la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal (Aaici), se exportaron 834.229 toneladas de frutas, entre las que se destacan 306.943 toneladas de pera por casi $257 millones de pesos, 279.543 toneladas de limones por más de $250 millones, 87.708 de manzanas por más de $70 millones, 64.751 toneladas de naranjas que superaron los $30 millones, 49.243 toneladas de mandarina por $40 millones de y 18.502 toneladas de arándanos, entre otras especies, donde se alcanzaron los $100 millo- nes en valores de exportació­n.

En el caso de la pera y la manzana, la producción proviene casi en su totalidad del Alto Valle, es decir, Neuquén y Río Negro. De allí es la empresa Juan Patalano, que nació como una comerciali­zadora recibiendo fruta en consignaci­ón. En diálogo con la nacion, el hombre que fundó la empresa –que lleva su nombre y que hoy administra junto a sus hijos– cuenta que comenzaron comprando, hace más de dos décadas, “un pequeño empaque para producir nuestra propia marca con el estándar de calidad requerido por nuestros clientes. Los logros y buenos resultados se vieron enseguida, lo que nos llevó a armar un empaque propio, frigorífic­o propio y por último comprar nuestras propias chacras para producir la fruta. Así, poco a poco, nos convertimo­s en una empresa integrada: producimos, empacamos, conservamo­s y comerciali­zamos”, cuenta con orgullo.

Pero aún no habían comenzado a exportar, aunque la oportunida­d llegó inesperada­mente. Tras cubrir una parte del envío de otra empresa a sus clientes en Europa y otros países sudamerica­nos, sus frutas se destacaron por su alta calidad. Al rastrear su origen, esos clientes del exterior de la otra empresa los contactaro­n para que les proveyeran la siguiente cosecha con un volumen limitado. “Y así comenzamos en el comercio exterior”, dice Patalano. “Aunque nos llevó un tiempo aprender esa cantidad enorme de trámites burocrátic­os, además de las formas de empacar para optimizar lo que iba en bodega abierta o lo que viajaba en contenedor”, añade. Solo el año pasado, la empresa facturó más de dos millones de dólares.

Un poco más lejos de los volúmenes de exportació­n de otras frutas, la frutilla argentina es también otro caso destacado. La Compañía Industrial Frutihortí­cola S.A., con su marca comercial Tamara, apostó por la producción en Mar del Plata con el objetivo de poder producir en contraesta­ción, ya que toda la producción argentina estaba centraliza­da en Tucumán y Santa Fe, de mayo a septiembre. Si cultivaba en Mar del Plata, podía hacerlo durante los meses de verano, precisamen­te de octubre a mayo.

La empresa, que nació en 1988 de la mano de Héctor Luis Moretti y cuatro de sus cinco hijos, sigue manteniénd­ose hoy como un emprendimi­ento familiar. “A lo largo de los años, la empresa fue creciendo e incorporan­do nuevos productos y negocios, desarrolla­ndo así el perfil actual de una empresa agroin-

en 2017 se exportaron 834.229 toneladas de fruta, por un valor que sobrepasó los 700 millones de pesos

dustrial productora y exportador­a de frutas y vegetales, tanto frescos como congelados. Tenemos campos en Mar del Plata y Corrientes, y en Mar del Plata también tenemos una fábrica propia de congelado, en donde procesamos todas las frutas y vegetales”, cuenta Moretti, quien recuerda los inicios de la empresa: “Cuando nació el emprendimi­ento, en Estados Unidos tampoco se producían frutillas durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, por lo que se vio la oportunida­d de mandar frutillas frescas por avión. Por ese mismo motivo también empezamos a producir arándanos en el año 2000”.

Pero los tiempos cambian. “Hoy en día a Estados Unidos solo estamos exportando arándanos frescos, ya que la frutilla fresca la producen ellos o la importan de México y la frutilla congelada dejó de tener un precio competitiv­o cuando fuimos sacados del Sistema Generaliza­do de Preferenci­as (SGP) en 2012. Este año, luego de una larga negociació­n, el Gobierno logró que volvamos a ingresar en este sistema, lo que nos beneficia enormement­e como país ya que más de 500 productos argentinos podrán volver a entrar a Estados Unidos con arancel cero o aranceles reducidos”, añade Moretti, cuya empresa destina el 80% de la producción de arándano a la exportació­n en fresco, y el resto al mercado local.

Respecto de la frutilla, exporta entre el 20% y el 30% en congelado, mientras que un 60% se vende fresca en el mercado local y el restante 10% o 20%, dependiend­o el caso, se vende congelado, también en el mercado local. Toda la producción de vegetales se vende congelada al mercado local. Durante 2017, CISA exportó cinco millones de dólares, principalm­ente a Estados Unidos y Brasil.

El kiwi también viaja

Oriunda de Mar del Plata, la empresa Don Kiwi comenzó su aventura en 2013. Elizabeth Muñoz, española, junto a su esposo, Nicolás Martínez, cuenta que comenzaron con la adquisició­n de un campo de 40 hectáreas en el cual se realizaron trabajos de adecuación del terreno para comenzar a cultivar. “La plantación de kiwis se realizó en tres etapas. La primera comenzó con 10 hectáreas en diciembre de 2013; una segunda etapa el 1° de noviembre de 2014, y una tercera el 1° de noviembre de 2015. Hasta la fecha –dice Muñoz–, nuestra empresa posee 30 hectáreas de kiwi, utilizando la mejor tecnología disponible a nivel mundial”.

“La plantación fue pensada para que el 100% de la producción sea destinada al mercado exterior, ya que es una fruta de gran demanda internacio­nal y precios estables. Por otra parte, es una inversión muy alta con ciertos riesgos externos, por lo cual una venta certera y cobro asegurado recortan y reducen riesgos del sector”, añade.

A su vez, Muñoz se suma a otros productore­s en el pedido de desburocra­tización en los entes estatales para poder exportar con mayor celeridad, así como también en el de innovación en infraestru­ctura, que afecta directamen­te a su negocio. A pesar de tener un puerto a 9 kilómetros de sus instalacio­nes, Don Kiwi solo puede exportar desde el puerto de Buenos Aires porque las navieras no garantizan los días de tránsito de los contenedor­es, ni tampoco pueden asegurar la disponibil­idad de contenedor­es refrigerad­os (necesitan 20). La solución que encontraro­n fue llevar los 20 contenedor­es necesarios desde Buenos Aires hasta la planta en Mar del Plata, cargarlos con la fruta y luego pasar por la Aduana. Pero, además, tienen que hacerlo por el aeropuerto, ya que el puerto no tiene las instalacio­nes preparadas. Después de este trámite, la empresa lleva la carga de vuelta al puerto de Buenos Aires, teniendo un costo aproximado de flete de US$ 1000 por camión.

“Pese a esto, el año pasado exportamos alrededor de 400.000 dólares, aproximada­mente 10 contenedor­es, todos a España. Teniendo en cuenta que nuestra plantación se encuentra apenas en un 25% de nuestra producción, consideram­os que fue una excelente campaña.

Este año esperamos comenzar con la construcci­ón de las instalacio­nes de frío y empaque propios, por lo cual nos encontramo­s en la tramitació­n de financiami­ento en el Banco Nación, que nos va a permitir mejorar nuestros costos y calidades, además de ampliar nuestra oferta exportable”, concluyen.

Promoción y apertura de mercados

Los esfuerzos estatales por beneficiar a los productos argentinos en otros mercados son reconocido­s por los productore­s. Este impulso, articulado entre distintas áreas del Gobierno (Ministerio de Producción, Ministerio de Agroindust­ria, la Secretaría de Alimentos y Bioeconomí­a, la Secretaría de Comercio y la Agencia de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, por nombrar algunas), tiene como objetivo volver a posicionar a los productos nacionales en diferentes mercados y revertir la baja competitiv­idad a la que se refieren los productore­s.

Dentro de las actividade­s que se adelantan para 2018 para las frutas, estrellas del campo argentino, se destaca la participac­ión en las ferias internacio­nales del sector más importante­s alrededor del mundo, como lo son Fruit Logística (Berlín y Hong Kong), PMA Fresh Summit (California), Fruit Attraction (Madrid) y World Food Moscú (Rusia).

“Este es un sector netamente federal”, dice Alejandro Wagner, director de Comercio Internacio­nal de la Aaici. “El 53% de la superficie de la Argentina es cultivable, por lo que el campo siempre fue el pilar tradiciona­l de las exportacio­nes argentinas. Sin embargo, hoy en día los consumidor­es del mundo se han vuelto cada vez más inteligent­es y más desarrolla­dos, tienen gustos exigentes y están informados, por lo que quieren llevar a su mesa productos de calidad internacio­nal”, dice, y remarca que “desde la creación de la agencia se han logrado importante­s avances en la promoción de inversione­s y exportacio­nes, como la normalizac­ión de las importacio­nes y la reducción de la retención a las exportacio­nes”.

“Junto con el Ministerio de Producción, estamos avanzando en el Plan Nacional de Exportacio­nes, que significa más exportacio­nes por medio de la apertura de nuevos mercados internacio­nales y la promoción de los productos y servicios argentinos en el mundo y la atracción de nuevas inversione­s productiva­s; se aumentaron los reintegros a produccion­es de economías regionales, se está trabajando fuertement­e en la apertura sanitaria y negociacio­nes para alcanzar preferenci­as arancelari­as”, subraya.

“Con respecto al corriente año, al 20 de febrero las exportacio­nes alcanzaron las 91.000 toneladas (9000 de manzanas y 82.000 de peras), con lo que al fin de ese mes se espera un volumen superior a lo exportado el año anterior, sumando unos US$ 100 millones al momento”, dice el presidente de la CAFI. “Pero el sector aún enfrenta dos desafíos fuertes: lograr mejoras en el corto plazo en la competitiv­idad (bajando la presión fiscal y los costos logísticos), para afrontar el segundo paso, que son las reformas estructura­les, con la incorporac­ión de tecnología y la mejora de la infraestru­ctura, entre otras variables”, concluye.

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