Boca vuelve a caer y el torneo gana emoción
La Superliga se reavivó con el triunfo de Independiente: la ventaja de Boca se redujo de 9 a 4 puntos
El título de la Superliga, que hace 15 días parecía volar irremediablemente hacia las manos de Boca, vuelve a estar en el aire. El puntero cayó anoche por 1-0 ante Independiente, para encadenar dos fines de semana de derrotas y reducir a solo cuatro puntos la ventaja sobre su perseguidor más cercano, Godoy Cruz. Dos semanas atrás, Boca le llevaba nueve puntos al segundo. Los rostros de Walter Bou, Leonardo Jara y Emmanuel Más reflejan tras el final del partido la desazón del equipo de Guillermo Barros Schelotto, que recibirá el domingo a Newell’s.
Si Boca hace un tiempo hizo saber que le interesaba un sprint de triunfos para asegurarse el título cuanto antes, la realidad le indica que deberá trabajar la vuelta olímpica hasta bastante cerca del final de la Superliga. Está agotando el crédito que tenía. Por ahora le sobra, pero ya bastante menos, no está para tirar manteca al techo. A la caída ante Defensa y Justicia que pareció un accidente aislado le siguió una derrota que fue consecuencia de la superioridad futbolística y de carácter que mostró este enjundioso Independiente, que le regaló a su hinchada una alegría que hace rato esperaba. Sin contar el triunfo de 2009 en la cancha de Huracán (el Libertadores de América estaba siendo reconstruido), Independiente no vencía a Boca en su tierra prometida desde 2004 (2-1, con goles del “Pocho” Insúa).
Los nueve puntos de ventaja que llevaba Boca (ya había sufrido dos derrotas seguidas ante Racing y Rosario Central) se redujeron a cuatro sobre el sorprendente Godoy Cruz. Restan cuatro jornadas y el líder tiene un fixture bastante amable (Newell’s, Gimnasia, Unión y Huracán). Si Independiente no reabrió el campeonato con su victoria, al menos dejó una puerta entornada para que se asomaran los mendocinos.
La preocupación de ambos, el desgaste y las lesiones, se agravó anoche. La intensidad y las fricciones pasaron factura muy pronto. En apenas 45 minutos, tres lesionados; Bustos (Pavón le arrastró un tobillo) y Gutiérrez en los locales, y Barrios en el otro lado. Un quebradero de cabeza para los dos directores técnicos.
La necesidad de hacer cambios modificó el tablero original. Sin Bustos, Gutiérrez pasó al lateral derecho y Sánchez Miño acompañó a Domingo en el doble pivote. Luego, ya sin Gutiérrez, otra recomposición táctica: línea de cuatro con Figal, Franco, Silva (había comenzado de lateral izquierdo) y Sánchez Miño. Boca también debió mezclar y dar de nuevo con la salida del colombiano. Hubo un cónclave en la mitad de la cancha y Pablo Pérez distribuyó funciones: él quedó de mediocampista central (de arranque, flotaba delante de una línea de tres volantes), el debutante Almendra se corrió de interior derecho a izquierdo; Nández del otro lado y el ingresado Reynoso de enganche.
Todo fue bastante caótico en la primera etapa, tanto en lo referente al juego como a la reorganización táctica a la que se vieron obligados los dos. Independiente salió más pujante y decidido; Boca, más contenido, dedicado a achicar espacios en su campo y saliendo con pelotazos cruzados. Pero Pavón corría más hacia atrás persiguiendo rivales que encarando a su marcador. El cordobés casi que se posicionaba a la altura de los volantes y Bou quedaba demasiado aislado. Por momentos, Boca se replegaba en un 4-1-4-1.
Independiente tenía más ímpetu que cabeza. Domingo contagiaba con sus quites y empuje, pero en los últimos 30 metros al equipo le faltaba el pase justo, la decisión acertada. Alentado por una hinchada que llenó el estadio, Independiente era un torbellino. El público también presionaba al impredecible árbitro Penel desde que Pavón lesionó a Bustos y el juego se calentaba en cada trabada. La ira llegó a su punto máximo cuando Penel consideró casual una mano de Almendra dentro del área.
Boca se tomó un respiro en el último cuarto de hora del primer tiempo, sobre todo porque Independiente, algo lógico, bajó las revoluciones. El puntero controló un poco más la pelota en campo contrario, pero el segundo tiempo devolvió el desarrollo a su guión original, con Independiente asumiendo las riendas del partido.
El Rojo había buscado el gol con masiva ocupación del terreno visitante, pero lo encontró de contraataque. Pavón perdió una pelota
saliendo del círculo central y Sánchez Miño condujo una réplica que definió Benítez, un delantero que se está acostumbrando a los goles importantes.
La mala noche de Boca se sintetiza en el futbolista al que se le asigna un lugar en el plantel argentino que irá al Mundial. A Pavón no le salió nada: lesionó involuntariamente a Bustos, propició el gol de Independiente con una pérdida, en un contraataque confundió al árbitro con un compañero y le dio un pase, estuvo nervioso y las pocas veces que apuntó al arco chocó con el solvente Campaña.
Barros Schelotto apostó al doble nueve con el ingreso de Ábila por Almendra. Ahora era Independiente el que daba un paso atrás para especular con la desesperación de Boca. Y también podía ilusionarse con las salidas en falso del arquero Rossi cuando trató de cortar un par de córners; el arquero de Boca, que hace rato que está bajo la lupa, alimentaba los rumores que surgieron sobre una supuesta “invitación” de Carlos Tevez a su amigo Gianluigi Buffon para que venga a jugar en el segundo semestre del año.
Del lado del arco de Independiente la situación es diferente. Campaña, con su seguridad y ubicación, volvió a ser una garantía como en tantos otros partidos. A cinco minutos del final tapó el empate y se quedó con las pelotas que Boca metió en el área con el último arresto. Un final caliente, con Independiente aguantando y la expulsión de Pérez, que una vez más no pudo morderse la lengua. Boca está muy nervioso, ya no es un puntero holgado.