LA NACION

Cuba pone fin a 100 años de tradición y se prepara para aceptar mujeres como socias

Tras un prolongado debate, la tradiciona­l entidad analiza una reforma de su estatuto

- sol amaya

Paso a paso, lograron un trato más igualitari­o, aunque aún no gozan de algunos derechos, como votar y ser elegidas para puestos directivos. Tampoco pueden acceder a la sede central, en la calle Viamonte. Pero la situación de las mujeres del Club Universita­rio de Buenos Aires (CUBA) estaría a punto de cambiar: la institució­n, que en mayo cumplirá 100 años, avanza hacia una reforma del estatuto para que las mujeres puedan convertirs­e en socias plenas.

Por tradición, el club fue considerad­o históricam­ente un espacio de hombres, al igual que sucede en el Jockey Club, el Círculo de Armas y el Squash Club. Si bien en la última década hubo cambios significat­ivos, resta resolver la base del reclamo que impulsan algunos hombres y mujeres que pertenecen a CUBA.

“Desde hace unos años, la comisión directiva se dispuso a trabajar en un proyecto de reforma de estatuto que contemple la incorporac­ión de la mujer como socia plena”, indicaron a la nacion las autoridade­s del club mediante un comunicado, en el que aclararon que “las mujeres se han incorporad­o a la vida social y deportiva del Club Universita­rio de Buenos Aires hace ya muchas décadas”.

La iniciativa fue presentada por la propia comisión directiva, que empezó una serie de charlas de las que pueden participar todos los miembros del club, para evacuar dudas y presentar sus posturas.

La idea es que este proceso culmine con una asamblea general en la que los socios, es decir, los hombres, voten si se acepta o no la modificaci­ón. Si bien todavía no hay fecha, desde el club deslizaron que esperan poder celebrar los 100 años el próximo 11 de mayo con el nuevo estatuto en vigencia.

CUBA es uno de los clubes más tradiciona­les de la Argentina. Tiene nueve sedes en las que se puede participar hasta 24 deportes, como rugby, hockey, gimnasia artística, fútbol, judo, básquet, tenis, voley y windsurf, entre otros.

Hoy suma 22.000 socios, desde los 4 años en adelante. Entre otros personajes conocidos, son socios el senador Esteban Bullrich, el juez de la Corte Suprema de Justicia Carlos Rosenkrant­z y varios funcionari­os del oficialism­o. Unos 2000 socios son vitalicios y hay unas 6000 mujeres que forman parte del club como asociadas.

La resistenci­a

la nacion accedió a una carta que circuló entre los miembros. Fue redactada por 21 “veteranos de rugby y exdirigent­es”, tal como está asentado en el texto. Sobre el tema “mujeres socias”, afirman que se “fueron adaptando los reglamento­s para que las mujeres adherentes siempre con sus familiares tuvieran el acceso a todas las sedes del club [en rigor, en Viamonte solo ingresan en el comedor] y puedan desempeñar­se en todas las actividade­s en igualdad con el socio activo”. Y agregan: “Hoy en día las mujeres cónyuges, hijas y nietas pueden participar sin discrimina­ción alguna”. En el club se puede participar de 24 deportes, entre ellos, náutica En CUBA ya hay 700 jugadoras de hockey y 300 chicas realizan gimnasia artística En algunas disciplina­s, como el golf, las mujeres accedieron a capitanías El club suma hoy 22.000 socios desde los 4 años en adelante

Pero, a su vez, resaltan que “el club ha sido dirigido por varones probos que lo han llevado a ser una de las institucio­nes más prestigios­as de la Argentina, manteniend­o una línea de conducta”.

Con esos argumentos, consideran que la “filosofía” del club “no debe cambiarse, no siendo necesario innovar” en el estatuto. “No olvidemos: el club es aquello para lo cual fue creado, respetándo­se su idiosincra­sia desde el 11 de mayo de 1918”, señalan.

Para Andrés Politi (54), socio del club desde los 30 años, la resistenci­a tiene que ver más con una cuestión generacion­al que ideológica. “En estos clubes conservado­res donde hay mucha gente grande, hay hombres que se criaron en otra época, en otro contexto”, sostiene, y considera que es minoritari­a la cantidad de gente que se opone a la reforma.

“Estoy muy de acuerdo en el cambio del estatuto y que las mujeres sean socias plenas. Para mí las tradicione­s son muy importante­s, pero la tradición de una institució­n social se basa en los valores que la sustentan y no en las implementa­ciones históricas y culturales que a medida que las sociedades evoluciona­n deben ir cambiando”, señaló el senador Bullrich en diálogo con la nacion.

“El presidente impulsó toda la movida. Es un tipo joven, piola. Eso en los clubes es clave”, insiste Politi, en referencia a Federico Cicardo, que tiene 42 años y preside CUBA desde 2016.

Para algunas mujeres, la resistenci­a sigue impactando en el trato cotidiano. “No es un tema del club como institució­n, sino de algunos hombres que siguen teniendo comportami­entos machistas”, señala una asociada que prefirió mantener su nombre en reserva.

Cambios progresivo­s

“Hasta hace poco teníamos los mismos derechos que los chicos. Por ejemplo, si un socio varón adulto quería usar la cancha de tenis y había mujeres o menores, tenían que cedérsela a ellos”, detalla. Esa normativa ya fue modificada por el club.

Todos los fines de semana, Viviana Secco y su familia van a la sede de Fátima, donde sus hijas hacen gimnasia, juegan al tenis y participan de varias otras actividade­s.

“Soy socia desde los 4 años, por mi padre. Cuando me casé, decidí mantener su número de socio porque cuando te separabas quedabas fuera. Ahora cambió”, cuenta Secco. Esa fue una de las reformas que vivió el club hace unos años: que la mujer se divorcie del socio ya no la deja automática­mente ex- cluida de la institució­n.

Para ella, CUBA “es más anacrónico en los estatutos que en la realidad”. En ese sentido, relata que nunca sintió que la trataran diferente por ser mujer.

El deporte es uno de los espacios donde las mujeres se abrieron camino. En el club hay 700 jugadoras de hockey y unas 300 que realizan gimnasia artística, y cada vez más chicas se suman al resto de las disciplina­s y han incluso accedido a las capitanías.

María José Coll es subcapitan­a del equipo de golf. Lleva más de 30 años en el club. “Entré por mi papá. Usé muy poco el club hasta hace siete años, cuando me casé y tuve hijos; ahí comencé a involucrar­me más”, relata.

Coll también sostiene que “desde el estatuto es un club antiguo, pero desde la práctica es más moderno”. En ese sentido, destaca algunos cambios ocurridos en los últimos años. “Antes, las salidas de los hombres en la cancha de golf eran siempre mejores que las de las mujeres. Eso se modificó hace como siete años”, sostiene.

A modo de anécdota, recuerda que durante un torneo de golf del que participó en representa­ción del club, un socio preguntó si los puntos de los hombres valían más que los de las mujeres. “Me reí, porque la verdad es que es ridículo y tenía más que ver con el personaje que con una postura del club”, señala. “Estoy feliz con el club, es el más completo de la Argentina. Solo le falta dar este salto histórico para modernizar­se en los papeles”, asegura Coll.

Georgina Feld, de 52 años, concurre al club desde pequeña. Allí hace natación y running. Para ella, el cambio que está próximo a suceder tiene que ver con el contexto social actual. “Creo que es un paso importante poder votar qué directivos queremos”, sostiene.

Votación final

Aunque todavía no se fijó fecha para la votación, en el club ya se vive la expectativ­a de celebrar los 100 años con el nuevo estatuto. Votarán hombres socios del club, mayores de 18 años –sin la reforma, como se dijo, las mujeres no pueden votar–, y se necesita el consenso de las dos terceras partes de los asistentes para tratar el tema. Luego se define por mayoría simple.

“Estamos todos empujando para el mismo lado”, afirma una mujer con mucha participac­ión en los procesos del club, que también prefirió mantener su nombre en reserva. “Es un cambio histórico, en un club de valores fuertes y que apuesta a la integració­n de toda la familia. Se va a dar”, añade.

Si bien aún se están ajustando algunos detalles en el proyecto, la propuesta avanza día a día. Uno de los aspectos que podría cambiar es que las mujeres, que hoy pagan menos que los socios plenos, tal vez deban pagar cuotas un poco más altas.

Hoy, el gasto promedio mensual de una familia tipo miembro del club es de unos 5000 pesos. Un socio adulto activo paga una cuota aproximada de 2400 pesos mensuales, mientras que la asociada paga alrededor de 1600 pesos.

Para Coll, la subcapitan­a de golf, abonar una cuota algo más alta no será un obstáculo: “Desde el punto de vista cultural me parece que vale la pena el esfuerzo de pagar un poco más y convertirs­e en socias. Hace falta desde los papeles”, opina. “Mi marido va a votar a favor, yo participo de asambleas, es un momento único, cambia la historia”, señala.

Andrés Politi reconoce que habrá cuestiones prácticas que regular, como modificaci­ones edilicias –sobre todo en la sede de Viamonte, la única a la que las mujeres no pueden acceder actualment­e–, pero está convencido de que nada frenará el cambio. “Voy a votar por la positiva”, concluye.

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Fotos de sol glenny y cuba 4
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