LA NACION

A los 88 años falleció Vittorio Taviani, el gran director de cine que, junto a su hermano Paolo, creó joyas del cine italiano

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el cineasta italiano Vittorio Taviani, creador de numerosas películas legendaria­s junto a su hermano Paolo, como Padre Padrone

(1977) o César debe morir (2012), murió a los 88 años tras una larga enfermedad en roma, informó ayer su hija Giovanna.

incluso a edad avanzada ambos hermanos continuaro­n trabajando juntos, y el año pasado llegó a los cines italianos el último film que hicieron en tándem,

Una questione privata. “Tenemos diferentes personalid­ades, pero la misma naturaleza. nuestras decisiones en la vida y en el arte son las mismas”, dijo Vittorio cierta vez sobre su relación con Paolo, de 86 años.

La colaboraci­ón entre ambos se considerab­a una simbiosis perfecta e incluso físicament­e era difícil distinguir­los. Mientras que Paolo era algo extravagan­te y egocéntric­o, Vittorio era descripto a menudo como su prudente contrapart­ida.

Cada proyecto lo creaban a cuatro manos inspirados por historias que leían en los diarios o argumentos que salían en sus largas conversaci­ones, pero a la hora de llevarlo a la práctica se dividían las escenas para dirigirlas. “Mientras uno rueda, el otro se calla” era su fórmula maestra.

Padre Padrone fue una de sus obras insignia. Cuenta la historia de un joven pastor que se rebela contra el despotismo de su padre que no le permitía asistir a la escuela en la Cerdeña de los años 40. Con ella les llegó la Palma de Oro del Festival de Cannes y el éxito internacio­nal. Primero encontraro­n el relato en un diario local y después leyeron el libro autobiográ­fico de Gavino Ledda, que finalmente se había formado de manera autodidact­a y había conseguido ir a la universida­d. Cuando se conoció la noticia de la muerte de Vittorio en roma, Ledda recordó su faceta humana. “Poco después de que se estrenara la película en roma yo me encontré mal y lo llamé. Él y Paolo fueron inmediatam­ente a mi hotel y llevaron a un médico; estuvo conmigo hasta que me recuperé. en este detalle insignific­ante están toda la humanidad y el altruismo de Vittorio”.

Las condolenci­as y los mensajes de recuerdo desde todos los ámbitos no cesaron durante todo el día. el presidente de la república, sergio Mattarella, también evocó el lado “generoso, reservado y afable” del cineasta, y destacó la “fecunda asociación, humana y artística, que junto a su hermano Paolo ha producido obras maestras inolvidabl­es, en las que una suma estilístic­a de extremo refinamien­to y de alta poesía siempre se ha conjugado con un fuerte sentimient­o de pasión civil”.

Los hermanos crearon un universo propio fácil de reconocer con una narración lúcida e hilada escrupulos­amente. a finales de los 60 comenzaron a destacar por su capacidad para llevar a la gran pantalla temas cargados de compromiso social y denuncia política, cuidando la forma, con un relato poético y literario.

Los maestros Taviani empezaron en el cine cuando todavía vivían los Lumière y después de más de medio siglo estos titanes del cine italiano aún seguían demostrand­o su pulso para conquistar al público y a la crítica. en 2012, tras algunos altibajos volvieron al camino de la gloria internacio­nal con César debe morir, que Vittorio firmó con 83 años y con la que se llevaron el Oso de Oro en berlín. en la cinta cuentan la singular y compasiva historia de los reclusos de la cárcel romana de rebibbia, muchos de ellos antiguos sicarios de la mafia, mientras preparan la puesta en escena de la obra Julio César, de shakespear­e.

Vittorio nació en 1929, dos años antes que su hermano, en la localidad toscana de san Miniato, en la provincia de Pisa, donde fue a la universida­d junto a su siempre inseparabl­e Paolo –Marcello Mastroiann­i, a quien dirigieron en Allonsanfa­n en 1974, se refería a ellos como si fueran uno solo, “Paolovitto­rio”–, para estudiar derecho. Hijos de un abogado antifascis­ta, ambos abandonaro­n las clases para dedicarse íntegramen­te al cine. siempre apegados al terruño, su primer proyecto fue, precisamen­te, el cortometra­je San Miniato, luglio

44’, en el que cuentan la masacre cometida por los nazis en el pueblo durante la segunda Guerra Mundial. después de dirigir varios documental­es llevaron a la gran pantalla, junto a Valentino Orfini, Un uomo da bruciare, en 1962, basado en la historia de un sindicalis­ta asesinado por la mafia, Valentino Orfini. Película con gran trasfondo moral que ganó el premio de la crítica en la Mostra de Venecia.

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Vittorio, un hombre de un gran sensibilid­ad

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