LA NACION

“Gentile no tenía idea de que lo creían desapareci­do”

Lo contó un colega que habló en EE.UU. con el científico

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– El caso de Antonio Gentile, el científico al que se creía desapareci­do en la dictadura, siguesorpr­endiendo.PeterThieb­erger, que trabajó con él en el Instituto Balseiro, reveló a la nacion que Gentile “no tenía ni idea de que lo creían desapareci­do”. Ambos viven en EE.UU. y hablaron tras décadas sin contacto: “Pensó que era divertido que la gente pensara que estaba muerto”, relató.

WASHINGTON.– Peter Thieberger fue uno de los primeros en sorprender­se cuando se enteró de que su amigo, Antonio Gentile, con quien estudió física en el Instituto Balseiro y a quien creía muerto, estaba, en realidad, vivo y vivía cerca de él.

“Esto es un misterio. No lo entiendo en absoluto”, dice Thieberger desde Long Island, en una charla telefónica con la nacion.

Thieberger dijo que no veía a Gentile desde 1973 o 1974. Pensaba que estaba muerto hasta hace unos meses, cuando habló por teléfono con el físico argentino, quien vive en Manhattan, Nueva York, luego de que la Comisión Nacional de Energía Atómica le avisó que creían que estaba vivo y alguien le mandó un número de fax para que lo contactara y verificara si, de hecho, era la persona que decía ser.

Thieberger envió un fax con un mensaje al teléfono que le pasaron y Gentile lo llamó.

“Él estaba muy entretenid­o. No tenía idea de que se lo considerar­a desapareci­do. Pensó que era divertido que la gente creyera que estaba muerto. Se enteró cuando alguien llamó a su esposa y luego también hablaron con él”, relató Thieberger.

“Todos pensamos que estaba muerto, y luego alguien de la Comisión Nacional de Energía Atómica que estaba investigan­do a todas las personas que habían desapareci­do se comunicó con su esposa y descubrió que estaba vivo”, dijo.

La Comisión le pidió a Thieberger que lo llamara para verificar que se trataba, en efecto, de Gentile.

Thieberger lo reconoció en seguida. Tuvieron una conversaci­ón muy corta –apenas “diez, cinco minutos”, dice– y quedaron en reunirse durante el próximo verano boreal. Thieberger espera poder responder sus interrogan­tes y despejar sus dudas sobre el pasado en ese momento.

Una de las dudas que sí despejó Gentile en su charla con Thieberger fue que su hermana tampoco había sido detenida durante la última dictadura militar.

Excompañer­o de cuarto

Thieberger tiene 82 años y trabaja como físico en el Laboratori­o Nacional Brookhaven, ubicado en Long Island, a unas dos horas de Manhattan. Nació en Austria, pero se mudó a la Argentina cuando tenía apenas un año luego de que sus padres, judíos, decidieran huir del nazismo. Pide hablar en inglés, aunque suelta de tanto en tanto una frase en castellano con acento argentino. Conoció a Gentile en Bariloche, donde ambos estudiaron y fueron compañeros de cuarto en la residencia. No quiso decir mucho sobre su amigo y tampoco brindar su informació­n de contacto. Solo se limitó a aceptar pedidos de entrevista que le llegaron desde la Argentina.

“Sé que cuando habló con el Balseiro en la Argentina mencionó que no quería hablar sobre el pasado. No lo sé. Tuve una conversaci­ón de diez, cinco minutos con él. Acordamos reunirnos nuevamente en algún momento del verano. Espero averiguar más entonces, pero no sé mucho en absoluto. Lo vi por última vez en 1973 o 74”, dice Thieberger.

–¿Cómo se enteró de que estaba vivo?

–La Comisión de Energía Atómica en Buenos Aires se puso en contacto conmigo. Me dieron un número de fax, le envié un mensaje por fax y luego él me devolvió la llamada. Antonio es un buen amigo mío, estaba ansioso por comprobar que estaba vivo.

–¿Qué pensaba que le había sucedido?

–Pensé que él era uno de los desapareci­dos, que había sido asesinado.

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