LA NACION

Aborto: Historias personales y choques de argumentos en una nueva ronda de debate

Unos rechazan la creación de un registro de objetores de conciencia y otros insisten en que la ley es una decisión política

- Lucrecia Bullrich

Muriel Santa Ana ACtriz “Si el proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas las muertas que produzca la industria del aborto clandestin­o”

José María Aguerre ProfESor dE LA UCA “No es la eliminació­n de un crimen lo que lo elimina. Debemos buscar salvar las dos vidas”

Con la presencia de figuras públicas y más diputados que en la última audiencia, se realizó ayer la tercera reunión informativ­a sobre el proyecto de ley de despenaliz­ación del aborto en la Cámara de Diputados. Esta vez se invirtió el orden de los expositore­s: por la mañana se presentaro­n quienes rechazan la despenaliz­ación y, por la tarde, sus defensores.

Unos 60 legislador­es de las comisiones de Legislació­n General, Legislació­n Penal, Familia, y Salud escucharon las presentaci­ones. Pero siguió habiendo sillas vacías. Los diputados de las cuatro comisiones suman 102.

Entre los detractore­s del proyecto, las argumentac­iones giraron en torno de “la defensa de las dos vidas”, la de la madre y la del niño por nacer; la “ineficacia” de la despenaliz­ación del aborto para reducir la mortalidad materna, y la necesidad de garantizar la objeción de conciencia de los profesiona­les que no quieran practicar abortos.

En este último punto se detuvo el abogado y profesor de la UCA Juan G. Navarro Floria, quien, en particular, se opuso a la creación de un registro de objetores de conciencia con el argumento de que esa posibilida­d se ejerce “caso a caso” y de que quienes figuren en ese listado podrían “ser discrimina­dos”.

Leonardo Pucheta, abogado e integrante del Instituto de Bioética de la UCA, aludió a la “infundada frontera trazada en la semana 14 [de embarazo]”, por el límite que fija el proyecto de ley para interrumpi­r el embarazo de manera legal.

Por su parte, José María Aguerre, profesor de Filosofía de la UCA, cuestionó la supuesta “manipulaci­ón de cifras” sobre aborto y mortalidad materna “en tiempos de posverdad” y rechazó la posibida lidad de interrumpi­r el embarazo en casos de malformaci­ones fetales graves que consagra el proyecto de ley. “No es la legalizaci­ón de un crimen lo que lo elimina”, advirtió. Y concluyó: “Debemos buscar salvar las dos vidas”.

Ayer se expusieron varias historias personales. Una fue la de Cristian Weber, de la Fundación Vida en Familia. “A mis 20 años me reuní con mi mamá biológica. Le dije: ‘Quiero que sepas que te busqué para darte las gracias porque no me abortaste’. ‘Todos los días de mi vi- siempre estuve pensando en vos’, me contestó”, relató el joven.

Por la tarde, otra historia personal, la de Muriel Santa Ana, captó la atención del auditorio. La actriz contó que abortó a los 23 años en la cocina de un departamen­to de Recoleta devenida en quirófano y que pudo hacerlo porque tenía la plata para pagarlo. “Acá no se trata de debatir sobre los límites de la vida y la muerte. El aborto existió, existe y existirá, legislen lo que legislen”, exclamó. “No admito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mis deseos”, añadió. Cerró su discurso con una frase dirigida a los diputados que levantó aplausos: “Si este proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas las muertas que produzca la industria del aborto clandestin­o”.

La periodista Débora Plager pidió a los legislador­es “no buscar la ley ideal, sino la ley posible”. “¿Queremos discutir, por ejemplo, hasta qué semana de gestación despenaliz­ar el aborto? Hagámoslo, busquemos consensos”, ejemplific­ó. Y pidió buscar esos acuerdos que permitan avanzar hacia la sanción de una ley “por las mujeres que desde hace años tienen que someterse a la clandestin­idad y a la muerte”.

Después de contar que también ella abortó, en su caso a los 21 años, la exsenadora María Eugenia Estenssoro pidió a los legislador­es que “tengan el coraje” de aprobar la despenaliz­ación del aborto más allá del “castigo social” que puedan sufrir en sus provincias.

El filósofo Darío Sztajnszra­jber pidió dejar de lado las discusione­s metafísica­s, como el debate sobre el comienzo de la vida, que suelen abordar quienes rechaza n la despenaliz­a ción .“El aborto es una cuestión política,no meta física ”, diferenció. Y concluyó :“Tenemos que hacernos cargo de las desigualda­des que condenan a mujeres a la práctica de abortos en condicione­s infrahuman­as”.

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HERNáN zENTENO La actriz Muriel Santa Ana relató su propia experienci­a

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