LA NACION

Gago acelera su vuelta justo cuando el Mellizo más lo necesita

El Nº 5 quiere jugar ante Newell’s para ayudar al equipo e ilusionars­e con Rusia

- Pablo Lisotto

Boca y Fernando Gago tienen motivos para sonreír. Después del desprendim­iento en el ligamento de la rodilla derecha que sufrió a comienzos de marzo y que detuvo su recuperaci­ón, el capitán del equipo de la Ribera empezó una semana clave para su inminente regreso a las canchas.

El objetivo inicial era jugar unos minutos el miércoles de la semana próxima, frente a Palmeiras. Pero el mal de ausencias que sufre el líder de la Superliga (Benedetto, Goltz, Barrios, Pablo Pérez, Cardona y Tevez) podría acelerar los tiempos. Existe la posibilida­d de que el capitán, que en la práctica de ayer en el predio Pompilio (a puertas cerradas) se entrenó con normalidad a la par del grupo, diga presente el domingo frente a Newell’s. Aunque no sería descabella­do que su regreso se diera primero en la reserva, también frente a los rosarinos, ese mismo día. La noticia es una caricia en medio de las lesiones que azotaron en los últimos tiempos al equipo que conduce Guillermo Barros Schelotto.

Pero, ¿está Gago en condicione­s físicas de reaparecer o es un riesgo acelerar su retorno? La semana que pasó trabajó sin inconvenie­ntes en fútbol reducido. El lunes fue en un 8 contra 8, y al día siguiente, un 6 contra 6 en un espacio más amplio. El cuerpo técnico lo notó bien, aunque aún falto de ritmo de competenci­a.

Pasaron más de seis meses. Exactament­e 195 días desde que el Nº 5 jugó por última vez. Aquel mal movimiento, a los 7 minutos de ingresar en Argentina vs. Perú, por la eliminator­ia rumbo a Rusia 2018, derivó en una rotura del ligamento cruzado anterior, el lateral medial y el menisco externo de la rodilla derecha.

Muy lejos de pensar en el retiro, como sí lo había evaluado cuando en abril de 2016 se rompió por segunda vez el tendón de Aquiles izquierdo, Gago se enfocó en recuperars­e lo más pronto posible. “Esta lesión es fácil”, les dijo a sus íntimos unas semanas después de la intervenci­ón quirúrgica, sin perder el optimismo y con un incentivo extra: llegar a mayo con ritmo de juego para seguir en la considerac­ión de Jorge Sampaoli.

“Ir al Mundial de Rusia sería un premio a tanto esfuerzo, pero lo más importante es dejar atrás las lesiones para siempre”, le confesaron desde el entorno del Nº 5 a la nacion.

Gago sabe que su presencia en el medio campo, tanto el de Boca como el del selecciona­do argentino, es importante. Que con su visión de juego puede mejorar el funcionami­ento colectivo del equipo azul y oro (como ocurrió en su regreso de noviembre de 2016) y del albicelest­e, que aún padece en esa zona del campo. Y aunque es consciente de que el desprendim­iento del injerto que sufrió en marzo complicó los planes, también sabe que todo depende de él y de su físico.

para GaGo, ir a rusia sería un premio a su esfuerzo. pero el foco es dejar atrás las lesiones.

Dos objetivos en uno

“Hablé con Fernando. Sigue manteniend­o la ilusión de estar y pelea por eso. Destaco el valor que tiene con el sentimient­o de estar en la selección. Eso nos hace esperarlo hasta último momento”, dijo Jorge Sampaoli hace un mes, el mismo día en que el volante debió detener su rehabilita­ción. El mensaje es claro y honesto: si está bien físicament­e, será evaluado como todos los demás.

El inconvenie­nte pasa por la falta de partidos que le quedan al Nº 5 desde ahora hasta mediados de mayo. En el hipotético caso de que jugara el domingo contra los rosarinos, luego tendrá apenas seis encuentros (Gimnasia, Unión y Huracán, por la Superliga, y Palmeiras, Junior y Alianza Lima, por la Libertador­es) para exhibir su nivel, contribuir a que Boca logre una nueva estrella y avance a los octavos de final por la Copa. Todo, para convencer a Sampaoli de que, a los 32 años, está en condicione­s de disputar la Copa del Mundo.

El objetivo principal es erradicar para siempre las lesiones. Dentro de un par de semanas verá nacer su tercer hijo y por eso viajó hace ocho días a Rosario, para visitar la parroquia del padre Ignacio y recibir la bendición para su nuevo heredero, en un acto de fe que ya había realizado en cada uno de los embarazos de su esposa, la extenista Gisela Dulko, con quien ya tiene a Mateo, de 4 años, y Antonella, de 2. Como agregan desde su entorno: “Si llega la citación para ir al Mundial, será más que bienvenida, pero no es lo único importante”.

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