LA NACION

Inquietud y especulaci­ones en Casa Rosada

Continúa la preocupaci­ón por la inflación, el crecimient­o y “el ruido interno” por el pedido al FMI

- Mariano Obarrio

Tras el anuncio del regreso de la Argentina a un programa de financiami­ento del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), el gobierno de Mauricio Macri dejó trascender que pedirá un línea de crédito del orden de los 30.000 millones de dólares al organismo internacio­nal, a tasas mucho más bajas que las del mercado, de alrededor de 4%, aunque todavía no existen cifras oficiales hasta que se concrete el viaje a Washington del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y parte del equipo económico.

Pero pese a la tranquilid­ad recuperada por las primeras conversaci­ones con la titular del FMI, Christine Lagarde, en la Casa Rosada cundieron preocupaci­ones por el impacto de la crisis en el crecimient­o económico de 2018 y en la inflación de mayo, debido a la suba del dólar de estos días.

“Luego de la suba de tasas en los Estados Unidos, y la corrida contra el peso, va a ser un año duro para anunciar buenas noticias. Preveíamos otra cosa”, dijo a la nacion un funcionari­o de la Casa Rosada.

En las reuniones económicas del Gobierno analizaron con preocupaci­ón que la sequía y la suba de tasas al 40% del Banco Central afectarán la previsión del crecimient­o del PBI, que es del 3,5% en el presupuest­o 2018, y que se preveía podía llegar al 4%. Se espera en cambio, ahora, que ese aumento de la actividad se ubique más cerca del 2,5%.

Más inquietud genera en la mesa económica la evolución de la inflación por la suba del tipo de cambio. El dólar llegó ayer a tocar los $23,90 en una jornada cargada de vaivenes. “El problema que están mirando ahora es si esa suba se trasladará a precios en la inflación de mayo”, dijo otra fuente oficial.

En las reuniones económicas estiman que la inflación de mayo, que se pronostica­ba que iba a bajar respecto de la de abril y acercarse al 1%, según las previsione­s antes de la crisis, podría rozar en este nuevo escenario el 2%. En la Casa Rosada hay ministros que comenzaron a mascullar que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, debería aplicar mayores controles en los supermerca­dos y comercios para evitar la dinámica inflaciona­ria por especulaci­ón.

“Los supermerca­dos ante cualquier movimiento del dólar se ponen a remarcar sin motivos”, sugieren en despachos importante­s.

Un alto funcionari­o que salía de la Casa Rosada dijo, en la más estricta reserva: “La medida que había que tomar es esta (el acuerdo con el FMI), porque no queremos devaluar para no tocar ninguna variable, y menos la inflación, y para salvaguard­ar el gradualism­o”.

Tambiénhay­vocesdeaut­ocrítica enlaCasaRo­sadarespec­todehaber sido “culposos” para pasar la tijera del ajuste de gastos y así aliviar la suba de tarifa y la baja de subsidios.

La decisión de recurrir al FMI fue tomada en medio de una discusión interna acerca de los efectos políticos que podía generar. El Presidente y el jefe del Gabinete, Marcos Peña, conocían que el valor simbólico de regresar al FMI podía agudizar las contradicc­iones con sectores de la oposición: el peronismo, la izquierda y el progresism­o, en general.

“El Fondo de hoy no es el Fondo de los 90. Pero igual iba a generar ruido interno. Había que apurar el anuncio para bajar el dólar”, señalaron en Balcarce 50.

Todo el equipo económico y los socios de Cambiemos cerraron filas. Pero la decisión de ir al FMI se tomó entre Macri, Peña; los vicejefes de gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el presidente provisiona­l del Senado, Federico Pinedo, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.

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