LA NACION

Argentinos y rafa naDal

No actuaba sobre polvo de ladrillo desde junio pasado, debutó en el Masters 1000 de Madrid venciendo a Dzumhur y en octavos de final jugará ante Lajovic; el público lo ovacionó y disfrutó de su drive

- Silvia Pisani

MADRiD.– La sonrisa no le cabía en el rostro. Tras 39 días sin jugar, Juan Martín del Potro debutó con un triunfo y con ánimo para ilusionar en el arranque del Masters 1000 de Madrid, un torneo que siempre le trae buenas sensacione­s y experienci­as. Como quien se siente un poco en casa, aunque el polvo de ladrillo no sea lo suyo.

“Confiado”, fue la palabra que usó para definir su estado de ánimo. Lo cierto es que, sin sorpresas, pero con un poco más de dificultad­es de lo que cabría esperar, el tandilense, número 6 del ranking, se impuso al bosnio Damir Dzumhur (32º) por 6-3 y 6-3. Esos son los datos del partido con el que ayer regresó al circuito. En medio, lo que hubo fue la fiesta del reencuentr­o con los fans que no dejaron de alentarlo. Sobre todo, cuando en el primer set, Dzumhur llegó a quebrarle una vez el saque.

La mira está ahora en su próxima cita, mañana y ya en octavos de final, donde se medirá con el serbio Dusan Lajovic. “Será un partido difícil, pronosticó. “Trataré de estar bien concentrad­o y de jugar un poco mejor”, prometió.

También tuvo tiempo para hacer bromas con su famoso y poderoso drive. “¿Qué quieren? ¿Que yo diga que es la mejor? ¡no puedo! Si quieren, díganlo ustedes”, desafió. Sabe Del Potro que, entre el saque y su derecha está su mejor juego y

schwartzma­n, Delbonis y mayer, por la 2a rueda

El segundo mejor argentino del ranking ATP, Diego Schwartzma­n (16º), se medirá hoy con Feliciano López (España; 30º), no antes de las 11 de nuestro país, por la 2a rueda del Masters 1000 de Madrid, en el court Arantxa Sánchez. En el mismo escenario, no antes de las 15 y por la misma instancia, Federico Delbonis (78º) jugará frente a Dominic Thiem (Austria; 7º). Leonardo Mayer (45º), que ayer batió 6-3 y 6-4 al italiano Fabio Fognini (19º), se medirá hoy, cerca de las 12, con el español Fernando Verdasco (37º). Hoy, además, desde las 11, debutará Rafael Nadal (1º) en el torneo, ante el francés Gael Monfils (41º).

Calleri concurrió a la oficina de la asociación

Agustín Calleri, flamante presidente de la Asociación Argentina de Tenis desde el jueves pasado, concurrió ayer por primera vez a la oficina de la AAT. El futuro de Daniel Orsanic es uno de los asuntos que el cordobés intentará resolver inmediatam­ente. para eso se prepara. Para mantener el control del partido y seguir avanzando en el torneo madrileño.

Una hora y veinte minutos bastaron para que liquidara el trámite. Pero antes de irse de la cancha principal, la Manolo Santana, se demoró largos minutos saludando al público y, en especial, a la hinchada argentina. “Siempre que vengo a Madrid me siento bien. Esta fue una de las ciudades que más extrañé cuando no podía jugar”, confesó, en declaracio­nes al pie de la cancha y después de haber despedido a su rival con un abrazo. La grada, que por momentos estuvo divida en simpatías, le devolvió el piropo a la ciudad. La misma ovación con la que antes había saludado los derechazos con los que estira su cuerpo de casi dos metros para jugar.

“¡Oleeee!”, fue la primera exclamació­n de la tribuna cuando Del Potro arrancó el juego con un saque demoledor contra el que Dzumhur nada pudo hacer. Pero luego las cosas cambiaron y durante el partido más de una vez el bosnio defendió con altura, aunque sus armas no le alcanzaron. “Para ser mi primer partido en tierra después de mucho tiempo [el último había sido en junio de 2017, en la 3a rueda de Roland Garros ante Andy Murray] creo que fue aceptable. Jugué por momentos bien y eso me da un poco tranquilid­ad y confianza para lo que sigue”, señaló el tandilense.

El miedo está en sus lesiones y en el esfuerzo que hace para superarlas. Sobre todo, su muñeca. Pasar de la superficie dura a la de polvo de ladrillo le impuso un entrenamie­nto “diferente” y “específico” con el que se estuvo preparando días antes del debut. “En polvo de ladrillo no puedo hacer tanto revés de slice, que es el golpe que vine usando más por mis problemas de muñeca, pero en esta superficie no se juega mucho así, en tierra exige implicar mi muñeca al máximo, pegar con dos manos”, advirtió Del Potro.

Pero confesó que está contento porque, hasta ahora, el cambio va dando resultado. “Mi muñeca está respondien­do bien, sigo tratamient­o todos los días, estoy tranquilo, porque lo vengo haciendo bien y eso me permite jugar los tornos que quiero”, tranquiliz­ó.

La tarde arrancó nubosa y pesada. incluso, habían caído una de esas lluvias de Madrid que, al disiparse, lo dejan todo pegajoso. El partido fue en el estadio central, cuyo techo se desliza y cierra en la medida en que haga falta. Eso, precisamen­te, sucedió al poco tiempo de haber empezado el primer set. Tan silencioso que buena parte del público ni siquiera lo notó. Sí, por supuesto, los jugadores. “Es otra cosa. Se pone más pesado y la pelota va más lento. Pero no noté gran problema en acoplarme a un juego que empezó al aire libre y que terminó bajo techo”, explicó. Lejos de complicarl­o, la escenograf­ía, en su conjunto, le fascinó. “Es un estadio muy bonito para jugar”, dijo. Además, mientras sus golpes “hagan daño”, mucho no le importa.

De buen humor, impecable con la remera anaranjada con la que se presentó al diálogo con periodista­s después de un rápido paso por las duchas, bromeó cuando salieron como tema las exclamacio­nes del público cada vez que estira su brazo para pegar la derecha. “Son divertidas las exclamacio­nes”, contó. “Lo malo de ese juego del que tanto hablan es que muchas veces las pelotas, de tan fuerte, se van lejos. Algunas entran. Pero otras no y eso es lo malo”, bromeó. El próximo desafío, mañana por los 8vos de final, ya tiene rival (Lajovic). Un jugador que, a pesar de las dificultad­es, intentará derrumbar al gigante.

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