LA NACION

El poderío ofensivo, con 47 goles, fue clave para la coronación

Boca es el que más anotó en la Superliga, con una distribuci­ón muy repartida

- Franco Tossi

Boca es un merecido campeón de la Superliga. Es cierto que a lo largo del último semestre el conjunto de Guillermo y Gustavo Barros Schelotto bajó mucho su rendimient­o y algunos –pocos– equipos jugarpm mejor, aunque no lo suficiente para alcanzarlo en la cima. El bicampeón elaboró y mantuvo en su camino a este nuevo título ciertos méritos plasmados en números que explican por qué mira a todos desde arriba desde hace 516 días. Uno de ellos es un aspecto importante que planificó y soñó Guillermo desde que tomó el cargo, una marca registrada de su idea de juego: la ambición ofensiva volvió a convertir al xeneize en el equipo más goleador.

En grandes momentos se ausentó el juego. También los rendimient­os individual­es disminuyer­on. Sin embargo, en las 26 jornadas desarrolla­das (Boca cerrará mañana su participac­ión, visitando a Huracán) el poder de fuego nunca desapareci­ó. A diferencia de lo sucedido en algunos compromiso­s de su grupo por la Copa Libertador­es, la actitud de ir a buscar el triunfo en el ámbito local fue constante. Por eso no fue casualidad que el conjunto xeneize consiguier­a un gol cerca del final contra Lanús (1-0) y tres para ganarles a Tigre y Talleres (2-1) e igualar en Tucumán con Atlético (1-1).

Así, con mucha hambre en el ataque, se coronó el miércoles en el bosque platense, en el que con los dos goles de la igualdad frente a Gimnasia llegó a 47 tantos en el certamen, liderando esa estadístic­a. Claro que puede quedar relegado en la última fecha: Racing lleva 45, y Godoy Cruz, que probableme­nte finalice como escolta, cosechó 43.

¿Cómo llegó Boca a esa cifra? Son muchos los jugadores que aportaron goles, pero hay un grupo de cuatro que se destacaron marcando, en conjunto, más de una mitad de aquella cifra.

A pesar de que sufrió la grave lesión de ligamentos cruzados, Darío Benedetto fue el principal influyente. En las nueve jornadas en que llegó a participar consiguió la misma cantidad de goles, nueve, para que Boca tuviera un comienzo demoledor: ocho victorias consecutiv­as (incluio el 2-1 a River como visitante) y una derrota, el día de su rotura, ante Racing en La Bombonera. Tras perderse 18 jornadas, el centrodela­ntero terminó sin embargo como el máximo artillero del campeón, entre el menguante rendimient­o del equipo y la dificultad que tuvo el cuerpo técnico para encontrar un número 9 tan efectivo.

De hecho, recién en el desenlace del certamen apareció un delantero prolífico: Ramón “Wanchope” Ábila. El cordobés había sido importante solamente por cumplir una función diferente a aquella a la que está acostumbra­do: asistir en aquellos encuentros en los que el triunfo apareció sobre la hora. Pero se quitó de encima la mala racha con dobletes a Newell’s (3-1) y Unión (2-0) y el gol de este miércoles, que sirvió para asegurar la noche de festejos. Con esos tantos en las últimas tres jornadas y el que había conseguido ante San Martín, de San Juan, en La Boca (4-2), se anotó entre los mayores goleadores del campeón, con seis.

También Cristian Pavón también contribuyó con seis anotacione­s, y siempre en victorias. Sus víctimas fueron Godoy Cruz, Chacarita, Patronato, Colón, San Martín y Newell’s. La gran figura del campeón, de haber sido más egoísta, segurament­e habría contado una cifra mayor. Sin embargo, lo suyo estuvo en ser solidario y ceder goles (14 asistencia­s).

Pese a sus rendimient­os en la última etapa del torneo, quedó entre los mayores anotadores Pablo Pérez, que en su carácter de volante interno llegó al gol en cinco ocasiones. Un número correcto que toma mayor fuerza si se tiene en cuenta el contexto en el que convirtió: casi todos terminaron siendo fundamenta­les para que Boca alzara el trofeo. En el debut aportó uno contra olimpo y poco después, también en La Bombonera, le hizo dos a Godoy Cruz (41), el equipo que terminó siendo el rival directo en la lucha por el trofeo. Además, puso su firma a la euforia de ganarle sobre la hora a Talleres, por entonces escolta, y al gol que abrió el último partido, frente a Gimnasia y Esgrima.

Según los datos de la empresa opta, Boca tiene un promedio de 1,81 goles por partido y 41 de esos 47 tantos fueron consiguido­s con remates en el área o en la puerta de ella. En definitiva, fue un equipo que rompió redes, con un entrenador que tiene entre sus premisas la de llegar de forma clara al gol. Por eso Boca es un merecido campeón.

a peSar de la leSión, benedetto reSultó el mayor anotador, con 9 tantoS

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