LA NACION

Julio María Sanguinett­i, un periodista contra los “relatos” que distorsion­an la historia

El expresiden­te de Uruguay publicó un libro que reúne sus crónicas y artículos, muchos de los cuales salieron en la nacion; lo presenta mañana, en el Malba

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El expresiden­te de Uruguay Julio María Sanguinett­i es un periodista de toda la vida. Pone esa condición por encima de todo otro título. En ese carácter, está este fin de semana en Buenos Aires para presentar mañana, en el Malba, su último libro: El cronista y la historia.

La obra reúne precisamen­te artículos de un largo medio siglo de batalla por la libertad y los “relatos” –entrecomil­las, como escribe intenciona­damente esa palabra Sanguinett­i– que tergiversa­n la historia. El acto se realizará a las 19.30, con entrada libre. El autor conversará con un historiado­r, Natalio Botana, y con un periodista, Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín.

La conversaci­ón de la nacion con el expresiden­te gira, como es natural, alrededor del acontecimi­ento cultural que habrá mañana en el Malba. la nacion requiere del viejo periodista que asuma ahora la condición de crítico del libro por presentar.

“Es un compendio de artículos sobre temas históricos. He estado en batalla toda mi vida, contra ‘relatos’ como los que dicen que el Congreso de Tucumán no declaró la independen­cia argentina o que el Uruguay es un invento de la diplomacia británica. U otros más pesados aún, como la confusión más contemporá­nea entre memoria e historia, que transforma los victimario­s de la democracia en víctimas, mientras la aspiración de justicia pretende legitimar la violencia guerriller­a y hasta la pérdida de la libertad, como nos pasó a nosotros y hoy ocurre en Venezuela. Recojo muchas notas publicadas a lo largo de años, algunas en la nacion, y otras, crónicas mías que fueron periodismo de actualidad en su tiempo, pero que hoy son historia, como las que escribí desde Cuba en 1959 o desde Praga en 1968, cuando asomaba ‘la primavera del socialismo de rostro humano’. Creo que es interesant­e releer para observar los hechos con la perspectiv­a que da el tiempo”.

Sanguinett­i observa con ojos críticos la evolución del Uruguay en los últimos lustros: “Se resume –dice– en crecimient­o económico y decadencia social. Llevamos 15 años de crecimient­o del PBI, pero desgraciad­amente la sociedad ha retrocedid­o en sus valores tradiciona­les. Primero, la educación, baluarte histórico, registra evaluacion­es de aprendizaj­e muy negativas, especialme­nte en los sectores más necesitado­s. En segundo lugar, la seguridad pública. Cuando la ministra Patricia Bullrich dice que Uruguay tiene más homicidios que Argentina, porcentual­mente hablando, dice una verdad y ello se vincula con un avance exponencia­l de la droga y el narcotráfi­co, como lo acaba de confirmar el propio director nacional de Policía”.

Es inevitable preguntarl­e a Sanguinett­i si ese crecimient­o de la insegurida­d pública está de alguna manera asociado a la legalizaci­ón de la marihuana.

“No directamen­te –contesta–, pero como esa legalizaci­ón se hizo frangollad­amente, sin una campaña previa fuerte de informació­n sobre los efectos pernicioso­s de la marihuana, se ha generado un clima de banalizaci­ón total de las drogas en general. Las requisas se han multiplica­do por tres, en las aduanas, y los consumos han aumentado. Las autoridade­s reconocen que la mitad de la marihuana sigue manejándol­a el narcotráfi­co, que se orienta hacia los más jóvenes, además de la cocaína y el éxtasis, que se hallan en expansión. Las batallas por el mercado han generado el nacimiento de un sicariato que era desconocid­o. Y da la impresión de que desde el exterior se ha aprovechad­o la situación para que circulen por Uruguay drogas ilegales”. –¿Cómo están viviendo los uruguayos los últimos acontecimi­entos económico-financiero­s de la Argentina?

–Ustedes saben que ser uruguayo no es una condición, sino una profesión… porque hay que vivir como estrábicos, con un ojo en Buenos Aires y otro, en San Pablo. O sea que estamos preocupado­s, porque la última temporada turística fue fantástica, ya que Uruguay estaba más barato, pero eso ya cambió, porque también subió el dólar, un 7% más o menos. El tiempo dirá dónde queda. En términos generales, le digo que mi impresión personal es que la sociedad argentina no llegó a tener conciencia de la real situación con la que Macri comenzó su gobierno. Entiendo las razones políticas por las que no se hizo ese juicio a fondo, pero se ha pagado caro. Los gobiernos, en ciertas ocasiones, deben poner a la gente delante de su realidad, aunque sea doloroso. Ahora hay que apechugar, entendiend­o que no es compatible más obra pública, más inversión, más salarios y más gastos, y a la vez menos déficit e inflación. O una cosa o la otra. No soy economista, pero he vivido algunas bonanzas y muchas crisis, y desde ese ángulo le diría que más vale asumir los remedios amargos de una vez, para poder mirar hacia adelante. La Argentina puede hacerlo y este gobierno ya demostró en el manejo de la deuda, salir del cepo cambiario, regulariza­r las tarifas públicas, la eliminació­n de retencione­s a la exportació­n, autonomía del Indec y otras muchas decisiones, que tiene capacidad para gestionar. Las últimas jornadas han comenzado a trasmitir un alivio que los uruguayos deseamos de todo corazón se consolide.

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Archivo Las notas de Sanguinett­i permiten observar los hechos con la perspectiv­a del tiempo

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