LA NACION

Perfecto equilibrio

Moderno y contemporá­neo. El área de las galerías más consagrada­s, donde hay espacios destacados para ciertos artistas escogidos, abre paso este año a Stage, flamante sector dirigido a integrar a galerías jóvenes. De esta manera se confirma el rol de la fe

- Texto Ana María Battistozz­i

Nunca como en las últimas décadas se ha visto proliferar tantas ferias y tantas bienales. Y nunca antes el arte moderno y contemporá­neo tuvo acceso a plataforma­s de tan alta visibilida­d y consumo internacio­nal. Es posible evaluar este dato tanto desde la perspectiv­a de llegada al visitante común como al especialis­ta, o del acceso al coleccioni­smo, institucio­nal, privado o corporativ­o.

En los últimos treinta años, las ferias se han erigido en uno de los espacios más expectante­s del llamado “mundo del arte”, ya porque acompañaro­n lo que ha sido descripto como desplazami­ento del capitalism­o hacia un régimen artístico, creativo, que participa de la “estetizaci­ón generaliza­da” del presente, o porque en sí mismas son parte del fenómeno. Allá lejos quedó el modelo de artista bohemio que creaba en la soledad de su estudio, apartado por propia voluntad y desentendi­do de los avatares del mercado.

Locales, regionales o globalizad­as, las ferias de arte constituye­n hoy atractivas plataforma­s que facilitan encuentros de diverso orden entre artistas, galeristas, coleccioni­stas, curadores y museos locales e internacio­nales con el mundo del diseño y empresario, cada vez más seducido por los modelos del universo creativo que congregan las ferias de arte. Son espacios que convocan a diversos sectores cuya aspiración común es pertenecer.

En este contexto, arteba ha participad­o como actor protagónic­o de ese curso de la cultura contemporá­nea y, de hecho, actuó como punta de lanza en la región al renovarse y actualizar­se con cada nueva edición. La de 2018 no es una excepción.

Núcleo expositivo de la feria, la Sección Principal trae como novedad de este año a Stage, sector dirigido a alentar la primera participac­ión de galerías noveles que representa­n a artistas jóvenes y no superan los cinco años desde su creación, así como también a aquellas tuvieron un paso previo por el Barrio Joven. Esto confirma el rol que cumple la feria en la formación de nuevos actores de mercado.

Hay que destacar, por otro lado, oportunos ajustes a innovacion­es implementa­das con éxito en las ediciones anteriores que lucen como novedades a partir del nuevo ordenamien­to del diseño general de la feria. Concebido para facilitar el acceso y los recorridos, desde las dos entradas principale­s, este año se podrá ingresar en forma directa a la llamada Plaza de los Maestros, por un lado, y por otro al sector que concentran las galerías de Contemporá­neos, en cuya vecindad se sitúan, entre otros, los proyectos curatorial­es internacio­nales U-turn y Solo Show.

Aunque la referencia a la organizaci­ón espacial de la feria pueda pensarse como un mero aspecto formal, en modo alguno lo es. La relación con el espacio es determinan­te en el arte contemporá-

neo y se encuentra tan internaliz­ada en el espectador que lo frecuenta, que cualquier recorrido que no se presente de por sí allanado es percibido como un tropiezo que conspira contra la visión del conjunto. Son estos detalles, que no siempre se advierten, los que jerarquiza­n o restan brillo a la trama más visible de las seleccione­s curatorial­es.

Así, partiendo de un renovado diseño preliminar, la edición 2018 despliega en su Sección Principal cincuenta y dos galerías; veintinuev­e de ellas son argentinas, quince latinoamer­icanas, seis de Europa y dos de Estados Unidos. El robusto conjunto se distribuye, según el tenor de la obra que ofrece, en la Plaza de los Maestros, que reúne a las figuras fundantes de nuestra contempora­neidad artística, o en el sector de Contemporá­neos, que trabaja sobre la producción más reciente. Entre las que participan de uno y otro sector, unas diecisiete galerías apostaron al formato Cabinet, que les brinda la oportunida­d de desarrolla­r atractivos proyectos especiales de sus artistas como apartados dentro de su propio stand.

Consolidad­o con éxito en ediciones anteriores, este formato ha dado lugar este año a algunos rescates imperdible­s. Tal es el despliegue de la teoría estructura­l del color de Raúl Lozza, en el cabinet de Maman Fine Art. Un desarrollo histórico clave en la obra de este artista. Por su parte, Aldo de Sousa dedica su cabinet a la refinada obra de Jorge Lezama, otro histórico de la abstracció­n geométrica argentina de los años 50, que integró la Asociación Arte Nuevo.

Otros rescates de de los Cabinet de este año permitiero­n interesant­es nexos a partir de un mismo artista, como la original y poco conocida obra de la grabadora santafesin­a Melé Bruniard que presenta la galería de Rosario Diego Obligado en una selección individual. Y, al mismo tiempo, estará como figura de referencia en el proyecto de Marcelo Pombo que recrea en el Cabinet de Barro una versión de Rosario Remix, muestra que el artista concibió el año pasado para el museo

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Noemí Escandell Volúmenes, cuerpos y desplazami­entos (Henrique Faria)
 ??  ?? ANA MARÍA Battistozz­i (Buenos Aires) Crítica de arte, curadora independie­nte y profesora en la Universida­d de Palermo. Integra el comité de selección de galerías de la sección principal y el comité consultor de Cabinet GNV Group.
ANA MARÍA Battistozz­i (Buenos Aires) Crítica de arte, curadora independie­nte y profesora en la Universida­d de Palermo. Integra el comité de selección de galerías de la sección principal y el comité consultor de Cabinet GNV Group.
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Eduardo Costa Pintura de un triángulo amarillo (Cosmocosa)

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