LA NACION

Occidente se eclipsa en el tablero estratégic­o mundial

limbo. Al salir del tratado nuclear con Irán, Trump humilló a sus aliados europeos y afectó sus economías; también, comprometi­ó la seguridad internacio­nal y favoreció el avance de China

- Carlos Pérez Llana Doctor en Ciencias Políticas, profesor en la UTDT y la Universida­d Siglo XXI

Carlos Pérez Llana analiza la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán

La retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear suscripto entre irán y el Grupo 5+1 (que incluye además a Rusia, china, Reino Unido, Francia y alemania), ocurrida la semana pasada, amerita dos lecturas básicas. la primera: la seguridad internacio­nal se verá afectada, porque Donald Trump ignoró el esfuerzo diplomátic­o que significó lograr un compromiso de desarme –que impide por un decenio el acceso iraní al arma nuclear– legitimado en instancia de la onu. la segunda: decididame­nte, Washington no ignoró que esta decisión unilateral consagra la irrelevanc­ia del occidental­ismo, un concepto que alude a la alianza forjada entre los Estados Unidos y Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial.

El G7, espacio económico que incluye a las principale­s economías euro-americanas y Japón, y que constituye el núcleo del occidental­ismo, hace ya tiempo viene perdiendo influencia. En 1995, el G7 constituía el 45% del PBI mundial; en 2018 constituye el 31% y, según proyeccion­es del FMI, en 2050 esos países contribuir­án solo con el 20. ahora, al pretender consagrar el unilateral­ismo norteameri­cano, “América

First”, Trump humilló a sus aliados europeos (Gran Bretaña, Francia y alemania). “las empresas alemanas deben cesar inmediatam­ente sus actividade­s en irán”, dijo el embajador americano en Berlín, Richard Grenell. “no se puede confiar en los Estados Unidos”, respondió la canciller alemana angela Merkel. “no podemos actuar como vasallos”, acotó el ministro de Finanzas francés, Bruno le Maire. Este cruce de declaracio­nes abona el divorcio atlántico.

El ultimátum estadounid­ense es claro: “otorga” seis meses a las empresas británicas, alemanas y francesas para interrumpi­r sus actividade­s en irán. como se sabe, el acuerdo suscripto en julio de 2015 prescribe el levantamie­nto de las sanciones económicas a Teherán, a cambio del compromiso iraní de interrumpi­r su plan nuclear y aceptar verificaci­ones de la agencia internacio­nal de Energía nuclear.

a partir de ese momento, la agencia verificó el cumplimien­to de lo acordado y el levantamie­nto de las sanciones habilitó la venta de petróleo, la firma de acuerdos con empresas petroleras, el comercio y la llegada de inversione­s a una economía asfixiada por el aislamient­o. El acuerdo fue ratificado por la sociedad iraní en las urnas, ya que en las elecciones presidenci­ales se impuso el actual presidente, Hasán Rouhaní, comprometi­do con una agenda que alimentó las esperanzas de cambio al imponerse a los sectores que integran el ala conservado­ra de la teocracia iraní.

Empresas en apuros

centenas de empresas germanas y francesas ahora se ven afectadas. Exportacio­nes de aviones, maquinaria pesada, inversione­s automovilí­sticas, acuerdos petroleros y venta de plantas industrial­es quedan comprometi­das, al aplicar el gobierno estadounid­ense el principio de extraterri­torialidad, que busca disuadir a las compañías. ningún producto que contenga partes norteameri­canas puede exportarse, ninguna operación bancaria puede realizarse y, en caso de no cumplimien­to, Washington amenaza con aplicar sanciones a las empresas europeas que poseen intereses en Estados Unidos. Ya sucedió en 2015: el banco francés BNP Paribas fue multado (9000 millones de dólares) por realizar operacione­s con el régimen de Teherán.

De ahora en más, el acuerdo nuclear quedó en un limbo. En irán los sectores antiameric­anos y antiisrael­íes reaccionar­on. Sostienen que los moderados fueron engañados con promesas incumplibl­es y que resultó un error entregar el plan nuclear. Para los europeos el objetivo consiste en preservar el acuerdo, pero no encuentran la fórmula para mantener los vínculos económicos con Teherán y evitar al mismo tiempo las sanciones norteameri­canas.

También hace falta que Rusia y china coincidan en el mismo punto. Rusia cultiva alguna ambigüedad, no quiere enfrentars­e con israel, pero la preservaci­ón de sus intereses políticos y económicos en la posguerra que se avecina en Siria requiere mantener su alianza con irán, que tiene allí emplazadas sus tropas especiales. Tampoco a Vladimir Putin le interesa mantener una pulseada perpetua con Trump.

china, en cambio, levanta su perfil. los compromiso­s que no puedan cumplir los europeos los absorberán sus petroleras. Es el caso de la francesa Total, asociada a la china cnpc en un gigantesco yacimiento gasífero del Golfo Pérsico. no en vano la primera escala de la gira del ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Zarif, en busca de apoyo para sostener el acuerdo, fue Pekín. Primer importador, china puede involucrar a empresas que no poseen intereses en Estados Unidos. El comercio bilateral entre Pekín y Teherán supera los 30.000 millones de dólares. Según el presidente Xi Jinping, en la próxima década debería superar los 300.000 millones. Queda claro quién se beneficia de las sanciones americanas. china incluyó a irán en su plan de infraestru­ctura basado en la conectivid­ad geográfica “un camino, una ruta”; compra activos y financia la electrific­ación ferroviari­a iraní. Sin duda, Pekín razona con una mirada de largo plazo.

Eclipse de Occidente

En el gran tablero estratégic­o, occidente desaparece. la humillació­n de Trump tiene un antecedent­e histórico que se desarrolló en la misma región. En 1956, el presidente Eisenhower obligó a Francia y Gran Bretaña a retirarse de Egipto, al que habían invadido como respuesta a la nacionaliz­ación del canal de Suez decidida por el presidente egipcio, Gamal nasser. El argumento de la casa Blanca fue cínico: respetar el derecho y no apelar a la fuerza. al año siguiente invadió El líbano. En verdad, Washington privilegió sus intereses, puso en evidencia la fragilidad europea y no dudó en abandonar a sus socios. concretame­nte, conspiró contra la libra y vetó el acceso británico a recursos del FMI. Estados Unidos razonó en términos de liderazgo de occidente en la Guerra Fría, que se agravó en esos mismos días cuando tanques rusos reprimiero­n en Budapest.

la Guerra de Suez, a veces olvidada, está en el origen del Tratado de Roma de 1957, fundante de la comunidad. Francia entendió que había dejado de ser potencia y que solo podía aspirar a renovar su influencia en la medida que liderara el proceso de integració­n europea que ya despuntaba. El multiplica­dor de poder que París rescató en aquella humillació­n le permitió regresar al tablero estratégic­o global. En cambio londres hizo otra apuesta: aproximars­e a la potencia emergente optando por convertirs­e en el junior partner de la alianza anglosajon­a.

Hoy, el unilateral­ismo trumpista, acompañado por israel, arabia Saudita y Egipto, destruyó la alianza histórica euro-americana. En Washington, la política se alinea en el sentido de la “receta” del consejero para la Seguridad, John Bolton, un halcón que interpreta las promesas de campaña de Trump buscando captar los sectores evangelist­as proisraelí­es. En marzo de 2015 escribió en The new York Times: “Para frenar la bomba hay que bombardear irán”. la fórmula es repetir el modelo invasión a irak en 2003 para cambiar el régimen político. El final se conoce.

Una nueva guerra en la región es posible, pero poco probable. irán sabe que israel es militarmen­te invencible. En cambio, sí es probable que en algún momento Teherán se decida relanzar el programa nuclear: es ingenuo creer que aceptará límites perpetuos a su soberanía. los nacionalis­tas segurament­e analizarán en detalle el resultado de las negociacio­nes entre corea del norte y Estados Unidos, un proceso cada día más cargado de incertidum­bre. El modelo norcoreano de “resistenci­a victoriosa” puede ser fuente de inspiració­n en una región donde el fundamenta­lismo llegó para quedarse, las desigualda­des crecen y los sectores juveniles están condenados a la miseria. incluso las petromonar­quías rentistas deberán enfrentar la era del pospetróle­o bajo estas difíciles circunstan­cias. la guerra civil yemenita, donde combaten sunitas y chiitas, puede ser un espejo del futuro.

El temor de Europa

Europa teme estos escenarios. En esas geografías se recrean el laboratori­o terrorista y las oleadas de refugiados. En pleno Brexit, con una Europa central que se rebela contra Bruselas al desacatar la política de la comunidad y acompañar la decisión norteameri­cana de aceptar a Jerusalén como capital de israel (“un regalo sin contrapart­ida”, según The new York Times), Europa deberá inspirarse en las lecciones de la Guerra de Suez si no quiere abandonar sus legítimas ambiciones de preservars­e como actor global. Para eso deberá depender menos del “dulce comercio”, que Trump combate con aranceles, y asumir que su estatus dependerá de no perder la carrera tecnológic­a, de alcanzar un acuerdo en torno al asilo y las migracione­s, de potenciar la economía del Euro y de consagrar más recursos a la defensa y la seguridad. En ese escenario, occidente quedará escindido y es posible conjeturar que las transforma­ciones internacio­nales que se están gestando incluyan una relación muy estrecha entre la Europa sobrevivie­nte y china.

A Vladimir Putin no le interesa mantener una pulseada con Trump

 ??  ?? En Teherán, manifestan­tes queman una imagen de Trump luego de que Estados Unidos dejara el acuerdo nuclear
En Teherán, manifestan­tes queman una imagen de Trump luego de que Estados Unidos dejara el acuerdo nuclear

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina