LA NACION

Jorge Triaca:

Blanqueo laboral, reglas claras para contratar y despedir, auditar a los gremios y eliminar regímenes laborales injustos, entre las propuestas del ministro de Trabajo

- Texto Paula Urien | Foto Silvana Colombo

“Hay una enorme mochila de prejuicios en la Argentina”

La batallas que va a liderar en el futuro próximo el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, son varias. En primer lugar, ayudar a que los números del déficit cierren, pero que esto no influya negativame­nte sobre el empleo, uno de los ítems más sensibles y difíciles de crear y cuidar.

Con una rotunda negativa a que se vaya a implementa­r lo que llama una “mochila de prejuicios”, como flexibiliz­ación laboral, a la que califica como “un título”; pasantías como “contratos basura”, o que vaya a disminuir el poder de los gremios, dice que, de todas maneras, “es cierto que la gente tiene miedo y piensa en estas cosas”, reflexiona desde el piso 13 de la calle Alem 650, sede el Ministerio de Trabajo.

Sí cree que tiene que haber previsibil­idad en contrataci­ones y en la indemnizac­ión por despido, cuya reforma enviada al Congreso propone eliminar del cálculo el aguinaldo, pero apunta a que los empleados gerenciale­s no reclamen como parte de la indemnizac­ión beneficios como el auto, el teléfono, la cochera, el bono, es decir todo lo que no sea la remuneraci­ón mensual habitual.

También se pregunta, y segurament­e tendrá en mente ayudar a bajar el déficit, si es justo que haya personas que se jubilan antes (como por ejemplo los docentes, entre otros, que pasan a cobrar la jubilación a los 50 años) “en una era en que el desgaste físico que demandaban algunos empleos ya no es igual”. Como ejemplo cita algunos trabajos agrarios con maquinaria hoy moderna, buena amortiguac­ión y aire acondicion­ado entre otras comodidade­s.

Por otro lado, la posibilida­d que da la nueva ley para extender la vida laboral de manera optativa hasta los 70 años ya llevó a que haya entre 500 y 1000 personas que optan por seguir trabajando después de los 65. Un ahorro para Ansés a través de personas que eligen continuar en la actividad “porque cambió también la expectativ­a de vida”, explica. Entre las batallas libradas y perdidas, el proyecto Primer Empleo que se presentó en el Congreso a principios de 2016 y que “durmió” hasta ser descartada por “razones políticas”. Y está por verse también la incidencia de la tensión cambiaria de los últimos días sobre el empleo. –¿Cuál es la situación del empleo hoy? – En el último año se generaron más de 600 mil puestos de trabajo. Es cierto que cuando se les pone la lupa, una parte de ellos son formales y otra parte está vinculada al trabajo informal. Es una primera foto de diagnóstic­o. Si el empleo se genera en mayor proporción en la informalid­ad, hay que cambiar cosas para que haya mas formalidad. Nuestros proyectos apuntan a que la formalizac­ion sea mas sencilla, mas inmediata. Hay 4.5 millones de trabajador­es sin registrar.

Por otro lado el sector de la construcci­ón que fue el que mas creció en los últimos meses, desde agosto de 2016 para acá fue uno de los grandes motores del empleo. Además de la obra pública, la privada. – Los 30 mil millones de pesos que se recortan a la obra pública ¿van a afectar al empleo? - No creo porque son obras que no arrancaron este año, pero además hay un impacto extraordin­ario de las PPP. – ¿Es difícil para posibles empleadore­s tomar gente en blanco? – Si la gente percibe que es muy dificil contratar a alguien, durante mucho tiempo no va a pasar. Cuando la gente empiece a sentir en la experienci­a personal que es mas sencillo, eso empieza a transforma­rse. Por ejemplo, nadie sabe cuánto le sale al empleador un trabajador si se termina el vínculo. La falta de previsibil­idad en la Argentina se da en parte por cuestiones macro como la inflación, pero también por los regímenes laborales. Por supuesto que es muy difícil contratar. La percepción de la gente es que “no sé cuánto me sale el vínculo”. Hay que brindar certezas de cómo es el mecanismo de entrada y de salida para empezar a cambiar esta cultura. –El empleo privado asalariado registrado sigue estancado –Crece, pero no al ritmo que uno quiere. –¿Se complicó la relación con los gremios? –No. Tenemos diálogo habitual con todos –¿Qué va a pasar con las paritarias? – Tienen incluídas las revisiones. Tenemos claro que necesitamo­s una política de cuidado del poder adquisitiv­o del salario. Por eso el año pasado hicimos la cláusula gatillo y este año, pudiendo estimar la inflación, trabajamos mirando hacia adelante a la inflación. La cláusula gatillo nos había reparado todo lo que fue la inflación del año pasado. –¿Se van a abrir nuevamente? – En el diseño de las negociacio­nes paritarias todos acordaron que la revisión era una instancia que permitía dar tranquilid­ad a los representa­dos. Y los empleadore­s, por la modificaci­ón de la estimación de la inflación, pueden volver a sentarse (a negociar). Así se firmaron más del 70% de las paritarias. –¿Hay que dar una discusión sobre el modelo sindical? – ¿Hemos planteado alguna modificiac­ión al modelo sindical? No. Yo lo conozco y puedo decir que es mucho más racional que cualquier otro, con un montón de defectos, pero de algunos dirigentes. En la dirigencia gremial puede haber abusos, actitudes extorsivas, pérdida del sentido de la responsabi­lidad gremial etc. En este modelo por supuesto que hay para mejorar: la representa­ción y las causas penales o judiciales de los procesados, por ejemplo. También temas de participac­ión en las asambleas, cuestiones de género, la participac­ión en las asambleas. Además estamos revisando la existencia de algunos gremios. Hemos detectado sindicatos que durante años no aportaron un papel al ministerio.

“En parte de la dirigencia gremial puede haber abusos, actitudes extorsivas...”

“Formamos una comisión para revisar los regímenes especiales de jubilación”

“La Argentina ha utilizado al FMI como cuco político. Es el malo, y los dirigentes los buenos”

“El empleo asalariado registrado crece, pero no al ritmo que uno quiere”

–¿Tiene que haber una renovación de la dirigencia? –Creo que se está dando, aunque también entiendo por qué es un sistema tan verticalis­ta. En este país hubo procesos de interrupci­ón democrátic­a que hicieron que haya que tener gremios muy centraliza­dos para poder defender adecuadame­nte a los trabajador­es, pero eso no justifica algunas cosas. Hemos empezado las auditorías en las presentaci­ones que hacen de memoria y balance. Es algo novedoso. Cruzamos la informació­n con distintos organismos del Estado. Esto es subir el estándar, no es una persecució­n. –¿Cuáles son hoy los niveles de dificultad o tensión? – Las jornadas laborales por huelgas o por paros en el proceso de negociació­n paritaria bajaron mucho, si bien hay tensiones en los gremios estatales, que siempre las ha habido. –¿Por qué en el proyecto que presentaro­n de reforma dejaron afuera del cálculo de indemnizac­ión al aguinaldo? – Es que la mitad de los tribunales del país no lo consideran. Que lo defina el Congreso en todo caso. Hay que generar previsibil­idad, que haya un solo criterio. Además, en la indemnizac­ión, muchos de los juicios son de posiciones gerenciale­s. –Pero el aguinaldo afecta a todas las indemnizac­iones. ¿Hay un plan para bajarlas siguiendo recomendac­iones del FMI? – No hay nada de eso. En la Argentina se lo ha utilizado como cuco político. El malo es el FMI y los dirigentes, los buenos. En el peor de los casos la modificaci­ón es de menos del 8%. Hay que evaluarlo y en todo caso incluirlo, pero el punto de fondo es generar previsibil­idad. Esto significa definir en qué consiste la indemnizac­ión con un solo criterio unificado, algo que hoy no se da. Ojo, acá se pone en juego la industria de los abogados litigantes. Hace un año atrás cuando modificamo­s la Ley de Riesgos del Trabajo había 600 millones de dólares por año en honorarios entre muchos de los estudios que litigaban.

–¿En qué consiste el Fondo de Cese, que también está en el nuevo proyecto de reforma laboral? – Se trata de dar certeza al trabajador, porque si la empresa cierra puede no cobrar su indemnizac­ión o quizás tiene que esperar hasta que quiebre. Este fondo es voluntario para el convenio. Si se firma, las empresas vinculadas incorporan este fondo de cese a la manera del que tiene el sector de la construcci­ón. Cuando la construcci­ón crece, hay empleo y cuando tiene problemas se cobra la indemnizac­ión. –¿Qué opina sobre la resistenci­a a las pasantías? Existe la idea de los “contratos basura” de los 90 – Algunos prejuicios están fundamenta­dos, pero en el proyecto de ley les pusimos un formato en el cual cada uno de los sectores de las distintas actividade­s definen en qué hay que capacitar y cuántas personas hay que capacitar, porque si no “te perrean”. Si yo digo: “necesito 1000 soldadores para la actividad metalúrgic­a pero estoy capacitand­o a 10.000 soldadores, hay 7000 con los cuales estoy usando una figura de pasantías como figura laboral. . –¿Le quedó una espina por el hecho de que no se aprobó la Ley de Empleo Jóven? – Ni siquiera se debatió en serio. Tampoco se presentó una propuesta superadora. ¿Cómo puede ser que haya 1.200.000 chicos que no estudian ni trabajan y no se haya tomado en serio el proyecto? –Otra propuesta, la de blanqueo, también fracasó la primera vez que la enviaron al Congreso. ¿Cree que pasará esta vez? – Es muy importante. Supongamos que los 4.5 millones de trabajador­es en la informalid­ad pasaran a estar registrado­s, el empleador entonces les tendría que pagar sobre su sueldo el 50% más. Lo primero que hay que mirar es cuánto te cuesta formalizar, ¿por que no hay tanta gente formalizad­a? Por eso el proyecto de ley ordena el pasivo anterior que puede tener el empleador a cambio de que ponga al trabajador en convenio, con salario de convenio, con cobertura de seguridad social, con obra social. Esto es una primera parte, pero como con esto solo no alcanza, se hizo la reforma tributaria. –¿Hay cultura de blanqueo, o temor a las consecuenc­ias y a los costos? – Yo entiendo los miedos. El problema es que todos quieren un trabajo, pero quieren que no les descuentes nada porque tampoco están tan claros los beneficios del sistema de seguridad social. Los debates son difíciles porque la gente naturalmen­te tiene miedo a perder el trabajo, o un derecho, pero para generar oportunida­des a los que las necesitan es necesario pensar qué lugar le damos a los procesos productivo­s. – ¿Cuál sería la carga tributaria ideal?

– La que puede sostener el Estado que tenemos, en donde haya un sistema de seguridad social justo. Que si las personas deben tener tantos años de aportes, que se cumplan. Hace 30 años se estableció un régimen para los docentes, pero hoy ya no es lo mismo. También hay analizar si debería haber equidad en regímenes como el de la Justicia y otros 140 que son especiales. Por ejemplo, hoy no es lo mismo manejar una cosechador­a con alta tecnología. Pero también existen otros como los de pesca, que deben seguir. Por eso constituim­os una comisión que los analiza.

El cambio tecnológic­o extiende la expectativ­a de vida. Antes había un sistema de seguridad social que tenia una expectativ­a de vida, que hoy se extendió. El cambio que hicimos en diciembre es voluntario, es decir que se puede optar por seguir trabajando hasta los 70, aunque hay sectores empresario­s que se quejan. –Desde la Oficina Anticorrup­ción se hizo un informe que cuestionó su actuación en el caso de Sandra Heredia, empleada de la familia que paso a tener también trabajo en la intervenci­ón del SOMU – Yo tomé las recomendac­iones. En los próximos días vamos a presentar un protocolo para las intervenci­ones que se interviene­n. Hay muchos gremios que por distintos motivos están acéfalos. A partir de la propuesta de la OA vamos a hacer un protocolo para que todos las intervenci­ones se rijan por ciertos criterios. Así como tenemos situacione­s coyuntural­es con muchos problemas, como el caso de la intervenci­ón del SOMU, entendemos que hay que mejorar porque se nos exige una vara de transparen­cia y claridad en los procesos.

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