Sí, no y por qué: se acabaron las excusas
El rostro de Jorge Sampaoli adquirió una rigidez notable cuando la periodista de la agencia estadounidense AP lo acorraló con una pregunta fuera de guion coronada por un temible “sí, no y por qué”. Hay veces en que menos es más. Nada más eficiente que pedir un sí o un no y reclamar enseguida el por qué. Rápidamente quedó en claro que esperar una reflexión sobre igualdad de género, abuso de menores o la dimensión moral del fútbol argentino era demasiado, al menos ayer. Sampaoli zigzagueó entre conceptos como la “vigilancia tecnológica”, el “individualismo” y el “efecto mediático” y al final no necesitó decirlo para que fuera evidente: mejor háganme hablar de fútbol.
Y habló bastante de fútbol el técnico a lo largo de la hora que duró la conferencia de prensa. Un tanto confuso cuando se le preguntó si hasta el 4 de junio podría llegar a modificar algún nombre de la lista (“puede haber algunos condicionantes, un montón de imponderables”) y mucho más claro cuando se le insistió en el planteo táctico: volvió a insistir en que no importa si se defiende con tres, cuatro o cinco. “Todo eso de que se habla no va a existir, a menos que seamos un equipo superado, atacado”.
La intención del técnico pasa por otro lado, precisamente por atacar. Nada nuevo, aunque potencialmente engañoso, porque con esa idea se llegó cuatro años atrás al Mundial. Murió en el mismísimo partido debut. Nada nuevo, también, porque en 2010 Diego Maradona armó una selección desequilibrada que se fue goleada de Sudáfrica. En todo caso, nadie podrá decirle a Sampaoli que no avisó: “Si hubieran querido otra cosa hubieran buscado otro proyecto. Yo no puedo decir lo que no siento”.
Lo que siente pasa también por una máxima: mostrame qué mediocampo tenés y te diré qué equipo es. Quizás por eso sonó dubitativa su respuesta cuando la nacion le planteó la presencia de Javier Mascherano como mediocampista y le recordó su idea original de contarlo entre los defensores, que es la función que cumplió todos estos años en el Barcelona. “Javier es central y volante por la jerarquía y experiencia que tiene”, argumentó.
¿Y Mauro Icardi? Sampaoli no solo lo dejó fuera del Mundial, también respondió a la pregunta situando al goleador del calcio por detrás de Perotti, Papu Gómez (que casi lo deja sin Biglia) y Lautaro Martínez en la enumeración. Resignada de antemano, Wanda Nara subió en simultáneo con el anuncio de Ezeiza un video en Twitter, en el que se ve al propio Icardi chapurreando un tango, nada menos que “El sueño del pibe”: “Vas a ver qué lindo cuando allá en la cancha, mis goles aplaudan, seré un triunfador”. Vale para el Inter, queda pendiente al menos hasta 2022 si se trata de un Mundial con la selección.
Y no podía faltar Lionel Messi, eje de una de las respuestas más interesantes: “Nosotros tenemos que empujar a Leo a una sintonía que lo emocione, que lo seduzca, que no lo haga responsable. Nosotros necesitamos que los jugadores se hagan responsables de su realidad”. Si logra esto último habrá recorrido gran parte del camino que necesita para que el Mundial le ofrezca esperanzas a la selección.
Lo cierto hoy es que acá están, estos son: definidos los 23 que van a disputar el Mundial, el entrenador de la selección no tiene excusas. Cuenta con un amplio equipo técnico y pudo ver, en cualquier lugar del mundo, a los jugadores que le interesaron. Los 23 anunciados confirmados son, guste o no, la selección de Sampaoli. La selección argentina. Y que Sergio Batista hablara de Leonel cuando quería decir Lionel y Maradona se refiriera a Lío en vez de Leo solo puede ser comparado con que Sampaoli rebautizara hoy como Banegas, con “ese”, a Éver Banega. Pero, más allá de la anécdota, las (malas) historias no tienen por qué repetirse. Hay un técnico, hay un equipo y hay todo un Mundial por delante.