LA NACION

La falla estructura­l que esconde la lista de Sampaoli

- Cristian Grosso

Pasó la intriga. Ahora la ansiedad reclama los 11 para el debut con Islandia. Con la duda en el arco, apueste por Romero o Caballero; Mercado, Fazio, otamendi y Tagliafico; Lanzini, Biglia, Lo Celso y Di María; Messi y Agüero. Y detrás de los titulares, ¿cuál es la profundida­d de la nómina, está preparada para un plan de contingenc­ia? La lista esconde una falla estructura­l. El plantel aparece desbalance­ado en tres posiciones clave, en un triángulo defensivo sin reposición. La base que dibujan los zagueros centrales, Fazio y otamendi, con el vértice más adelantado, Biglia, casi no tendrá recambio durante la Copa.

Piezas que podrán quedar a la intemperie porque la única solución será echar mano a Mascherano y Rojo, opciones insuficien­tes en cantidad y por su actualidad. Mascherano desafía con su sentido de pertenenci­a el indisimula­ble declive deportivo que lo llevó al mercado chino y Rojo jamás logró afirmarse en Manchester United después de la operación de ligamentos en su rodilla izquierda. El mazazo de España los dejó en evidencia.

Solo al improvisad­o de Maradona le ocurrió algo similar para Sudáfrica 2010, cuando apenas se reservó a Mascherano y a Bolatti para el eje central. La historia de las últimas décadas va a contramano de lo que acaba de resolver Sampaoli. Basile apostó por Redondo y Simeone en 1994, pero también llevó a Mancuso y a Basualdo. Passarella se cubrió con Almeyda, Simeone y Astrada en Francia 98. Bielsa, en 2002, repitió a Simeone y Almeyda, y sumó a Claudio Husain. Pekeman creyó en Mascherano y Cambiasso, y en caso de emergencia contaba con Coloccini que traía rodaje como volante en La Coruña. Y Sabella, sin dudas, fue quien más se preocupó por oxigenar el medio en Brasil 2014: a Mascherano y Biglia los acompañaro­n Augusto Fernández, Gago y Enzo Pérez.

La lista se distingue por la elaboració­n de juego y la artillería ofensiva. Pero se escuchan crujidos por la superposic­ión en algunos lugares y una sensación de desprotecc­ión entre los zagueros y el N° 5. Si Rojo y Mascherano no siembran garantías, tampoco otras opciones. Banega no siente ser el mediocentr­o de corte, el amistoso con Nigeria ya lo expuso. Mercado y Tagliafico podrían cubrir la zaga, entonces se entiende mejor por qué era imprescind­ible la inclusión de Ansaldi para tomar la posta en cualquiera de las bandas. Y eso rompió en mil pedazos el ticket para Pizarro, que al menos hubiese ofrecido un matiz en la zona medular. El callejón central puede ser un desfilader­o sombrío si el equipo traspapela la hoja de ruta ideal.

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