La farsa de Maduro
En medio de denuncias de fraude y de compra de votos, con los principales referentes de la oposición proscriptos y una elevada abstención electoral, que se reflejó en centros de votación prácticamente vacíos, el dictador venezolano Nicolás Maduro se proclamó ganador de los comicios presidenciales de Venezuela.
De acuerdo con los resultados oficiales, viciados de falta de credibilidad a nivel internacional, la postulación de Maduro a su reelección obtuvo el apoyo de casi el 68% del electorado, unos 5.800.000 votos, mientras que los candidatos opositores Henri Falcón y Javier Bertucci cosecharon el 21% y el 11%, respectivamente.
Pero el dato realmente llamativo es que, si las cifras oficiales fuesen veraces, apenas unos 8.600.000 ciudadanos habrían concurrido a votar anteayer sobre un total de 20 millones de personas en condiciones de emitir sufragio. De acuerdo con estos guarismos, la proporción de votantes sobre el padrón electoral sería inferior al 45%, aunque la oposición ha denunciado que los ciudadanos que concurrieron a las urnas apenas habrían superado el 20%.
En cualquiera de las dos hipótesis, puede decirse que la abstención electoral, que había sido impulsada por la mayor parte de la oposición a Maduro, fue superior al apoyo logrado por el presidente venezolano.
Esta conclusión adquiere particular relevancia cuando se analiza el porcentaje de votantes que registraron las tres últimas elecciones presidenciales en Venezuela, que promedió el 79%, treinta puntos más que el porcentaje verificado ahora según el más que dudoso conteo oficial.
El aislamiento internacional del régimen de Maduro volvió a quedar en evidencia una vez finalizados los comicios. Mientras el presidente venezolano continuaba con su farsa electoral, un gran número de gobiernos del mundo, y de América Latina en particular, desconoció su triunfo y consideró ilegítimo el acto eleccionario. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Lima, que integran 13 países de la región, entre los que se encuentra la Argentina, rechazaron con distintos matices los comicios. El presidente Mauricio Macri señaló con acierto que solo se trató de un “simulacro” electoral, al inaugurar la reunión de cancilleres del G-20 en Buenos Aires.
El régimen chavista ha desatado una fuerte corriente de emigrantes, que se estima en cerca de cuatro millones de venezolanos que desde 1998 hasta hoy han dejado el país. La mayoría, en los últimos años, huyó de la falta de libertades, de las persecuciones políticas y del hambre que sufre un país que alguna vez fue rico y hoy está sumido en el atraso.