Gigante de 22 años
En la mesa de Mirtha Legrand, el quinto invitado de la noche contaba, sin golpes bajos, con esa naturalidad suya que encanta (aunque en este caso conmueve), que era hijo único y había vivido con su madre (que tomó para sí el doble rol tutelar ante el abandono de su padre) en Pompeya, desde siempre. Esta persona maravillosa, de las muchas que provee la Argentina al mundo, es el inventor de prótesis a medida, realizadas en impresoras 3D, que entrega personalmente a personas mutiladas que no cuentan con los miles de dólares que cuesta importarlas. Vestido de impecable camisa, saco y corbata, relató que otro de los invitados le había ayudado con el nudo de la corbata, porque él no sabía hacérselo (una de las tantas cosas que los padres enseñamos en forma natural a nuestros hijos). Pensé por un instante que todos nacemos con una heredada cantidad de potencialidades, que se acrecientan con el paso de los años, los besos, los abrazos, el apoyo y las enseñanzas paternas que este pequeño gigante no tuvo, sin guardar resentimiento por ello ante la vida.
La anécdota de Gino Tubaro, un gigante de solo 22 años y sonrisa diáfana, llenó mis ojos de lágrimas.
Juan José de Guzmán
DNI 4.450.157